Capitulo 20

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Amber.

Nos quedamos cerca de una hora en la sala esperando a que Kate, Nathan y Martha salieran de la oficina principal. En cierto momento le pidieron a Paul y a Marilyn que entraran, y luego de que ellos lo hicieron el resto de la hora se volvió tediosa. A pesar de que Mehgan seguía conmigo, la notaba inquieta. Y era de esperarse, su madre era... eh... Era muy particular.

Justo un momento antes de que los grandes salieran de la oficina, Mehgan se puso en pie y salió al patio. La seguí.

Mehgan tenía el pelo recogido en un bulto pequeño justo en el tope de su cabeza. Vestía leggins negros y una camisa ancha de flores amarillas. Se veía tan ella como siempre. Sin hacer mucho ruido, me le acerque. Ella miraba el bosque, que, frente a nosotras, se veía tan magnifico y llamativo como siempre. El césped bajo nuestros pies estaba cortado, y...

—Mehgan, ¿Por qué estas descalza? —susurre, alzando la mirada hacia ella. Mehgan no me estaba mirando, miraba el bosque. Fijamente. — ¿Meh?

Trague duro, poniéndome frente a ella. Los ojos de Mehgan estaban tan fijos que daban algo de miedo. Ni siquiera parpadeaba. Di un paso atrás, hacia el bosque, y mire en redondo, en busca de algo que estuviese viendo. Pero estábamos solas, todos se habían quedado dentro.

Trate de no asustarme. Sabia, ahora más que nunca, que en algún momento Mehgan tendría que comportarse... distinto. No estaba segura de que era lo que abarcaba la palabra Nigromante, o Brujo oscuro, pero tenía la ligera sospecha de que estaba indirectamente relacionado con comportamientos extraños. ¿Y ahora que se suponía debía hacer? ¿Chasquear los dedos frente a ella? ¿Dejarla hacer lo que sea que estuviese haciendo?

Basándome en lo que se debía hacer ante un sonámbulo, no hice nada.

Mehgan no hacía nada. Y aun con los pies descalzos sobre el césped recién cortado que debía estar lastimándola, se quedó quieta. Moví rápidamente mi mano ante su cara, comenzando a asustarme más.

La deje tranquila, y trate de expulsar el miedo de mi sistema. No habían pasado ni dos minutos, cuando la oí suspirar con fuerza.

—¿Meh? — susurre.

—¿Las oyes? — me susurro ella, sin mirarme. Su voz se oía ronca y cargada de temor.

—¿Qué cosa? — susurre. Acercándome más.

Mehgan se giró hacia mí tan de repente que me fue realmente difícil no gritar.

—Nada. —susurro, parpadeando rápidamente. —Creí oír algo... Yo...¿En qué momento salimos de la casa?

Parecía verdaderamente confundida. Oh, dios. Suspire, tratando de calmar el palpito frenético de mi asustado corazón, y le puse la mano en el hombro. —Hace un par de minutos. Te quedaste aquí viendo el bosque. ¿Estas... bien?

Lycans II: ApocalipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora