° Hoseok ya no sonreía brillantemente, aquel chico pasó de ser una persona amigable a un completo arrogante playboy, siendo un alfa que gozaba salir con todas las omegas que conocía.
Todo gracias al abandono de su madre a los 15 años, don...
Hoseok regresó a la casa de su padre y con una intención, observar a aquel omega de sonrisa cuadrada desde su ventana. Cansado de no verlo en el día, porque Taehyung se estaba escondiendo de él, aunque en las tardes su padre le llevaba a Myung, él quería tenerlo a ambos cerca. Fue entre sus cosas con la intención de buscar lo que escondió hace muchos años, sacó todas sus ropas, zapatos y objetos, pero no encontraba aquella caja de madera. Al poco tiempo el cuarto estaba hecho un desastre y la caja no había aparecido.
No podía haberlo perdido o botado, se acostó en el suelo pensando en donde dejó ese objeto. Estiró sus brazos haciendo que rebotaran en el piso, cuando escuchó un ruido hueco en el suelo, curioso se levantó para ver que lo provocó, se dio cuenta que una de las maderas hacia ese sonido, la abrió y quitó ese rectángulo para observar que allí estaba la caja que estaba buscando.
Emocionado la sacó, la abrió entre el polvo y lo primero que vio fue una hoja de papel escrita:
1. Comprarle una bonita caja para darle su regalo
3.Pedirle a mamá que me enseñe a preparar un pastel de chocolate
4.Comprar helado para Taehyung, pizza y gomitas
5.Comprar pastillas de menta y enjuague bucal
5.Decirle a Taehyung que se quede a dormir en mi casa
Sonrió por esa nota con caligrafía sin cuidado, la hizo para planear el cumpleaños de Taehyung, se veía algo muy inocente, pero se moría de nervios y lo estaba planeando desde hace muchos meses, inseguro de lo que podría suceder.
Atrás de esa nota estaba la cadena con un ala, la otra mitad, la sacó para apreciarla. ¿Por qué la estaría sacando en este momento? Fácil, el cumpleaños de su omega se acercaba, nunca supo si al castaño le llegó esa cadena con el dije, que él regalo hace muchos años, asumiendo que no fue así porque nunca la vio en su cuello, pero esta vez le regalaría la suya.
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Esa cadena era especial, ya que su abuela se la obsequió, con el fin de dársela a la persona que quería y había elegido unir su vida. El cumpleaños sería dentro de poco, por mientras la cuidaría hasta ese día, la colocó en su cuello que se guardó entre sus ropas.
Regresó su mirada en la ventana contraria que ahora estaba abierta, sus ojos brillaron al ver al omega acostado en su cama y encima de él a su bebé como si fuera un pequeño muñeco, lo arrullaba y le decía cosas que no podía escuchar por la gran distancia, también lo veía reírse mientras que Myung agitaba sus manitas.
El timbre de los Kim sonó lo que puso alerta a Taehyung unos segundos, pero que ignoró. Sonó de nuevo con más insistencia haciendo que el castaño se pare y coloque a su bebé en medio de la cama mientras que retrocedía no quitando la mirada de allí y luego corrió hacia abajo para atender a la puerta rápidamente y no dejar mucho tiempo a su cachorro.
Hoseok vio eso como una suficiente excusa, salió de su ventana y trepó la contraria para meterse allí como en el pasado, ahora si le costaba un poco de dificultad porque era más pesado y alto. Al entrar su cachorro lo vio y le regaló una ligera sonrisa, aunque sus ojos no lograban captar imágenes lo hizo reconociendo su aroma. El alfa le sonrió por descubrir que le heredó su sonrisa, le habló con su vocecita haciendo que él bebé agite sus manos y se acercó para cargarlo. Fueron solo unos minutos en el que el omega entró corriendo como en un maratón y sorprenderse de ver a una persona de espaldas tomando a su cachorro.
-¿Hoseok? -reconoció esa espalda y ese aroma-
-Regresaste Taehyung -se volteó con el bebé que movía sus brazos-
-¿Cómo subiste? ¿Por qué? ¿Estabas en tu cuarto? -Demasiadas preguntas de un omega nervioso-
- Subí de la misma forma que hacía siempre, aunque si me causó un poco de dificultad. Si estaba en mi cuarto porque regrese hace unos días y el ¿Por qué? es que puedo verte desde mi ventana si no recuerdas, vi que no sabias como dejar a Myung mientras ibas a abrir la puerta, así que solo subí a ver que no le pase nada a este angelito.
Taehyung se sentó en su cama no conforme de ver a ese alfa en su habitación, en ese espacio pequeño donde sentía como se llenaba de su olor a madera y vainilla. Sin poder olvidar los contradictorios sucesos recientes.
-No lo hagas, me hace recordar cosas... Si quieres venir a cuidar al bebé, entra por la puerta.
-Me dejas entrar a tu casa, pero no a tu cuarto -negó con la cabeza- Me gusta más este lugar huele a ti y a nuestro bebé ¿No me puedo quedar?
-Has lo que quieras... -se resignó en ese momento porque también quería llenarse de la imagen del alfa con su bebé.
El alfa abrió una sonrisa a su respuesta, poco después el omega bajó para traer fruta picada, bebidas y la leche del bebé.
-Toma -le extendió la fruta y la bebida- Dame al bebé para darle su biberón
Hoseok se lo pasó allí, mientras comía de la fruta traída por Taehyung vio como el omega alimentaba a su cachorro. Era inevitable verlo de esa manera.
En ese rato el alfa lo ayudó a bañar a Myung, cambiarlo y arrullarlo en su cunita. Todo se quedó en silencio en ese instante al estar Myung durmiendo, tomó sus ropas y se metió al baño sin antes hablarle a Hoseok
-¿Puedes cuidar al bebé? Mientras me baño...
-Ve... - le contestó bajito al omega-
Solo se escuchaba la regadera fluir, evitando pensar en el omega se acomodó en la cama y observó la habitación, era tan Taehyung, una computadora, objetos viejos, libros y varios osos de peluche, todo olía a él. Observó los gorros y overoles de Myung en la cama, así que se levantó para acomodar la ropa del bebé en los cajones, abría cada una, pero no encontraba a la que pertenecía a su cachorro hasta que se topó con una que traía la ropa interior del omega, colores rosas, negras y blancas, así como medias, se distrajo un tiempo allí que hizo que se asustara al escuchar la voz de Taehyung.
-¿Qué haces? -corrió para cerrar rápidamente ese cajón y tomó la ropa de Myung. El omega tenía los cabellos mojados y gotas de agua rozando su acanelado cuello, el alfa tragó saliva por esa hipnotizante imagen -Creo que es hora que te vayas Hoseok. Gracias por todo -extendió el brazo mostrándole la puerta a lo que el pelinegro negó.
Se fue por el lado de la ventana sin antes acercarse al omega y darle un húmedo beso en la mejilla -Buenas noches hermoso...
Se asustó al escuchar lo cajones abrir, pero al descubrir que estaba en sus ropas interiores corrió a detenerlo, allí pudo observar esa mirada que si seguía allí se iba dejar poseer por la excitación.
