Las Erinias.
Retrocedí mientras daba muchas vueltas al asunto. Nathan y Paul escondían algo. Había seguido los pasos de Paul hasta la oficina de Nathan y había escuchado sus palabras hasta que él había cerrado la puerta con seguro. La habitación era a prueba de sonido externo no era un límite para mi. Pero tampoco era una ventaja. Escucharlos era muy complicado.
Durante mucho tiempo me había hecho grandes ideas sobre lo que Nathan sabía de Mehgan. Después de lo sucedido con mi padre -Richard- era consiente de que Nathan no disfrutaba ocultandonos cosas. Pero era bastante serio, es decir, era Mehgan.
Me devolví por las escaleras que daban a la habitación de kate y Nathan y llegué al segundo piso; donde estaban las habitaciones de los chicos. Suspiré. Sabía que sería mas que duro lo que iba a suceder. Mucho mas. Algo me decía que algo iba a suceder... Como si...
Mis teorías conspiradoras me distrajeron lo suficiente como para no notar que iba a chocarme con la pared que daba a la escalera principal. Me llevé una mano a la frente, soltando una risa. Auch.
— ¿Estas bien? — Preguntó una voz a mis espaldas. Me giré, aun con la mano en la frente. Cameron se acercaba a mi rápidamente. — ¿Te lastimaste?
— No, estoy bien. No te preocupes.— Se me escapó una risa mientras me masajeaba el lugar afectado. — ¿Y tú?
El se dio cuenta de que me refería a las cortadas en su mandíbula.— Ah, si... Solo son cortes.
— Dirás; Cortes hechos con Titanio.— Me crucé de brazos, sintiéndome incapaz de rehuir su mirada. El soltó una risa ronca que hizo que me hormigueara el vientre. — ¿Cómo te los hiciste?
— Lo de siempre. — respondió él, restandole importancia. Raro. — Y... ¿Como...? ¿Como es?— alcé una ceja — ¿Como es Francia?
Nos miramos por un par de segundos muy largos. Hacía tanto que no lo miraba, que sentía que me perdía. Sonreí de nuevo.
— Es hermoso. — tragué saliva. — Aunque sin la compañía adecuada, es solitaria.
Mis palabras hicieron que él bajara la mirada. Se me hizo un nudo en la garganta.
Luego volvió a mirarme.
Nos miramos, traté de evitar a toda costa mostrarme vulnerable. Intenté, en vano, no sentir ese hormigueo suave y dulce que hacía mucho no sentía en mi cuerpo. Los ojos de Cameron decían mucho y nada. Me miraba fijamente, sus ojos denotaban tanto anhelo que me fue imposible no dar un paso al frente. Las barreras que nos separaban se fueron esparciendo como granos de arena en el aire, dejándonos solos a los dos. El pasillo se volvía estrecho, y la separación entre nosotros, frustrante.
En un arranque de valentía dí un par de pasos al frente, acercándome, e incrementando el difícil apretón que se presentaba en mi estómago. Cameron solo se quedo mirándome, su manzana de adán viajo arriba y abajo cuando trago saliva con fuerza. La indecisión estaba marcada con fuerza en el rápido latir de su corazón. Se sentía bien tenerlo tan cerca. Sus ojos negros dibujaban un lindo cuadro de acuarelas oscuras, mezcladas con su pupila, danzando. Sus cejas, oscuras y espesas, se movieron un segundo de duda, antes de que sus brazos me envolvieran con fuerza.
Mi rostro, que comenzaba a volverse rojo mas por intensidad que por vergüenza, tocó la tela suave de su camisa. Escuche claramente, con ojos llorosos y temblorosos labios el latir de su corazón, casi atravesando su pecho contra mi mejilla. Sus brazos, que podían llegar a ser tan fuertes como las rocas, me envolvieron con la misma delicadeza que el terciopelo mas suave del mundo. Sentí su respiración, pesada, fuerte y cansada, junto a mi cuello. Chocando fuertemente contra mi nuca, haciéndome sentir cosquillas. Los bordes de sus labios rozaban mi frente, y mis manos, aprisionadas entre su pecho y el mío sintieron en primer plano su pecho subir arriba y abajo por sus respiraciones. Sentí que una lagrima recorría mi mejilla y me apegué mas a el, dejando que la textura de su camisa se llevara algún rastro de mi dolor. Todo era demasiado. Él. Yo. Todo.
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Lycans II: Apocalipsis
WerewolfEl tiempo ha pasado. Una nueva guerra esta por iniciar. Los Lycans ya no están a salvo. El mundo ha cambiado... Y Amber también. Todos los derechos reservados. Secuela del libro Lycans: Eclipsis.