Salte sobre Nick con tal fuerza que lo derribe. El sonido que hicimos al chocar contra el suelo fue de un cristal rompiéndose. Exclamé una disculpa, pero no pude decir nada más porque estaba demasiado extasiada y sorprendida como para poder decir algo más que Nick, Nick, Nick.
—¡No puedo creerlo! ¡Estás aquí! ¿¡Como estas aquí?! — Le golpee la cabeza— ¡Pudiste avisar que vendrías!
Nathan, que venía bajando de la camioneta plateada, me sonrió—Queríamos que fuese una sorpresa.
Cuando le solté, Nick estaba riéndose. Me puse en pie rápidamente, y le ayude a levantarse, para luego volver a abrazarlo.
—¡Amber, santo cielo!— lo oí exclamar— ¡¿Estas más alta?!
Solté un gruñido.
Nick se separó de mí sin soltarme y me miro de arriba abajo. Sentí que me sonrojaba un poco, pero lo reprimí y le guiñe un ojo. Nick me sonrió de nuevo. Seguía siendo idéntico a la última vez que le había visto, excepto su pelo, que estaba más largo. Se veía algo más robusto, también, pero no demasiado. Aunque su piel, normalmente pálida, ahora era de un tono bronceado parecido al de Andrew, probablemente por el cambio de clima. Sus ojos seguían siendo del color del ámbar, citrino, felinos, y su pelo tan negro como el azabache.
—No sabes cuánto te extrañe.— susurre.—¿¡Porque tardaste tanto en volver!?
—¡¿Yo?!— exclamo el— Solo he estado afuera por unos meses, ¡Tú te fuiste un año!
Bueno, punto para él.
—¡Quita, quita!— Andrew y Zack me hicieron a un lado y ambos se abalanzaron sobre Nick. Cayeron como los pinos del boliche, rodando como tres idiotas. Paul se bajó de la camioneta junto a Nathan y me sonrió.
—¿Los tomamos desprevenidos, no es así?
Ahora un aproximado de tres Edwards estaban uniéndose al remolino de idiotas mientras que el verdadero se paraba junto a mí con una seriedad fingida digna del rey de roma. Asentí.
—¡Claro que sí! No sabía que vendría tan pronto.
—¡Niños, niños, basta!— exclamo Nathan, viendo como Kate se acercaba para tratar de darle un beso a Nick. — ¡No se muerdan!
Kate lo repitió:—¡No se muerdan!
—¡Me duele, me duele, me due...! ¡Ay, maldita sea, Zack!— gritaba Nick.
Edward, Paul y yo soltamos risas conjuntas mientras que Camille y Mehgan se pusieron a mirar el grupo con curiosidad.
Kate logró separar el grupo luego de mandarle una mirada seria a Edward para que desapareciera los clones, él la obedeció y Kate tuvo la oportunidad de darle un beso pegajoso a Nick -El pobre tenia moretones por todos lados y el pelo vuelto un desastre-. Un aire de emoción nos cubrió a todos, una especie de... ¿Cómo decirlo? Excitación grupal, y no en el mal sentido. ¡Nick estaba aquí! Todos estábamos reunidos de nuevo, el grupo estaba completo. Era como reestablecer el hogar desde los cimientos.
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Lycans II: Apocalipsis
WerewolfEl tiempo ha pasado. Una nueva guerra esta por iniciar. Los Lycans ya no están a salvo. El mundo ha cambiado... Y Amber también. Todos los derechos reservados. Secuela del libro Lycans: Eclipsis.