Capitulo 2

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El resolver el problema tenía que ser sencillo, algo de un par de días y estar de regreso en Italia.
Iván lo tenía muy claro, y yo estaba muy de acuerdo con el.
Quería hacer pagar a esa mujer por lo causado, aunque el mismo comprendía que gracias a ella Isabella terminó en sus brazos antes de siquiera pensarlo. Pero lo real es que había intentado dañar a mi hermana, había enviado a su maldito cuñado para que lo hiciera y ahora además de eso estaba demandando a Iván por supuesto abuso sexual. Demostrar la Mentira sería algo simple, porque mi cuñado estaba en Londres, era claro un invento de esa mujer. Sólo que era algo a resolver y yo era el encargado de controlar que todo se controlara y esa tal Carol tenía que pagar el intentar dañar a mi hermana.
Había partido solo dos horas después de que Iván me dijera el problema y estaba determinado a ya que estaba en New York enfrentar a la madre de mi hermana de una vez por todas. Por lo ocurrido en Suiza era algo que había tenido que postergar pero que ahora que viajaba presisamente a ese lugar, podría ocuparme de tachar de mi lista de pendientes.
Era noche cerrada cuando llegué al país, fui directo a la casa que Iván tenía aquí ya que el no creía necesario que me hospedara en un hotel cuándo tenía toda una propiedad equipada para yo poder quedarme el tiempo que estaría aquí. Algo que en realidad a mi me daba lo mismo, pero agradecía el echo de no tener que lidiar con hoteles.
El chófer de Iván ya esperaba por mi en el angar. La verdad era que mi cuñado quería cubrir cualquier inconveniente y no se detenía por minimiedades. Había puesto todos sus recursos para que yo pudiera ocuparme del asunto que me traía aquí...
Cuando entré a la casa fui directo a tomar un baño para relajarme un poco, estar en New York me ponía en tensión, pero sabía que solo era el echo de que hacía más de diez años que vivía en una completa mentira. Había llegado el momento de poner cada cosa en su lugar.
Toda la casa estaba en completo silencio ya que no estaba el personal, algo que Iván me dijo que podía resolver pero que yo prefería que no hiciera y así se lo dije.
Cuando salí de la perfecta ducha mire en mi reloj e hice el calculo de la hora en Italia. Tomé el móvil de la mesa de noche donde lo había dejado y marque el número de mi cuñado, dos tonos después la línea abrió comunicación con el.

" - Nahuel, que bueno que llamas. Estas ya en la casa?

Preguntó de inmediato Iván.

- Hola, si llegue hace un par de horas.
- Me alegro. Lucio te estaba esperando como indique?
- Si, tranquilo. Como están mi sobrino y mi hermana?

Escuche el suspiro cansado del otro lado y supe que Ivan estaba como cada día angustiado.

- Nico bien, en este momento almorzando aquí conmigo y Bella...
Bueno, todo sigue igual con ella.
- Mejorara Iván, lo verás. En fin llamaba para avisar que ya estoy aquí. Mañana a primera hora me reunire con el detective y veré que me de más información sobre el asunto.
- Yo me comunique hace una hora con el y le informe que tu viajabas a ponerte a su disposición por si hacia falta. No dudes en disponer de todo lo que necesites para concluir con todo esto y si quieres que ponga personal a atenderte en la casa solo dime, en menos de un suspiro estarán ahí...
- Gracias pero prefiero no tener desconocidos al rededor, es mejor así.
- De verdad agradezco cuñado que tu te ocupes de eso...
- Somos familia Iván y también me concierne, Isabella es mi hermana. Haré que se resuelva, lo prometo.
- Confío en ti.
- Bien, hablamos mañana. Llama cualquier cosa que ocurra.
- Tu igual. Las llaves de los coches están en el cajón del escritorio en el estudio de la planta baja, supongo que prefieres no usar chófer.
- Lo prefiero si,  manda un beso a Nico y a Isabella.
- Cuidate, hablamos mañana.
- Adiós. "

Corte la llamada y me dispuse a desempatar mi ropa. Una vez echo eso baje a la cocina y me encontré con que al no estar la casa habitada no había ningún alimento.
No era que tuviera muchos deseos de cenar tampoco, pero tenía que resolverlo, y sospechaba que mañana no podría ocuparme de ir a hacer compras.
Fui al estudio y tomé las llaves de una 4x4 negra.
Quince minutos después manejaba por las calles de la ciudad hasta un lugar donde poder avastecerme de todo lo que requería, realice mecánicamente las compras, algo a lo que estaba muy acostumbrado era a los alimentos sanos y naturales.
Cuando tuve todo lo que podría hacerme falta, incluso mis productos de higiene personal me dirigí a la única línea de pago.
Repasaba mentalmente lo que tenia que hacer mañana en el correr del día, algo muy común en mi. La marina me había convertido en un hombre de hábitos muy marcados, cada día planificado a la perfección hasta el último detalle. Era bueno improvisando, pero prefería no tener que hacerlo, por lo mismo planificaba cada cosa del día. Bueno, creo que estoy divagando....
La cuestión es que estaba repasando en mi mente lo que haría al otro día cuando una         "discusión" captó mi atención, logrando desenfocarme de mis asuntos y prestara atención a lo que oía.

