Epílogo

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Nunca te disculpes por la locura que te vuelve una guerrera.

Mucho menos por la capacidad que tienes para defenderte, o para amar a los tuyos. Olvida ese dolor interior, esa culpa innecesaria al quitarles la vida a otros. Entierra todo tipo de sentimiento moralista en lo más profundo.

Si ellos no te tienen piedad, entonces, ¿Por qué habrías tú de tenerla?

Entre mis dedos estaba aquella foto que Felix había traído luego del enfrentamiento vaampirezco en Nueva york. El rostro de mi hermana, de facciones dulces y cariñosas, se lucia en ella.

Tan hermosa, pero tan diferente. Oh, Darcy...

La persona que había estado conmigo casi toda mi vida, que se había alejado de mi de golpe, ahora volvía y me consumía, abrumándome.

Metí la foto entre la carpeta de documentos, justo después de insertar tambien una pila de hojas donde había detalles especificos de nuestros enemigos. Lo que había traído felix, incluyendo aquella hoja de papel con lugares específicos donde debían estar las sedes importantes y quienes las manejaban. Entre ellos, aquel reiterado hombre con apellido Vega que comenzaba a volverse primordial.

Nuestras ordenes eran reunirnos con Nathan y Kate en Nueva York, para así encontrarnos con su padre, el tan conocido Señor Garred, y partir al cuerno de África  y encontrarnos con aquella línea de Lycans que, aparentemente, estaba tratando de contactarse con nosotros.

Sin embargo, antes haríamos una parada en Chicago... Donde, tal vez, podría encontrar a mi hermana.

Oh, Darcy, ¿Qué te ocurrió?

A pesar de que habían pasado mas de 24 horas desde la última vez que habia visto a Gabriel, su luz aun me mantenía llena de energía. Lista para la siguiente fase. Por ahora, mi mas grande esperanza era encontrarme con ella de nuevo, y no llorar.

Me había negado a llorar. Me había negado a sentir algo que no fuese simple expectativa. Tenía que asegurarme de que le había sucedido, y si había forma de que me reconociera. Tenia que hacerlo, y ya el plan estaba formándose en mi cabeza. Sin embargo, no esperaba demasiado. Las Erinias, como había visto, eran guerreras entrenadas, y... ¿Qué tal si Darcy prefería estar con ellas?

Era un tópico que no quería abordar, a menos que ella estuviera para responderlo.

El rompecabezas estaba tomando forma. Poco a poco, los pilares que antes nos aprisionaban comenzaban a caer. Ahora nosotros teníamos la ventaja, y nuestra mas grande fortuna eran los fuertes lazos que nos unian. Nuestra hermandad.

Quieren una pelea. Nosotros traemos una guerra.

El auto se detuvo entonces, y varios de los documentos se cayeron al piso. Cameron estaciono. El cementerio se veía bastante bello, con flores de todos los colores, arboles cuidados, césped verde brillante y un cielo azul muy poco usual en Fire'swood. El había querido hacer una ultima visita antes de llegar al aeropuerto.

Zack salio volando del auto. —¡Me hago pipííííííííííííííí!

Sonreí levemente, y cerré la carpeta con los documentos.

La radio, encendida y en una emisora informativa, sonaba con la voz de una mujer:—"Los extraños sucesos ocurridos el dia de ayer, Primero de diciembre, tienen consternados a científicos de todo el mundo. El inesperado movimiento de la falla de San Andreas que ha generado terremotos por casi todo el país ha tenido secuelas en casi todo el continente americano. Se nos ha informado que el epicentro ha sido un pequeño pueblo llamado Fire's Wood ubicado en el estado Washington, en el condado whatcom. Este extraño suceso ha sucedido, aunque en menos medida, en otros países como Francia, Albania, Etiopía, Chile, Colombia y los Países Bajos. Sabemos que principales identidades internacionales mantendrán vigilancia extrema en las fallas ubicadas al rededor del mundo, incluyendo el masivo Anillo del Pacifico. Por ahora, se esperan replicas a lo largo del país, por ello pedimos a las personas que mantengan la calma y traten de no recurrir a medidas extremas...." —le baje volumen, tratando de expulsar recuerdos de mi cabeza. En el asiento trasero, Mehgan miraba por la ventana, y Camille dormía ruidosamente sobre su hombro, cubierta de pies a cabeza por un enorme abrigo blanco, y una bufanda roja alrededor del cuello que cubria moretones que, con solo ver, me hacían sentir culpable.
Baje del auto, detrás de Cameron.

Lycans II: ApocalipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora