Capitulo 9

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Tenia la cabeza vuelta un caos, una vez estacione el coche de nuevo en casa de Iván di una rápida mirada a Daniela que parecía perdida en un profundo océano. No parecía poder dejar de llorar. Cargue de aire mis pulmones antes de bajar del coche e ir a abrir su puerta para ayudarle a bajar.
Daniela no parecía poder reaccionar por lo que me vi en la necesidad de tomarla en mis brazos para llevarla directa a la alcoba, una vez ahí la deje sentada en la cama y fui a llenar la bañera de agua caliente, necesitaba relajarse, tomar un baño de burbujas le haría bien para bajar la tensión.
Mientras llenaba el agua recordé que aquí justamente tenía aun la bolsa aquella que le pertenecía a ella.
Busque en la estantería encontrando todas aquellas cosas que ella de seguro utilizaba, agregue algunas sales relajantes y deje todas sus cosas a mano.  Volví a la alcoba encontrandole de la misma manera en que la había dejado. La tomé una vez más en mis brazos llevándola conmigo y una vez dentro de él baño empecé a quitarle la ropa que le había puesto enzima de ese ensangrentado camisón.
Lo único bueno de esta noche era que ese maldito idiota no había llegado a violarla, de haberlo echo Daniela hubiera tenido que verse sometida a una cantidad de estudios y revisiones para tener evidencia del crimen. Y eso estaba seguro que no lo habría podido tolerar. No detuve mi labor hasta que quedó solo con ese desastroso camisón, hasta ahí llegaría yo en ayudarle. Me aparte un par de pasos y hable saliendo ya por la puerta.

- El agua ya está lista para ti...
Toma el tiempo que te haga falta.

Una vez dicho esto salí dejándola a solas, tenía varias cosas que hacer. La primera aprovechar el tiempo en que ella tomaba la ducha que le hacía falta para llamar a mi cuñado y ponerlo en conocimiento de lo sucedido. Sobre todo porque había metido en su casa a una perfecta desconocida para el.

" -Nahuel, estas bien?

Preguntó ni bien atendió la llamada, le entendía, era demasiado temprano como para hacer una llamada de cortesía.

- Lo estoy Iván, escucha..."

Explique la causa de mi llamado  y de inmediato el estuvo conforme con mi actuar al traer a Daniela a su casa, confiaba en mi desicion y se puso a mi entera disposición para lo que necesitara. Dejándome a mi manejar lo que hacía en su casa con total libertad. En lo único que intervino fue en hacerme llegar a la puerta de casa alguien con varias prendas de ropa adecuadas que Daniela podría necesitar. Yo había tomado de su propia casa un par de mudas de ropa, pero evidentemente necesitaría más que solo dos. Algo que agradecí no tener que ocuparme personalmente.
Subí los paquetes a la alcoba y los acomode en el vestidor, baje a la cocina y prepare un te de hiervas para mi inesperada huésped. La verdad que Iván sabía lo que hacía, porque además de la ropa le encargo a quien envió traer también este tipo de cosas, según el serian buenas para los nervios de Daniela y que pudiera descansar un poco más tranquila. 
Cuando volví con la bandeja la deje sobre la cama y golpee la puerta del baño hablándole

- Daniela, puedo pasar?

Daniela no respondió, pero la puerta fue abierta un par de segundos después. Aún con el temor reflejado en su rostro, pero ahora con el cabello húmedo y su cuerpo cubierto por una enorme bata de algodón blanca, la misma que yo usaba.
Retrocedi un par de pasos dándole a ella la seguridad de que nada malo pasaría y trate de sonreírle al hablar...

- Ahí estas... Te traje un te de hiervas para ayudarte a dormir, en el vestidor hay ropa que puedes usar, es nueva. No tienes de que preocuparte.

Dije señalando las puertas.

- Ponte lo que prefieras y metete a la cama, toma el té de hiervas y trata de dormir un poco. De acuerdo?

Mis ojos estaban fijos en los suyos y podía notar que seguia luchando por no volver a llorar.

- Yo no...

Me acerque a ella en cuanto agacho la mirada con pena. Lleve con cuidado mi mano a su barbilla y le hice volver a mirarme a los ojos.

- Tranquila, no pienses más en lo que ocurrió...

Sugeri limpiando una lagrima que rodaba por su mejilla lastimada. Bese con cuidado su frente y la lleve a la cama haciéndo que se acostara y arropandole cual si fuera una niña.
Le di la taza de té y espere paciente a que lo terminara. Cuando lo hizo, acomode las almohadas un poco y la hice acostarse por completo. Me senté a su lado y acaricie su mejilla apartando los mechones de ese cabello negro que cruzaban su suave rostro.

- Estarás bien Daniela... Te prometo que estarás bien...
Nadie va a volver a lastimarte de ninguna manera.

Dije en tono suave.

- Gracias...

Susurro cerrando los ojos y dejando correr las lágrimas que intentaba contener.

- Shhhh, no tienes que darlas. Solo enfócate en descansar todo lo que necesites, yo no iré a ningún lado...
Solo intenta dormir un poco.

Indique volviendo a besar su frente. 
Me puse de pie y cerré las cortinas del enorme ventanal para que la luz del día no le incomodara y pudiera dormir como le hacía falta.

En las llamas de tu pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora