Nos prometieron que los sueños podrían volverse realidad. Pero se les olvidó mencionar que las pesadillas también son sueños.
(Oscar Wilde)
—Ok —Etta no podía verse con menos ganas de hablar. Ella no era la especialista, pero por petición de Alec actuaba como una especie de intermediaria. El psicólogo había dicho que al menos de momento era bueno, que Alec necesitaba recuperar su seguridad y la confianza en las personas que lo rodeaban y le hacía bien tener cerca a personas conocidas y seres queridos—, hablemos de los resultados de Alec... —Y, joder, precisamente por eso, porque eran conocidos es que esto le costaba tanto. No lo había hablado ni siquiera con Catarina. Así de malo era.
Alec tragó, tan nervioso. No podía dejar de mover los pies y piernas y sus manos fueron a descansar en su regazo, donde terminó cruzándolas porque no podía evitar retorcerlas entre sí. Miró todo lo que pudo a su alrededor –diplomas, láminas médicas, pequeñas esculturas de la anatomía humana...–, todo con tal de no sucumbir a sus deseos: moría por girarse y mirar a Magnus, necesitaba más que nunca sentirse amado y apoyado, quería que Magnus volviera a verlo como lo hacía antes, ansiaba ser capaz de dejar caer su cabeza en el hombro de él y que su brazo lo rodeara y lo apretara contra su costado. Cálido y protegido. Sólo quería su vida de vuelta, ¿era mucho pedir?
...y ya estaba llorando otra vez.
Últimamente lloraba por todo. Todos decían que era normal que se sintiera así –¿deshecho?– y que era bueno que lo sacara. Pero él ya estaba harto...—¿Alexander? —la voz lo hizo saltar, a pesar de que era suave.
Alec se apresuró a limpiar sus ojos con su manga. No se atrevía a mirar a Etta porque no quería esa mirada de lástima que todos tenían cuando lo veían. Y a Magnus menos, estaba harto de sentir ese abismo entre ellos; podían estar físicamente cerca, pero se sentía como si no pudieran estar más lejos. Dolía, tanto.
—Lo s-sient-o —lo tartamudeó y su voz se rompió un poco más cuando vio, de reojo, la mano de Magnus congelada a su lado. Cerca, como si quisiera tocarlo; como si hubiera estado a punto de hacerlo y tuvo que detenerse.
Sus labios temblaron. Miró impotente hacia Etta. Y se rompió un poco más porque sí, ahí estaba eso que tanto temía: la pena y la compasión. Quería pedirle que dijera ya lo que tuviera que decir y lo dejara ir, donde nadie lo viera así. Pero el nudo en su garganta no lo dejaba hablar.
—¿Necesitas...? —Etta comenzó y él ni siquiera sabía que le iba a ofrecer, ¿el psicólogo? ¿ir al baño? ¿un momento a solas?, lo único que podía nadie podía dárselo, así que sólo negó. Los labios de ella se fruncieron, pero asintió—. Entonces, Alec... Magnus —ella miró hacia este último, Alec no pudo. Clavó sus dedos en sus muslos y su pecho se apretó, sentía que se venía algo malo. Mordió sus labios para no interrumpirla—. Saben que tenemos ya los primeros resultados, hablé ya con los especialistas. Eh...es necesario repetirlos en los siguientes meses... El problema es...
Problema. Alec hizo un ruido completamente herido y su vista se nubló, juraría que incluso se mareó un poco. La mano de Magnus estuvo ahí de repente, como si no hubiera podido evitarlo. Y con todo lo que Alec deseaba ese contacto, no pudo evitar saltar lejos de su toque. Las manos de Magnus quedaron en la silla, estabilizándola; pero sus ojos –heridos– fijos en él. Había una disculpa no dicha que se escuchaba perfectamente. Y dolía tanto.
