Capítulo 36 - Ceremonias

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Siempre había odiado las despedidas.

Esta era una de esas ocasiones en las que te gustaría desaparecer por una, dos o quizás tres semanas y olvidarte de todo.

Toda mi familia, Julia, los padres de Ethan y yo rodeábamos el lugar dónde habíamos enterrado a Tom.

Habíamos decidido que sería una ceremonia privada, por lo que tan sólo habían acudido una veintena de personas, la mayoría amigos de mis padres.

Acomodo un ramo de flores al lado de una placa que había mandado hacer. En ella ponía la fecha de nacimiento, la fecha de muerte y un mensaje:

" Siempre te recordaremos pequeño"

Me quedo sentada con la mirada perdida en la placa.

Todo el mundo comienza a irse dejándome espacio y de repente noto la mano de mi primo Niko en el hombro.

Yo pongo mi mano sobre la suya y él se agacha a mi lado abrazándome.

Yo comienzo a llorar.

- Le prometí que volvería - digo entre sollozos - que no le fallaría como sus padres, y míralo, no está aquí por mi culpa.

- No quiero volver a oírte decir que ha sido tu culpa - dice acariciándome el pelo - Tom allí donde esté estará orgulloso de ver cómo cuidas a Julia.

Julia.

Al oír ese nombre me giro bruscamente buscándola con la mirada.

La veo llorando a lo lejos con Kate tratando de consolarla.

Me limpio las lágrimas rápidamente.

- Voy a ver qué tal está Julia - digo levantándome.

Voy hacia ellas y observó una escena que me parte el corazón: mi hermana Nicole abrazando a Julia.

Me agachó para mirar a ambas niñas y ellas al verme me abrazan ambas.

Cuando me sueltan me levanto y abrazo a Kate.

- Espero que podamos volver a tener alguna vez la misma relación que teníamos antes de que me fuera a Estados Unidos- le susurro en el oído- cuando estés preparada para perdonarme, por favor, házmelo saber.

- Ya lo he hecho, yo también quiero recuperar a mi hermana - dice susurrando en mi oído.

Yo me separo y sonrío levemente y ella hace lo mismo.

- Kate, necesito que me ayudes - dice mi padre saliendo al jardín.

- Voy padre - dice ella dejándome con ambas niñas.

Estos días Kate ayudaba a mi padre a solucionar los problemas que hubiera mientras Ethan y yo estábamos ausentes.

- Chicas, voy a ver a Ethan - digo tomándoles la mano - necesito que os quedéis con Niko - digo acercándome a él.

- Quiero ir contigo - chilla Julia.

- Yo quiero ver también a Ethan - dice mi hermana.

Niko sonríe al oír a las niñas.

Yo lo miro sin saber que hacer.

- Yo también quiero ir a ver a mi mejor amigo - dice él mirándome.

Yo sonrío al oír eso.

- Bueno... pues a qué esperamos - digo llamando a nuestro chófer por teléfono.

Niko coge en brazos a Nicole y yo avanzo hacia la puerta con Julia de la mano.

- Gracias - digo colgando el teléfono.

En el momento en el que llegamos a la salida de Palacio un coche nos está esperando.

Niko se sienta en el asiento de copiloto y yo detrás con ambas niñas.

- ¿Dónde quieren ir señores? - dice él educadamente.

- Al hospital en el que se encuentra Ethan por favor - responde Niko.

Al cabo de unos minutos nos encontrábamos en las puertas de dicho hospital.

Cómo de costumbre la gente nos miraba y cuchicheaban cosas.

- ¿Niko puedes subir tú y las niñas a la habitación?- digo yo, ante lo cual Niko hace una mueca de confusión- iré en unos minutos, solo necesito tomar la aire.

Él asiente y se lleva a las niñas desapareciendo por el pasillo.

Me aproximo hacia la máquina del hospital e introduzco una moneda para sacar una botella de agua.

- ¿Rachel?- oigo una voz conocida.

Me giro con la moneda en la mano y me encuentro a la mejor amiga de mi malvada abuela.

Yo hago caso omiso, guardo la moneda en el bolsillo e inicio de nuevo mi camino alejándome de allí.

Salgo al exterior y saco un paquete de cigarrillos del bolsillo.

Me enciendo uno y dejo que el humo recorra mis pulmones.

No solía fumar, pero en los momentos de pánico o nerviosismo siempre recurría a ellos para desestresarme.

Pierdo la noción del tiempo cuando decido que era hora de ir a la habitación.

Al llegar al pasillo en el que se encontraba Ethan saludo a las enfermeras y ellas me sonríen con gran intensidad.

En el momento en el que me encuentro a apenas dos metros de la habitación comienzo a oír carcajadas de las niñas.

- Eres idiota, si Rachel estuviera aquí ahora mismo te hubiera dicho que eres un malcriado - dice Niko riendo.

Pongo cara de asombro ante lo que oigo.

Y justo cuando voy a girar el pomo de la puerta oigo su voz.

- ¿Dónde está Rachel?- oigo esa voz tan familiar.

Mi corazón comienza a latir y las lágrimas se deslizan por mi cara.

Abro la puerta y todos se giran para verme.

Ethan se encontraba sentado en una silla de ruedas y las niñas jugando en su cama.

- Chicas, ¿quién quiere un helado?- dice Niko.

- ¡Yo!- gritan ambas al unísono saliendo de la habitación.

Niko sale y cierra la puerta.

Ethan se gira y me mira.

Yo estaba inmóvil mirándolo.

- Sé que soy guapo, pero ¿pretendes quedarte todo el día observando niñata? - dice consulta habitual tono de burla.

Yo sonrío y me acerco a él.

Me siento en una silla al lado de la suya y ambos contemplamos las vistas que había de la ciudad desde la ventana.

De repente los brazos de Ethan me rodean y me atraen hacía él.

- Nunca has sido un peso innecesario- dice mientras me acaricia la espalda - has sido un soplo de aire fresco.

Sonrío apretándole más hacia mí.

Nos separamos y nos quedamos mirando el uno al otro a los ojos.

Él comienza a aproximarse poco a poco a mi boca, y a centímetros de ella susurra: "te quiero Rachel"

Sus labios se unen con los míos y el beso se va volviendo cada vez más apasionado. Nos separamos por la falta de aire

- Yo también - digo mientras le beso de nuevo.

Aprendiendo a ser princesa (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora