Serendipia.
El aire de pronto se habia vuelto frio, lo sabia. No podía sentirlo, pero lo sabia. Mis dedos envolvieron el borde de mi camisa por un segundo. Uno pequeño. Un par de hojas otoñales que debían haberse desprendido de algún árbol volaron justo frente a mi rostro. Las atrape con un movimiento certero que hizo que la chica se sobresaltara. Mi corazón iba tan rápido que podía haber roto el granito. A pesar del frio, la temperatura en mi cuerpo aumento varios grados. Mi mente recordó inmediatamente las palabras de la Tía Ancy, que a pesar de tener tantas responsabilidades como Nathan, era un poco más estricta en lo que hacía.
Controla tu latido. Que no sepan que estás a punto de... ¿De que? ¿Explotar? Controla tu expresión, que no sepan que te duele, que te lastiman, que te están matando... No los dejes saber. Si lo saben, tendrán control sobre ti, sabrán como manipularte y como derrotarle. A ti no te rompen, tú destruyes. A ti no te derrotan, tú controlas. A ti no te harán nada, porque te temen.
—Entonces, — mi voz, suave como el terciopelo, se alzó por sobre las cabezas de todos mis altos y tensos amigos. — Hola.
El más cercano a mi era Edward, cuyo ceño estaba tan fruncido que podía haber tenido una sola ceja. Me gire hacia el, tan sonriente como podía. Edward me miró un largo segundo, y aún con el silencio rodeándonos, abrí los brazos. Nos encontramos a medio camino, él soltó una risa pequeñita y adorable que podía haber pasado por una tos leve mientras me envolvía con sus brazos.—Así que me extrañaste. — Me reí, mientras lo apretaba contra mí. Olía a perfume, un perfume agrio y dulcea la vez que no recordaba en el, mezclado con su esencia. Solté una pequeña risa.
— ¿Estas más alta? — fue lo que el pregunto, alejandose un poco de mí. Solté una risa que podía haber sido nerviosa, pero que fácilmente resultaba tierna. Un segundo después, alguien más me alejo del cuerpo de Edward, alguien fuerte y extrañamente desesperado.
— ¡Si esta más alta! — Grito Paul, zarandeándome. — No sabia que vendrías, ¡Que agradable tenerte de vuelta! ¿Cuando llegaste?
— Hace algunas horas. — Respondí, — ¿Que te sucedió en el hombro?
Paul frunció el ceño, y Edward, junto a el, también, ambos compartieron una mirada de sorpresa conjunta. Paul
vestía con un suéter grueso color vino, y la herida de debajo era invisible al ojo humano. Pero el olor era inconfundible. — Hace una semana tuvimos una batalla bastante movida. — Respondió el, ladeando la cabeza. No me fue difícil averiguar porque le dolía tanto, le habían hecho un corte bastante profundo y aun tenia la capsula articular inflamada. Solo podía haber sido titanio. — Evite que el idiota deZack hiciera una estupidez.
Escuché, con claridad, las risas ahogadas de mis amigos. Me reí con ellos, intentando sosegar la fuerte punzada de dolor que se abría paso en mi pecho ¿Dramática? ¿Exagerada? ¿Boba? Daba igual, dolía, dolía mucho. No sabía que esperar. Que hacer. Que decir. Cómo actuar. Que hacer.
Suspire, y me gire lentamente, Lista para enfrentar al dragón.La chica era muy hermosa, para ser humana, claro. Tenia una espesa y rizada cabellera que era negra como el azabache. Su piel era del tono de la canela clara, no oscura, ni blanca. Simplemente en un nivel intermedio que brillaba con el resplandor del sol. Y sus ojos. Sus ojos eran claros, pero no pude saber si eran verdes o azules. No dije nada. De pronto me sentía como la antigua Amber, intimidada y avergonzada.La mire de frente y le dirigí una mirada a Cameron, pero fue Paul quien salvo la situación, acercándose a mí. Lo vi dudar un segundo, pero luego hablo:—Estem... Ella es Eleonor. Es...um...— se giro un poco y le dirigió una mirada aAndrew— Nuestra prima.
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Lycans II: Apocalipsis
WerewolfEl tiempo ha pasado. Una nueva guerra esta por iniciar. Los Lycans ya no están a salvo. El mundo ha cambiado... Y Amber también. Todos los derechos reservados. Secuela del libro Lycans: Eclipsis.