- ( dependiente) Ya le dije señorita, no tiene crédito en la targeta...
- ( chica) Eso no puede ser, se supone que tenia seiscientos dolares esta misma tarde y no he utilizado la targeta, lo verifique antes de hacer la compra del mes.

Dijo aquella voz algo preocupada y angustiada.  No levante la mirada de mi móvil, porque si lo hacía podía develar que estaba atento a esa conversión y no tenía porque meterme. Pero si que no pude evitar sentir esa pizca de pena por la situación de la muchacha que hablaba. Lo que me causó una verdadera molestia fue la aparente solución al problema de la chica que encontró el dependiente.

- ( dependiente) Mira chiquita, puedo ayudarte con tu problema en digamos.... 20 minutos, tu me esperas en el deposito y yo me encargo de que puedas llevarte luego tu compra a casa sin problemas. Incluso alguna cosa más que nesecites si eres buena y te portas bien conmigo...

Dijo el tipejo sonriendo de forma asquerosa. Tenía deseos de partir su rostro por patán, pero no podía involucrarme en esas cosas, después de todo no era mi asunto, la chica podía acceder con tal de resolver su problema.
Disimuladamente mis ojos se recrearon en la chica, de los pies a la cabeza. Vestía de manera algo peculiar para mi parecer, pero quien era yo para criticarle su atuendo.
Unos tenis negros, unas medias de lana en color blanco, una falda que no pasaba las rodillas en color negro, una blusa de algodón y cuello alto blanca, una bufanda negra envuelta en su cuello y una boina blanca cayendo a un lado cubría algo de su largo cabello negro sujeto en lo que parecía una trenza... Su rostro no podía verlo muy claramente pero su piel era blanca, como si de nieve  se tratara.

- ( Chica) Esta de broma?
- ( Dependiente) Sabes que no conseguirás ese dinero con algún idiota en un callejón...

Insinuó el idiota. La chica apreto en puño sus manos, su mandíbula se tenso, pero simplemente dejó toda su compra sobre el mostrador y salió a paso firme y decidido camino a la salida de la tienda y solamente soltó una palabra más en respuesta.

- ( Chica) Pudrase idiota!!! "

Tuve que contener la sonrisa, porque la respuesta de esa chica me había encantado realmente. Cuando llegó mi turno de pagar mi compra, no me moleste en darle una buena mirada al tipejo, por el contrario le hable en tono frío.

- Cobre lo de la muchacha también.

El tipejo me miro confundido, pero cobro todo tal y como le dije. Puso la compra de la muchacha por separado tal y como pedí y cobro el importe total.
Como sabía yo que la chica no estaba lejos? Simple, podía verla a través del cristal en el cajero de enfrente, supongo yo que verificando en crédito de su targeta.
Salí de la tienda y cargue mis compras en la parte trasera de la camioneta, me recargue en el costado sin apartar la mirada de donde sabia estaba esa chica, llevando las manos a los bolsillos de mi pantalón y espere paciente a que pasara por mi lado.
Cuando por fin salió y cruzo de nuevo la calle hasta el estacionamiento la vi detenerse junto a una bisicleta y patearla molesta.
Me acerque despacio y alcanze a notar la molestia que sentía.

- Disculpa...

Hable captando su atención. La chica giro en mi dirección y me miro entre molesta y asustada. Sus ojos estaban algo rojos y podía notar la humedad bajo ellos. Algo en mi interior se removió inevitablemente.

- Esto es tuyo.

Explique tendiendo las bolsas con sus compras.
Me miro aun más confundida y desconfiada.

- No, yo no...
- Son las cosas que dejaste en la tienda de ese idiota.
- P... Porque....
- No pienses mal, no pretendo que hagas nada. Solo no me pareció correcto lo que ocurrió ahí dentro.

Dije antes de que pensara mal.

- Vamos, puedes tomarlas, son tus cosas....
- Pero no tengo dinero, no puedo...
- No te preocupes, solo toma tus cosas y ve a casa tranquila. No dejes que el idiota ese salga triunfante.

Pedí dándole una sonrisa amable.
La chica por fin tomó sus bolsas aún algo dudosa

- Yo...
- Tranquila, no todos los hombres son unos patanes. Ten buenas noches...

Dije ya camino a la camioneta, sonreí satisfecho y me fui de regreso a la casa con la tranquilidad de que al menos había mejorado un poco la noche de esa chica de ojos verdes.

En las llamas de tu pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora