Al salir de la consulta junto a Daniela sabía que tenía que hablar con ella claramente y ahí no podría hacerlo. Todo su cuerpoe lo decía, la manera en que inmediatamente cerré la puerta tras nosotros y ella miro su reloj suspirando me decían que tenía algo de prisa.
- Tengo que irme. Adiós...
Soltó girando para alejarse le sujete con cuidado del brazo deteniendo su intención de marcharse.
- Necesitamos hablar Daniela...
Dije seguro. Pero ella no parecía muy por la idea.
Suspiro con cansancio y fijo sus ojos en los míos.- Nahuel, no voy a negarte a mi hija, estas aquí, sabes que es tuya y quisiste entrar a la consulta. Pero de verdad no tengo ninguna intención de soportar ningún insulto más de tu parte. Dejaste muy claro en New York que no querías volver a verme. Que me alejara de ti...
Hice lo que tu pediste, me fui... Sali de tu visa y...
- Daniela se muy bien todo lo que dije, pero tenemos mucho de que hablar. Es importante hacerlo cuanto antes.La interrumpí.
- Tengo que seguir trabajando Nahuel. Y no quiero hablar en este momento. No puedo arriesgarme a perder mi trabajo ahora.
Pense rápidamente. Bien, no quería hablar aquí, no lo haríamos. Pero tenía que dejarle muy en claro que tendríamos esta conversación.
- Mira, no quiero discutir contigo. Comprendo que no quieres hablar aquí, y estoy de acuerdo. Pasaré a recojerte y podemos hablar en la cena.
Sujeri. Creo que mi expresión entre conciliadora y decidida la hizo empezar a claudicar. Suspiro y pasó su suave mano en el pequeño vientre donde nuestra pequeña crecía. Pero aún no estaba segura de aceptar, tenía que darle algo que la hiciera terminar de seder.
- Si lo prefieres puedes escoger el lugar donde quieras ir...
Pero de verdad Daniela, no podemos seguir aplazandolo. Tienes... Tenemos que pensar en nuestra hija y...
- Lo sé.Me interrumpió. Volvió a suspirar con cansancio y asintió para mi.
- Esta bien, no sederas. Lo puedo ver en tus ojos...
Pasa por mi a las 22 pm. No conozco el país, por lo mismo no soy la indicada para elegir donde cenar. Ahora, de verdad tengo que regresar a mi trabajo.
- Perfecto, estaré esperándote. Por favor no te excedas con los esfuerzos... Cuidate y cuida de nuestra niña.Volvió a asentir y no pude evitar llevar mi mano a su pequeño vientre y le acaricie con cuidado, se sentía malditamente bien sentir como su cuerpo se estremeció ante mi tacto... Contuvo la respiración en cuanto me incline y con lentitud bese su vientre.
Sentía mi corazón martillear, mis manos hervían ante la sensación de por fin tenerla tan cerca de mi.
No evite mis lágrimas, no pude contenerlas... Simplemente deje que un par de ellas rodarán por mis ojos y trague el nudo en mi garganta antes de susurrar sobre el vientre donde mi hija crecía...- Se buena con mamá princesita...
Ya ansío tenerte en mis brazos...Suspire, me puse de pie, mire sus ojos, grandes, brillantes y asustados. Bese su frente y hable antes de girarme y volver donde había dejado a mi hermana.
- Te veo en la noche Daniela...
Dije y me aleje, no quería hacerlo, claro que no. Pero tenia que...
En la noche podría comenzar a enmendar mis herrores con mi mujer y mi hija. Porque con Dios como mi testigo que Daniela sería mi mujer.
Camine a paso más tranquilo de vuelta a la habitación donde la esposa de Samuel estaba ingresada. Cuando volví a entrar Iván estaba también ahí, pero rápidamente todos y cada uno se fueron marchando, dejando que la pareja disfrutara de su felicidad...
Como Iván decidió llevar a su mujer de paseo, yo me vi libre de ir a la propiedad en la que estaba ya casi instalado. Tenía que terminar de instalar los muebles en aquella alcoba a la que tantas noches le había dedicado...
Terminar los detalles que le darían la belleza que mi princesa merecía.
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En las llamas de tu piel
RomanceEl amor no era lo que esperaban conocer en medio de malos entendidos, furia y dolor...