CAPÍTULO 02

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Ann: Tenés q presentar una idea rápido xq no creo q paren hasta q hables.

Ann: Ya llegó a los medios y los canales nacionales son los más interesados

Claro que el internado había sido mi ruta de escape, pero no podía pretender que mi trabajo no existía; tenía que ponerme manos a la obra. Había planeado dirigirme a la biblioteca del internado y llevarme algunos libros de romance: juveniles, clásicos, fantasiosos... Lo que fuese necesario para entender un poco sobre lo que iba a trabajar.

Me encantaría que escribir fuera tan sencillo como abrir mi laptop y teclear sin parar, pero no funcionaba así, o al menos cuando se trataba de un tema sobre el cual no tenía idea alguna.

La vibración recurrente de mi celular me detuvo apenas atravesé la puerta de la cafetería. El nombre de Ann brilló en mi pantalla y miré el cielo cuestionándome si debía contestar. ¿Sería tan terrible pretender que estaba ocupada? Pero jamás podía ignorarla.

¿Leíste lo que te envié? —Mi representante habló y rodé mis ojos sin siquiera poder evitarlo —. ¡La tendencia que hicieron en Twitter llegó hasta la televisión! Te aseguro que el libro va a ser un éxito. Hay algunas invitaciones en los canal...

—Sí —dije tajante, interrumpiéndola.

Lo entendió al instante y se tomó unos segundos para resolver qué decir.

¿Y ya tenés algo? Estoy recibiendo mails a diario y la verdad se volvió algo tedioso— dijo, para luego soltar una risita —. ¡Broma! Nos fascina.

¿A ella y a quién más?

Yo solo quería una pausa.

Suspiré y continué mi camino.

—No lo sé, Ann. Acabo de llegar. Todo esto es nuevo para mí.

Una virtud en Ann era que ella me entendía, o algo así. Al menos intentaba entenderme y yo lo valoraba. Había sido mi representante durante casi seis años y —a pesar de todo— la quería. Teníamos un vínculo en donde yo encontraba diferentes caminos para salirme del laberinto y ella pretendía seguirme el paso.

Ya sé, ya sé. —Largó en un suspiro —. ¿Llamaste a tus padres?

También se le hacía sencillo encontrar la fibra en la que estaba cada tema que no quería tocar.

—Ni contestaron mis mensajes. Me parece que no soy quién tendría que buscarlos.

¿Cómo pueden no preocuparse nunca por su hija? Es totalmente i...

Impacté contra un cuerpo, tropezando y, sin poder evitarlo, caí al suelo junto con mi celular y la malteada que acababa de comprar.

Miré las cosas en el suelo por un segundo. Me dolían las rodillas.

Elevé la vista encontrándome con un rostro desconocido para mí, y sentí el impulso de regalarle una honesta mirada de repudio, pero —como siempre— lo reprimí.

El chico extendió su mano en mi dirección.

Me tomé unos segundos para levantar mi celular del piso y el vaso prácticamente vacío; mi malteada ya estaba esparcida en la acera del internado. Tomé la mano del chico y le permití ayudarme a recomponerme.

—Perdón por tu licuado —expresó con una mueca —. Igual espero que no lo hayas probado. Tiene sabor a caca de elefante.

Tras oírlo dejé salir una sonrisa.

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