capitulo 41

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El sonido ensordecedor de los disparos retumbaba en mis oídos, esperé recostado en la pared lateral a que mi próximo cliente viniera por su pasaje al infierno. Sentía el escozor de la herida en mi brazo,  pero no le sirvió de mucho haberme acertado, solo obtuvo una buena ración de su propia medicina.

No lo veo!!  El maldito no esta!!!!

Escuche la nerviosa afirmación de el chico que sostenía el arma apuntando a todas direcciones y hablándole a la cucaracha que tenia su nombre en mi lista. 

Quien carajos es!!?  El perro se cargo a todos y de pronto desaparece como un maldito fantasma!!?  Quien lo mando a por nosotros!!?

Grito mi objetivo. Esperé un par de segundos y cuando tuve al chiquillo a tiro le mande al ataúd, Elías fijo sus ojos sorprendidos y furiosos primero en el chico muerto casi a sus pies y luego giro por todo el lugar apuntando su nueve milímetros en todas direcciones y gritando. 

Malditooo!!!  Dame la cara maldito cabrón!!! 

Recargue mi armay me deje ver por sus ojos con mi Glokk apuntando directo a su cara y hable en tono muy calmado

- Delante de ti... Aquí estoy delante de ti.

Solté,  sus ojos me vieron sorprendidos, si cabrón...  Tu sabes muy bien bien quien soy y porque estoy aquí.

- Tu!!!  Maldito tu que haces aquí!!!? 

Soltó apuntando su arma directo a mi.   Solté mi sonrisa mas fria y enarque una ceja sin perder de vista mi objetivo. 

- Creíste que no vendría a por ti ? Te dije en New York  que la dejaras en paz cobarde...
- Todo esto por la golfa de Daniela!!? 
- Sabias que vendría a por ti luego de lo que le hiciste.  Sabias que firmabas tu sentencia de muerte en cuanto le pagaste a esa mujer para dañar a mi mujer... 

El cabrón río con cinismo comprendiendo que lo que me impulsaba era lo ocurrido en la clínica. 

- Con que la perra si la mató ... Bueno, es una pena que no obtuviera mas sufrimientos,  pero de todas formas la muerte ya la esperaba.  Aunque me habría encantado probar ese cuerpo de zorras el final seria igual...

Sabia que solo buscaba molestarme para que cometiera un error y el poder acabar conmigo  y largarse. Pero no sabia el contra quien estaba peleando.  
Baje el arma y la puse a mi espalda, antes solo pensaba ponerle una bala en la cabeza,  ahora le haría tragar todas sus palabras. 
La Carcajada que soltó me dijo que lo tenia donde quería

- Quieres pelear? Que pretendes idiota?  Que tiemble o que me orine de risa? 

Soltó con burla. 

- Te vas a orinar cabrón,  pero no será de risa...  Te crees muy hombre por lo que le hiciste a Daniela en New York, pero no contabas con que se defendiera como lo hizo, no contaste con que te diera tanta pelea que ahora no te puedes ver al espejo sin sentir asco.

Me burlé de  el.  Pude notar el enfado aumentar y sonreí triunfador. 

- Cuanto le pagas a las zorras para que te atiendan pese a hacerlas vomitar solo con verte? 

Seguí asediandole.

- Esa perra por poco y me mata!!  Me costo mucho tiempo que mi rostro sanara y la cicatriz que me dejo una linda marca que durante todo este tiempo planee devolverle. 
Pero me conformo con saberla muerta a ella  y al maldito crío que de seguro es tuyo.

Escupió cínico y creyente de que Dani y mi  hija habían muerto.

- Lamento no poder darte las noticias que tanto quieres,  pero Dani y mi bebé están muy bien y a salvo de ti. Porque por ellas es que tu no vas a salir respirando de este lugar. 

La sorpresa y el enojo embargaron todo su rostro...  Si cabrón,  Dani y mi hija no están muertas como tu pensabas. 

- Mientes!! DIANA LA MATO!!  LA PERRA DE DIANA LA MANDO AL INFIERNO!!!
- Si es lo que quieres pensar tu...  Pero no están muertas,  y a ti se te acabo de el tiempo...

Espeté  y me abalancé contra el,  dos movimientos y lo había desarmado,  nos enfrascados en una pelea a golpes encarnizada,  el con intención de defenderse  de mi,  yo con la única determinación de matarlo.  Me acertó algunos buenos puñetazos pero nada que yo no pudiera controlar.  

- te vas al infierno maldito!! 

Grito de pronto apuntándome con el arma que había recuperado del suelo y disparo contra mi... 
Dolían como el infierno,  pero mas que el dolor y dañarme un par de de costillas no harían. 

-Te jodiste... Ahora es que te vas al mismo infierno... 

Solté,  tome de mi espalda mi Glokk y dispare en menos de  un segundo una sola bala que le dio directo entre ceja y  ceja. Lo ultimo que escuche fue el grito de cobarde que soltó cuando se vio perdido. 
No pude ni parpadear al verlo caer en peso muerto, no me permití ni un segundo de duda, arrepentimiento, nada me podía hacer disuadir de que lo echo es lo que debía hacer....

En las llamas de tu pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora