Capitulo 16

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En cuanto Nahuel salio del apartamento nuevo de de Daniela ella se sintió sola de inmediato.
Llevó distraída las llemas de sus dedos a sus labios, los sentía hormiguear por ese beso tan intenso que el le había dado. No sudo evitar el estremecerse al recordar lo ocurrido, se había entregado a él, y había sido algo tan intenso que ni tuvo tiempo de pensar en detenerse, ni siquiera ponerle en sobre aviso de su virginidad.
Claro que le dolió en principio, recién en ese segundo se dio cuenta de lo que había echo. Pero el...
Nahuel había actuado ante la situación de forma tan perfecta, tan dulce...  Regalándole sensaciones tan... Tan placenteras, tan intensas que se olvidó de todo. Del dolor, del miedo a su reacción en cuanto lo descubrió y la hizo alcanzar algo tan espectacular que no se pudo controlar, no tenía domino de su cuerpo, se sintió tan agena, tan llena... En un lugar donde solo las caricias de esas fuertes manos existían, y la hacían sentir que flotaba
Dios!!! Estaba loca, se había entregado a él de una forma tan sublime que se sintió como si fuera otra mujer.
Esa no era ella, nunca había deseado, no tenía la mínima experiencia en hombres y luego de lo que había pasado con su acosador pensó que no podría llegar a sentirse tan segura como para llegar a tanto con un hombre...
Se dejó caer en su cama desarreglada, suspirando, sentía todo su cuerpo ajeno, con algo de molestia en determinadas partes, pero tan satisfecha que no pudo evitar reír nerviosa. Tomó una de sus almohadas y cubrió su rostro, el perfume de él invadió sus sentidos logrando que se sintiera transportada, cerró los ojos recordando sus manos en toda su piel y noto como solo ese recuerdo le provocaba un cosquilleo extraño en toda su piel.
Cuando la alarma del reloj empezó a zonar de forma insistente se puso sin muchas ganas en pie de nuevo y terminó de vestirse, tenía que trabajar, aunque amaba su trabajo en el hospital hoy tenía que reconocer que no se sentía con energía para cumplir con el. Esperaba que el turno fuera tranquilo, porque de verdad no había dormido mucho durante la noche. Saber que la causa de ese agotamiento tenía un nombre en especial la hizo volver a sonreír.
Salió de su apartamento y se puso en marcha. Tenía un día largo por delante, pero por primera vez en mucho tiempo sonreía.
Daniela no se había dado cuenta que un par de personas le observaban planificando lo que pensaban hacerle, a ella y a ese idiota que la cuidaba.
Cuando llegó al hospital se sumergió por completo en el trabajo y dejó por varias horas que el recuerdo de lo ocurrido durante la noche anterior quedara escondido en su mente, pero la sonrisa no abandonaba su rostro.

- Te vez diferente hoy Daniela.

La voz de un colega hizo que apartará los ojos dos segundos de lo que estaba haciendo. No pudo evitar rodar los ojos, es que ese hombre no entendía. Siempre buscaba la manera de molestarla, siempre criticaba si manera de trabajo, y siempre intentaba dejarla mal ante los médicos cuando los errores complicaba las cosas. Ella no los cometía, no se daba el lujo de cometer un error que lastimar a a un paciente, pero el enfermero que tenía delante no paraba de cometerlos y trataba de culparla a ella por todo.

- Si me veo diferente o no, es mi problema. No tengo porque responderte.

Su compañero apretó los puños con molestia, no la soportaba, ella siempre tan perfecta, con esa sonrisa de suficiencia, siempre tan bonita que todo el mundo quedaba prendado de su perfección. No importaba lo que él hiciera, ella era mucho mejor en todo. Al principio quiso conquistarla, teniéndola de su parte podría dejarle mucha de la carga de su trabajo, pero ella nunca se dejó encandilar, por eso hacía todo por molestarle.

- Tu siempre tan engreída. Te toca limpiar a ti los baños de planta.

Dijo sonriendo con malicia.
Daniela sabía que eso no era así, pero ya había comprendido que lo mejor para molestar a ese energúmeno era demostrarle que no importaba lo que la hiciera hacer ella no se quejaria y lo haría.
Puso una sonrisa relajada en su rostro, lo volvió a ver a los ojos y solo asintió mientras hablaba.

- Bien, terminó de reponer todo aquí y me ocupo de eso.

En las llamas de tu pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora