(Ese viernes en la mañana...)
POV ALEC
El teléfono suena y Max, metido en su andadera, comienza a correr mientras yo camino hacia él.
Como si pudiera atenderlo él por sólo llegar antes.
Hace sonidos tan desesperados y emocionados, saltando de arriba a abajo en su andadera. Es adorable mi hijo.
Tomo el teléfono, dejándolo entre mi oreja y mi hombro, en el mismo momento que me agacho para sacarlo y tomarlo en mis brazos, porque bueno... Lo amo demasiado.
Froto mi nariz con la suya tan pequeñita. —Tranquilo, mi bebé. Eres un desesperado...
El suave gemido –seguido de un "Me estás matando, Alexander"– me hace saltar y recordar que ya había descolgado. Apenas logro salvar el teléfono, que ya se estaba cayendo, antes de que llegue al piso. Max tira de mi cabello, tratando de tomarlo de mi mano.
—Max, por favor... –pero él ya está haciendo pucheros, no pasan más de unos segundos antes de que empiece a llorar desconsoladamente.
POV MAGNUS
Decido llamar a primera hora a Alexander –¿Quién diría que sólo me hacía falta conocer a la persona indicada para volverme una persona mañanera?– para asegurarme que nuestro plan sigue en pie y no se ha arrepentido –aunque ya se lo estuve recordando y preguntando durante toda la semana, tal vez incluso fui demasiado insistente–.
También para recordarle que debe ponerle a Max su trajecito hecho específicamente para él –la emoción de ese monstruillo ojiazul cuando le entregué su regalo el martes no tiene igual. Ni la felicidad que yo sentí por eso–.
Pero las palabras de Alexander cuando atiende la llamada y su tono me tienen a punto de volverme loco. Sé en el fondo que no es para mí, pero soñar no cuesta nada, ¿cierto?
—Tranquilo, mi bebé. Eres un desesperado...
Y es que con cada día que paso a su lado, así sean sólo unos minutos cada mañana; los textos durante las tardes; las llamadas en la noche; sólo me sirven para confirmar que podría ser él. Tal vez él, después de tantos, sea el indicado para mí.
Y es por eso que ansiaba tanto esta cita. Es la pauta, el momento para comenzar una relación distinta, para conocernos más, asegurarme que él es para mí y que se dé cuenta que soy para él.
—Me estás matando, Alexander –le digo y no puedo evitar un pequeño gemido al imaginarme esas palabras dirigidas a mí.
"Mi bebé".
¿Será Alexander de motes cariñosos?
Aunque, recordando sus hermosos y tan acostumbrados rubores, no lo creo.
—¡Max, por favor! –Alexander apenas lo ha dicho, con un poco de fuerza en su voz, cuando el llanto se escucha.
Tengo que retirar un momento el teléfono porque mi oído sufre, igual que mi corazón por el llanto de Max. Es tan extraño sentir tanto cariño por un pequeño que vi por primera vez en mi vida hace sólo unas semanas.
Cuando vuelvo a escuchar, Alexander ya está tratando de calmar a su hijo: "Max, por favor, mi amor, deja de llorar, no te estaba regañando... Sólo... Max, por favor..."
Alexander suplica, su voz cada vez más desesperada, algo lejana por lo que imagino que el teléfono está –y yo con él– ya olvidado, y yo no sé si me escuchara, pero aun así lo digo: —Max, cariño, deja de llorar... Por mí, ¿sí?
Y, tan inesperado, realmente funciona.
POV MAX
"¿Magnus?"
—Claro –papi se queja–, ahora sí dejas de llorar... Me dueles, ¿sabes?
Lo miro mal antes de intentar llegar de nuevo al teléfono, ¡porque ahí está Magnus!
Puedo escucharlo.
—¿Max, corazón, ya estás tranquilo? –es Magnus.
Miro a papi que hace ese sonido raro otra vez.
"Me dijo “Corazón”, ¿escuchaste, papi?"
CONTINUARÁ...
Sigo siendo un desastre (es por falta de tiempo), pero final del maratón 🙆 espero que les haya gustado ❤
¿Quieren leer la reacción de Max con su regalo, los mensajes y llamadas, y lo insistente que Magnus fue durante la semana? 😂
Esta semana no haré maratón porque no creo tener tiempo, pero dejaré una publicación en mi tablero para que puedan pedir las actualizaciones que quieran :3
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Destiny (Malec Mpreg)
FanficTERMINADA» Todas las mañanas Alexander Lightwood y Magnus Bane se encuentran en el mismo vagón del metro. Todas las mañanas el pequeño Max, en brazos de su padre, mira al chico brillante frente a ellos. Todas las mañanas Magnus mira al pequeño ojia...