Kyle me daba seguridad, él siempre había tenido ese poder de hacerme sentir indomable, ese poder de hacerme sentir que estaba sobre todo, cuando en realidad el mundo se me estaba cayendo encima.
Pero ya no tenía ese poder. Mi hermano era un desconocido.
No confiaba en él.
Observé por algunos segundos la puerta blanca antes de golpearla.
Resolver las incógnitas de Kyle me hizo querer resolverlas todas, llenar cada vacío de cada duda que tuviera, y eso no iba a cambiar en un largo tiempo. Él me hizo querer arreglarlo. Al menos la decepción que se esparcía por mis venas había servido para algo.
Las respuestas no llegaban solas. Hay que moverse. ¿Y dónde podía resolver el 80% de mis dudas? Exacto, en Rayhan.
Golpeé la puerta.
Él sabía sobre Liam, sobre Nibbas, sobre Nick y sobre su padre. Y estaba segura de que iba a ser mi única fuente de información segura y no distorsionada por los Badiaga.
Necesitaba saber qué significaba el collar, si eran ellos quienes estaban asesinando o si era algo mucho más profundo. ¿Si tan solo significaba familia? Si me habían estado enviando señales de que era mi hermano y yo permanecía negada.
Así que allí estaba Rayhan. Con sus típicos lentes y playera blanca, listo para contarme lo que quisiera.
—Rubia —saludó quitándose las gafas.
—Rayhan —le sonreí.
—Dos días seguidos viéndonos —exhaló —. A este ritmo ya te vas a enamorar.
Sonriendo ingresé a su casa.
—En serio gracias.
—Es un placer.
Contemplé el interior de su gran casa. Tenía tantos ventanales que se podían ver con claridad las luces de la ciudad. Su salón estaba lleno de blanco, azul, negro y gris, y su techo era demasiado alto, demasiado.
—Linda casa.
—¿Como para mudarte conmigo?
Solté una leve risa como respuesta.
—Gracias por atenderme, en serio.
—Ya lo dijiste, boluda —. Rodó los ojos entre risas —. Para vos siempre estoy disponible. Pasá, dale.
Asentí rápidamente e ingresé a su preciosa casa. Me gustaría decir que me parecía extraño, que me daba malas vibras por su padre, pero no era así en lo más mínimo; tenía una bella música de fondo y los colores tenían una armonía bastante similar al carácter de Rayhan, si es que eso tenía sentido.
Avancé con sus pasos resonando detrás de mí, esperando alguna clase de indicación. Estaba nerviosa.
—¿Querés algo para tomar? —llamó nuevamente mi atención.
—No, no. Gracias.
—Sentate —señaló el gran sofá —. ¿Qué querías saber?
Me dejé caer sobre su sofá negro y traté de contestarle, pero ahí fue cuando quedé por completo en blanco. No tenía idea de qué decirle, no tenía idea de qué preguntarle, solo había hablado con Kyle y la adrenalina e inspiración me habían llevado a Rayhan, porque él era quien podría resolver las dos incógnitas: las deudas y los asesinatos. O al menos esperaba que la respuesta siempre hubiese estado frente a mis narices.
El castaño se estaba sirviendo alguna clase de alcohol mientras me observaba.
—No sé.
—¿Para eso venís a mi casa a las dos de la mañana? —de repente su rostro cambió por completo, de seriedad a humor —. Si buscabas algo más, solo tenías que decirme.
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Meliflua
Mystery / Thriller¿Quién creería que un simple hashtag era lo suficientemente poderoso como para hacer que una escritora terminara cambiando su vida entera, solo para escribir una tonta historia de romance? Probablemente no Mía Pepper. Pero, sin conocer el amor, ar...