Los dientes de Alec casteñearon. Apretó su estómago, quería vomitar. —¿Q-qué p-problema? ¿Ellos...ellos me...? —ni siquiera podía decirlo. Esos monstruos lo violaron y, además, ¿lo contagiaron de alguna enfermedad? ¿podía ser esto peor?
Etta negó y se puso de pie también, sus manos levantadas le ofrecían paz quizá o tal vez sólo le pedían calma. ¿Es que nadie lo entendía? ¡No podía tener calma cuando era su vida la que le escurría entre los dedos, por Dios!
Magnus también se levantó y Alec no pudo evitar retroceder.
Maldita sea. Todo se estaba yendo al diablo cada vez más...
—Alec...
—¡No! ¡Dime! ¡Dime ya lo que sea! —estaba gritando y no podía evitarlo.
Etta se pasó las manos por el cabello, tan obviamente frustrada. Y ni siquiera lo miró cuando empezó a hablar y lo que quedaba de su vida se desmoronó con cada palabra de ella: —Se tienen que repetir para estar seguros que no hubo ningún contagio. De momento está bien todo... —Alec no podía respirar, porque ella mentía: nada estaba bien—, pero... —por supuesto que había un pero, Alec sentía que sus piernas cederían en cualquier momento—, pero... Alec, Magnus...yo, lo siento. Lo siento, en esto no hay dudas: Alexander está embarazado.
¡NO!
No, no, no, no, no. Alec sintió el pánico crecer. No podía respirar. No podía. El aire no estaba llegando. Se sentía como si paredes invisibles se estuvieran cerrando y apresándolo. ¡Iba a morir! Esto no podía ser cierto. Ya ni siquiera escuchaba lo que Etta decía. Él no podía estar embarazado, no así. No quería un hijo así.
Dios. ¿Por qué él? ¿Por qué le pasaba esto a él? ¿Qué hizo para merecer tanto mal?
—Sé que es difícil... —Etta hablaba desesperada—. No puedo ni siquiera imaginarme lo difícil que es para ustedes, para ti...¿Magnus estaba diciendo algo? Alec ni siquiera sabía.
—No es lo deseado bajo ninguna circunstancia así. Y debe ser difícil sobre todo porque es... —Alec no podía ver la expresión extrañada de Etta, pero Magnus sí—, ¿el primero? Es tu primer embarazo y en este caso y... Y...odio ofrecer esto, pero estamos a tiempo y debido a...a todo esto... Yo...Alec, si tú quisieras y sabiendo los riesgos que conlleva, podríamos... —la palabra "aborto" fue mencionada y Alec lo perdió ahí mismo.
—¿El primero? —Magnus sonaba horrorizado. Quizá no precisamente por lo que estaba preguntando, sino por el hecho de que Alec podría decidir abortar.
¿Podía?
De verdad, ¿podía?
¿Lo haría?
Alec cayó de rodillas y vomitó. Fue horrible, así como se sentía toda su vida ahora mismo.Era amargo como el dolor en su corazón cuando las lágrimas que empezaron a brotar ya sin control.
Su frente estaba llena de sudor. Estaba hipando y tosiendo entre sollozos. Era un asco y alguien lo estaba sosteniendo. Ya ni siquiera tenía fuerzas para alejarse, asustarse o si al menos mirar quién de los dos –Etta o Magnus– era.
Estaba embarazado.
Quería morirse.
* ~ * ~ *
He llorado con varias partes de este capítulo 🙈 (No sé si soy la única)
Sí, como muchos decían, está embarazado 💔💔
Si temas tan difíciles. Me gustaría preguntarles, ¿qué piensan ustedes del aborto?
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Destiny (Malec Mpreg)
Fiksi PenggemarTERMINADA» Todas las mañanas Alexander Lightwood y Magnus Bane se encuentran en el mismo vagón del metro. Todas las mañanas el pequeño Max, en brazos de su padre, mira al chico brillante frente a ellos. Todas las mañanas Magnus mira al pequeño ojia...