CAPÍTULO 35

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Observé la foto en mi pantalla y solté una carcajada. El universitario me había realizado una trenza que estaba enredada, de seguro habían más cabellos fuera que adentro y tomó una fotografía para enseñarme su obra de arte.

Volteé hacia él.

—Sin dudas gané.

Rodó los ojos y se volvió a recostar sobre sus codos. Yo comencé a desenredar mi cabello.

Llevábamos horas jugando a inventos nuestros, intentando que las horas pasaran más rápido.

—Veo veo.

—¿Qué ves?

—A la escritora más linda del mundo.

Rodé los ojos reprimiendo una sonrisa sin quitar la vista de mi trenza, para que no se le subiera más el ego.

Rayhan me dio un breve tirón desde su trenza extraña, invitándome a recostarme junto a él.

—Tengo que quitarme esto —murmuré.

—Hay tiempo para eso.

Volvió a tirar de mi cabello, pero esta vez decidí caer a su lado. Me volteé, apoyé mis manos sobre su pecho y mi cabeza sobre ellas, quedando a solo centímetros de él.

Sentí como, con la mano que tenía sobre la trenza, comenzó a deshacerse de su creación, con lentitud, paciencia y cuidado. Cerré mis ojos justo cuando el viento acarició mi rostro y me permití oler el maravilloso perfume de Rayhan. Podría tener muchas quejas sobre él, pero su aroma jamás sería una de ellas.

Finalmente mi cabello se liberó por completo.

—¿Nos vamos a quedar hasta las doce? —cuestionó en un susurro.

Abrí mis ojos otra vez.

—¿Te querés ir?

—¿Vos? —replicó.

Le dediqué una sonrisa a boca cerrada y comencé a levantarme, siendo imitada por él.

Tal vez el diario solo era una distracción. Liam no estaba en Uruguay. Además no iba a permitir que Rayhan continuara esperando por mí.

Comenzamos a avanzar con nuestras manos unidas y, entonces, un deje de culpa me atravesó por completo al ver su sonrisa. Tenía sentido que Liam se enojara conmigo, de repente estaba besándome frente a todos con la persona que los torturó durante meses. ¿Estuve haciendo sentir a Liam más miserable?

Solté mi mano de la de Rayhan y él me observó, tratando de indagar en el porqué había hecho eso. Para disimular comencé a jugar con la pantalla de mi celular, pretendiendo que buscaba algo, y él regresó su vista al frente.

¿Por qué estuve haciendo esto? ¿Era una clase de venganza? ¿Estaba usando a Rayhan? Él no se merecía eso.

Cerré mis ojos suspirando y luego miré a Rayhan, quien miraba las calles del internado y, por un segundo, no me sentí tan mal. Él no se enamoraba y cosas así las solíamos hacer; salíamos, nos besábamos, nos tocábamos... era lo normal. No lo estaba lastimando. Seguro luego de esto él iría a besarse con alguna universitaria y no volvería a pensar en mí hasta nuevo aviso. Así era Rayhan.

Solo me estaba cuidando porque su padre me tenía en la mira.

Sus ojos volvieron a contemplarme y le sonreí sin mostrar los dientes.

Todo estaba... bien.

Oí un sonido similar a las explosiones del auto de Nibbas y me sobresalté. ¿Otro accidente?

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