Capitulo 39

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- Lo mejor es que te sientes. 

Hable en tono frío ya dándole un pequeño empujón y dejándola caer sentada sobre el mugroso sillón.  En cuanto  la solté sus dos mano fueron a su cuello. Tosía y sabía que era mi causa que lo hiciera,  pero no me importaba. Se merecía eso y mucho más. 

- Esta en una propiedad privada.

Dijo  viéndome nerviosa,  pero no había precisamente miedo en su ojos.   Enarque una ceja viéndola insolente.

- Y tu crees que eso me preocupa?  Tu y yo tenemos algunos asuntos de los que hablar. 

Advertí.  La muy tonta no soltaba el arma y creyó que podía disparar.  Pero lo que ella no sabía era distinguir el peso de un revolver  cargado y uno vacío.  Jaló el gatillo apuntándome directamente varías veces y no oculté mi sonrisa. 

- Crees que soy un novato? 
- No pienso decir nada.

Soltó tirando a un lado el revólver. 

- Lo dirás,  claro que si.  Y lo primero que quiero saber es donde se esconde la rata de tu amigo " Elías "

La muy cínica sonrió creyendo que tenía una salida. 

- Saberlo tiene un precio...

Intento extorsionarme. Di un par de pasos y tomé una silla.  La coloqué frente a ella dejando el respaldo al frente, me senté frente a la mujercita ante mi y saque la nueve milímetros que tenía en mi espalda.  La sostuve en una de mis manos y apoyé los ante brazos en el respaldo de madera. 

- Déjame contarte algo sobre mi que te interesaría  saber antes de querer
" negociar"  un precio por lo que quiero saber. 

Ella soltó un exasperado bufido y se cruzó de brazos indolente. 

- No me asusta lo que tengas que decir. 

Agrego molesta. 

- No me importa si me temes.  Pero tal vez te interese saber en que te metió tu migo Elías. 
Verás...  Diana,  puedo llamarte Diana.  Verdad? 

Pregunte relajado.  Rodó  los ojos en gesto de desinterés. 

- Tal vez tu amigo Elías no te haya comentado,  pero esa chica que el te pago para drogar es mi mujer.  Y la bebé que esperaba mi hija...
- Eso ya lo sé,  piensas que me importa?  A mi solo me importa el dinero que me pagarán por lo que hice. 

Soltó con burla. 

- Diana, Diana...  Tu no verás un solo dólar de ese dinero. Y te diré por qué... 
No suelo irme por las ramas pero como quiero que entiendas en que te metió tu amigo te lo explicaré.
Entre en la Marina Española hace más de 11 años,  no voy a entrar en los detalles de porque lo hice,  si te diré que ahí aprendí muchas cosas.  Entre ellas  hacer hablar a las personas...
No me extenderé hablándote de la cantidad de maneras para hacer a alguien decirme lo que quiero he aprendido Diana.  Pero si te diré que tu amigo te metió en un enorme problema. Me había retirado hace más de un año,  no tenía plan de volver a utilizar mis destrezas.  Te juro que no,  pero en vista de los últimos sucesos no me dejaron más opciones. Te haré una pregunta que seguro podrás responder... 
Si fui capaz de matar a completos extraños en diferentes partes del mundo,  si no me peso la conciencia  el matar a quién me ordenaban los altos mandos. Si no me importaba torturarles para obtener la información que mis jefes requerían...
Que crees tu Diana que sería capaz de hacer por la mujer  a la que amo y por mi hija?  Que piensas que puedo llegar a ser capaz con tal de conseguir cazar a quienes dañaron lo que más amo?

Pregunte viéndole fijamente.  Sus ojos y su cuerpo se movieron incómodos y asustados. 

- Sabes?  Como te comentaba hace un momento estaba retirado. No tenía permiso de usar un arma si no era en legítima defensa,  pero hace algunas horas  llamé a mis antiguos jefes, soy un Marine, un capitán condecorado que ha ganado a base de sangre y sudor muchos amigos importantes, en cargos que tu seguro no sabes ni que existan.  Y esos amigos Diana...  Esos amigos me deben muchos favores, sus vidas han estado en mis manos y gracias a mi, hoy siguen respirado.  Cuándo les llamé no dudaron en autorizar mi reincorporación de manera inmediata para poder hacer  lo que hiciera falta.
Como lo veo yo,  tienes solo dos opciones.
La primera... Me dices lo que necesito saber y te irás presa a una cárcel de este país,  sin ningún cargo más y de seguro que un abogado aceptable puede reducir tu condena con algún trato.
Y la segunda opción  Diana...  No creo que te guste mucho,  pero de todas formas te la daré.. 
Si no me das lo que quiero...  Si decides hacerte la resistente y prefieres no hablar conmigo...
Te juro Diana...  Te juro que me encargaré de llevarte en persona a alguna de esas prisiones que tienen los gobiernos  y de las que muy pocos saben que existen... 
Lugares que si me permites decirte son todo menos buenos. Ahí,  en esos sitios no importa  que seas un anciano,  mujer o un niño...  Ahí no te trataran como nada más que escoria inmunda que no vale nada.  A ti, siendo mujer se encargarán seguro de darte trato especial...  Ya sabés... golpizas,  violaciones varias veces al día. Pero tranquila,  me encargaré de que mis amigos se aseguren de que te mantengan con vida por muchos...  Muchos años,  para que puedas disfrutar de las instalaciones... Seguro y haces muchos más amigos...

En las llamas de tu pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora