El tiempo ha pasado.
Una nueva guerra esta por iniciar.
Los Lycans ya no están a salvo.
El mundo ha cambiado... Y Amber también.
Todos los derechos reservados.
Secuela del libro Lycans: Eclipsis.
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—Esto es malo...
—Podríamos matarlos...
—¿¡Que se supone vamos a hacer!?
—Esto está mal...
Al otro lado de la sala, sentado, estático y con la mirada perdida, estaba Cameron. No me había mirado en ningún momento, y, por alguna razón, yo sabía que no estaba enojado conmigo. Tenía algo más en la cabeza. Algo más importante. Algo que podía ser malo, o bueno... Dependiendo de que se tratara.
Pero había algo mucho más importante que eso ahora.
Estábamos atrapados dentro de la casa. Y en un día mas era Luna Llena.
—¿Qué haremos? — pregunte, en voz baja. Me di cuenta de que Kate tenía una expresión casi asesina con la que miraba a Nathan.
—¡Te dije que esto sucedería!
—¡Creí que mi padre lo tenía controlado!
—¡Nathan! — Exclamo Kate, con el tono de voz una octava más alta — ¡Sabes que tu padre no resuelve esta clase de cosas! ¡Ya no! ¿¡Porque no me escuchaste?! ¡Sabía que esto paria!
Nathan bajo la cabeza, llevándose una mano a la frente.
—¿¡Cómo se suponía iba a saberlo?! —exclamo, con la voz bastante alta. Nunca los había visto discutir, así que aquello me desconcertó. Compartí miradas con los muchachos, sin saber que hacer — ¡Esto no es mi culpa!
—¿Ah, no? — Kate, con las manos en las caderas y el pelo suelto, parecía mucho más joven con esa expresión enojada — ¿Qué no te dije que enviarían más agentes? ¡Que debíamos hacer algo cuanto antes!
Nathan desvió la mirada, y, asustada, me di cuenta de que estaba preocupado, muy preocupado. Si él se angustiaba, entonces la cosa era más seria de lo normal.
