7. La primera vez

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Nuestro destino nunca es un lugar, sino una nueva manera de ver las cosas.
(Henry Miller)

* * *

La semana siguiente...

POV MAGNUS

Fue unos días después cuando sucedió por primera vez.

Había estado guardando un asiento para ellos cada día.

Ya me había fijado con exactitud en qué estación subían.

Sabía que Alexander tiene una hermana, aunque no hablaba mucho de su familia.

Que es profesor y no estudiante, como yo suponía al verlo estudiar cada mañana.

Él se había ruborizado cuando se lo dije (demasiado alto porque varias personas me miraron mal): —¡Pero eres muy joven para ser profesor! ¿Qué tienes, veinte años?

Entonces su barbilla se había alzado y me había mirado con desafío. Algo que provocó que un escalofrío me recorriera y mi estómago se llenara de esas malditas mariposas. —Tengo veintitrés, pero soy más que capaz. He terminado mi carrera universitaria y estoy completamente capacitado para dar clases. Tal vez no soy el mejor profesor ahora, pero seré cada vez mejor en lo que hago. No puedo aprender si no me dan la oportunidad y...

Y él parecía a punto de un ataque de pánico. Estaba desesperado, como si estuviera convenciéndose a sí mismo. Y yo lo hice sin pensar:

—Hey –puse mi mano en su brazo, presionando suavemente y esos ojos tan azules, mis cielos de cada mañana, la mitad al menos, me miraron, tan abiertos, tan desesperados, tan esperanzados que mi mano no se detuvo en su hombro, subió hasta su mejilla, bajo esos hermosos ojos celestes–, no lo decía por eso, por supuesto que eres capaz, yo no lo dudo, cariño –él hizo una mueca ante la palabra y casi quise retractarme, o aclararle que era sólo una forma de decielo, pero no lo hice, por alguna absurda razón quería que me conozca como soy, que se acostumbre a mí–, debes ser muy bueno en ello, y es obvio que te preocupas por tu trabajo, siempre te veo repasando tus notas... Simplemente me sorprendió que seas tan joven. ¡No aparentas ni siquiera esos veintitrés!

Él había sonreído entonces y estábamos tan cerca, me di cuenta en ese momento, que pude notar las pequeñas y adorables arrugas en las comisuras de sus ojos y labios y cómo sus ojos cambiaban de color a un tono casi líquido.

Que yo podría ahogarme en ellos si no tenía cuidado.

Y sus labios. Dios, esos labios. Yo quería un beso.

Pero no fue eso lo que sucedió.


POV ALEC

Estoy –debería apenarme decirlo– casi tan despierto y emocionado como Max.

¿Qué dice de nosotros que nos llene de emoción el ver cada día a un extraño en el metro?

Pero no hace.

Miro a mi hijo en mis brazos mientras esperamos el metro, Max me regresa la mirada y sé que esperamos lo mismo: que Magnus esté ahí.

Magnus es diseñador de modas y tiene su propia empresa, tiene veintiocho años. No sé por qué viaja en metro entonces, él debe tener dinero suficiente para no tener que pasar por esto cada mañana.

Pero no es algo que voy a preguntarle yo. Podría pensar que lo estoy ahuyentando y entonces Max sufriría.

Pff. Casi resopló ante el pensamiento. Mi hijo no debe acostumbrarse a un desconocido. Peor aún: yo no debo hacerlo.

Magnus no es sino algo transitorio en nuestras vidas, fugaz, efímero, temporal, una simple coincidencia no segura, no duradera, no permanente.

Max me mira una vez más, su pequeño ceño fruncido haciéndome reír. Pero entonces el vagón se detiene y la atención de ambos cambia, él se lanza hacia adelante, todavía en mis brazos, y casi con la misma prisa yo me adentró, empujando, buscando con la mirada...

Max lo encuentra antes que yo. Grita emocionado y sé lo que quiere: que lo abrace de nuevo.

Sí, de nuevo.

Desde que hace unos días, mientras yo recogía mis notas y atendía una llamada, Magnus lo tomó en sus brazos, parecen ser ya el lugar favotito de Max.

Casi quisiera meterme un momento en la cabeza de mi hijo para saber qué piensa o...cómo se sintió.

—Eres un monstruillo afortunado, ¿lo sabes, mi cielo? –no puedo evitar sonreírle, incluso si su atención no está en mí.

—Lo sé –la respuesta de Magnus y sus manos tomando mis cosas y ayudándome a sentarme me tienen tan ruborizado.

—Y-yo... Yo no... N-no lo decía p-por ti... –le digo o intento decirle.

¡Por Dios, yo no llamaría "Cielo" a un desconocido!

¡Y soy un adulto! ¡No debería estar tartamudeando o ruborizado, para el caso!





CONTINUARÁ...

¿Quieren el POV Max de ese abrazo? 😻

Destiny (Malec Mpreg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora