6. Ayudando al destino

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A veces hace falta un ramalazo de locura para construir un destino.
(Marguerite Yourcenar)

* * *

El próximo lunes...

POV MAGNUS

Sé que no tiene absolutamente ningún sentido, esto es una locura total, pero aquí estoy de nuevo.

Y uno no se imagina lo difícil que es coincidir "casualmente" con alguien, hasta que lo intenta cada día.

Muchas veces, sin buscarlo si quiera, a golpe de rutinas, nos encontramos cada día con las mismas personas: en el transporte público, en alguna tienda, en una esquina, por la misma calle... Siempre en el mismo lugar y a la misma hora.

Inevitablemente hay cruces de miradas, un "Ah, eres tú otra vez". Esas chispas de reconocimiento.

Tal vez nunca sepamos a dónde exactamente se dirige esa persona, por qué tiene el mismo horario y recorrido que nosotros. Quizá, por el contrario, algún día surja la oportunidad de una conversación y la tomemos. Podría ese o esa terminar siendo un buen amigo incluso. O puede simplemente quedarse en miradas de reconocimiento y tal vez alguna tímida sonrisa.

Pero, ¿qué pasa cuando quieres encontrarte no por obra del destino, sino por voluntad?

Entonces es más complicado, porque salir un minuto antes o un minuto después cambia todo.

Así que no estoy completamente seguro de por qué estoy fingiendo dormir mientras ocupo dos asientos, esperando a la estación donde creo que Alexander y Max suben. Pero lo hago.

Cuando nos detenemos en el lugar indicado y las puertas se abren, personas subiendo y bajando, no puedo creer mi sonrisa cuando me siento correctamente y el chillido emocionado de Max cuando me ve hace que Alexander mire también.

Me recorro y le hago una seña, indicando el asiento libre. Y es tan absurdo de verdad, sin sentido, como mi estómago se llena de esas malditas mariposas que deberían sentirse sólo en la adolescencia.

Alexander parece dudar, pero su pequeño monstruillo inquieto termina por guiar su camino.

Él casi tropieza de nuevo y mis manos van sin dudar a sus caderas e, incluso cuando no hay contacto directo entre nuestras pieles, siento una chispa de electricidad recorrerme.


POV ALEC

—Max, te amo, bebé, pero es más fácil cuando vienes dormido y no te mueves tanto –le digo a mi hijo mientras el metro se detiene y subimos entre el mar de gente.

Aferro con fuerza mi portafolio, la pañalera de Max y a mi hijo, mientras miro buscando por algún milagroso asiento libre. Y entonces Max grita definitivamente emocionado.

Suspiro porque de algún modo sé exactamente la razón.

Y, en efecto, ahí está él, luciendo fabuloso y brillante incluso a esta hora de la madrugada, sólo sus ojos se ven ligeramente enrojecidos y con sueño, pero el sonríe en cuanto ve a Max.

Y su sonrisa es linda.

Él me hace una seña cuando me atrapa mirándolo, puedo sentir mi rostro calentarse mientras dudo si es una buena idea sentarme a su lado.

POV MAX

"¡Papi, Magnus nos llama! ¡Rápido, papi, rápido!"

Pero papi no se mueve.

Quiero mirarlo para ver qué le pasa, pero si me descuido, Magnus podría irse.

Saco mis manos –que papi había aprisionado de nuevo entre las mantas– e intento llegar a Magnus.

Él se ríe cuando me ve y yo quiero, quiero, llegar a él.

"¡Papi, por favor!"

Por fin, papi se mueve y cuando ya casi estamos ahí, papi casi cae otra vez. Él es así.

Magnus se mueve y por un momento creo que va a abrazarme, pero él sólo ayuda a papi.

¿Por qué me ignora?


POV MAGNUS

El pequeño Max está haciendo pucheros cuando por fin Alexander se sienta.

No entiendo por qué, pero se ve tan tierno que tomo suavemente una de sus mejillas regordetas. Eso lo hace reír de nuevo.

—Hola, Max, vienes muy despierto –sus manitas intentan atraparme.

Alexander medio suspira, medio se ríe, sin soltar a Max, pero intentando acomodar todo lo demás. —Bastante –dice, sonriendo a su hijo, mirándolo con tanto amor que mi pecho duele–. ¿Verdad, tú? Eres un diablillo que ya no duerme como debería...

Max, que por fin atrapó uno de mis dedos, tira de él y parece gritar como si quisiera que le ponga atención y deje de mirar a Alexander.

—¿Sí? ¿Eres malo con papi? –Max me mira y sólo se ríe cuando lo pregunto, sus dos manitas pequeñas y regordetas apretando mi pulgar entre ellas.

—Deberías dormir –le digo, aunque seguramente no me entiende–. Yo lo haría si pudiera...

Alexander se ríe, suena cansado. —Todos lo haríamos. No estaríamos aquí a esta hora si no fuera estrictamente necesario.

Y, Dios, esa sonrisa, esos ojos como un milagro del cielo mientras allá afuera sigue algo oscuro, eso y las pequeñas manitas calidas y suaves apretando la mía descubren mi mentira. Yo podría dormir un poco más, pero aquí estoy.

¿Para qué?

Ni siquiera yo lo sé.





CONTINUARÁ...

¿Qué les va pareciendo la historia? ¿Muy tonta? 🙈

¿Les ha pasado eso de encontrarte siempre a la misma persona? Cuando yo iba a la universidad casi siempre me encontraba con un chico que estudiaba inglés en una escuela al lado de mi facultad 😅 y yo era tipo Magnus, sabía que si salía un par de minutos tarde ya no lo alcanzaría y también si me iba más temprano no nos encontrábamos 💔💔

Destiny (Malec Mpreg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora