Capitulo 10

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Pasado.


— Amber, ¿Estas...?— la voz de Andrew venia de muy cerca, sentí los dedos de alguien alrededor de mi muñeca: — Estas herida. Mierda, Paul, son heridas graves. Son muy graves.

— ¡Llévenla al taller, ahora! — Escuche sonidos y gritos a medias mientras se alejaban de mi. El olor a sangre, lagrimas, sudor y colonia masculina llego a mi olfato de un solo golpe. Mi mente comenzaba a ponerse borrosa. ¿Dormía? ¿Estaba dormida? Cameron no me soltó, paso una de sus manos por mi espalda y la otra bajo mis piernas y, sin hacer mucho esfuerzo, me levanto.

Mi mejilla estuvo contra su pecho durante todo el trayecto hasta el taller. Sentí brisa contra mis piernas desnudas mientras atravesábamos el jardín. Ya mas despierta, tuve conciencia de lo que sucedía. No estaba soñando. No estaba soñando. Estaba bien.

Inhala, Exhala.

La puerta del taller produjo un sonido horrible cuando se abrió: Como si alguien la hubiera forzado demasiado. La luz me dio directamente en la cara y apenas y sentí mientras Cameron me llevaba con facilidad hacia la enfermería. Susurre una queja cuando el me dejo sobre la camilla. El vacío de su cuerpo me hizo sentir incompleta. Inexacta. 

La luz comenzó a tomar mas forma. Los sonidos mas cuerpo. El ambiente mas olor. Abrí los ojos por completo, jadeando. Alguien susurraba maldiciones muy cerca de mi. Capte la luz que venia de la lámpara sobre la camilla. Rebobine mi cuerpo en un segundo, tomando el control.

— Estoy bien, — gruñí — Ya estoy bien.

Alguien se rió de mi. Me senté, mareada y avergonzada. Cameron me había soltado, pero aun estaba junto a mi. No me quito los ojos encima en ningún momento. Paul me estaba sacando el brazalete plateado de mi madre de la muñeca izquierda... Justo donde tenia una herida abierta horrorosa. Comenzaba a sanar, pero el rastro de sangre era muy feo. Tire de mi mano con algo de fuerza. Paul me miro dolido.

— Lo siento, — le dije, — Yo... No se que... — Parpadee barias veces, asustada. — Fue un sueño, una pesadilla... Yo... Yo no podía despertar.

Un par de manos femeninas me rodearon el cuello, — Amber, ¡Tienes otra herida en la nuca!

Inmediatamente Cameron se puso en pie, su mano no pidió permiso para alzarme el cabello. Al hacerlo me estremecí de dolor. A Kate se le escapo un jadeo,— Estas sangrando.

— Ya sanara, Kate.— susurre, — Estoy bien... Lo juro.

Paul ordeno a Kate que me recogiera el pelo, pero ella ni siquiera llego a tomar la coleta que Andrew le extendía antes de que Cameron casi se la arrancara de la mano. Me hizo un pequeño moño con dificultad, pero no me daño la herida del cuello en ningún momento. Anonada, me di cuenta de que Cameron estaba perfectamente, ni siquiera tenia un rasguño. El estaba a salvo. Se me escapo un suspiro. Todos los chicos traían pijamas y expresiones que iban desde el sueño hasta la preocupación, Andrew era el único que parecía un poco mas incomodo que el resto. Estaba de espaldas a mi, moviendo las manos nerviosamente. Nadie parecía ponerle atención. Paul me examino los ojos usando su lamparilla, — ¿Cómo estas? ¿Qué paso?

— Yo solo, — parpadee — Me golpee la cabeza con la cabecera... Creo. Tal vez me levante dormida.

— ¿Y la muñeca?— pregunto Cameron. Me encogí de hombros, sin dejar de verle.

— No lo se. — Susurre, avergonzada. ¿Qué mierda me había pasado? Nunca antes había tenido sueños tan horribles, tan... ¿Acaso era una premonición?— Estoy bien,— repetí, con insistencia. Paul comenzó a examinarme hasta el ultimo pelo de la cabeza con la respiración acelerada. Tuve una pequeña discusión con el mientras trataba de escabullirme de sus dedos. Sabia y recordaba que las habilidades de Paul le permitían saber cuales eran los males de una persona solo con tocarla. Pero lo mio no era un mal, es decir, no estaba herida ademas de la muñeca y el cuello. Solo estaba confundida.

Lycans II: ApocalipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora