En cuanto llegue a la casa y me dispuse a sacar las compras de la parte trasera supe que había cometido un error. Ese aroma que inundaba todo el vehículo no podía ser de nada que yo hubiera comprado.
Genial...
Lleve todo a la cocina y me dispuce a guardarlo todo en su lugar, ya sabía que había equivocado una de las bolsas, ahora tenía que descubrir que era lo que no me pertenecía y por esa intensa fragancia a caramelo sospechaba que serían cosas de higiene personal.
Fui sacando con cautela una a una las cosas de esa dichosa bolsa, porque uno nunca sabía lo que podía llegar a comprar una mujer.
Un par de cosas llamaron mi atención por el simple echo de que me dejaban saber que esa chica era algo peculiar, los productos para su cabello y cuerpo tenían todos fragancia a caramelo, algodón, cepillo de dientes, pasta dental, y...
Enarque instintivamente una ceja en cuanto tuve en mis manos esa caja. Una caja de tampax. Unos malditos tampax!!! Y una crema ¿ depilatoria?
No pude evitar soltar la carcajada que salió de mi, es que era inaudito lo que había pasado, yo intentando ser un caballero y ayudar a esa chica, para que? Solo para seguramente quedar como un pervertido que se queda con sus malditos tampax y cosas privadas. En cambio ella se quedó con mi leche, una botella de vino tinto, jamón cocido, aceite de oliva y mis chicles de menta.
Cuando logre controlar mi risa subí directo a la alcoba principal, me fui quitando la ropa de manera mecánica y me metí entre las sábanas, eleve mi brazo y cubrí mis ojos con el suspirando. Valla forma de empezar en New York...
No se en que segundo me quede profundo, solo se que cuando desperté ya eran las cuatro de la mañana. El cambio de horario había logrado despertarme una hora antes, sabía que no volvería a dormir, por lo mismo opte por hacer ejercicio, una hora de intenso entrenamiento despertaba mi cuerpo, luego de eso una ducha rápida para quitar el sudor de mi y directo a la piscina a nadar un par de horas. Eso me ayudaba a aclarar mi mente y reconozco que el agua siempre sería mi pasión.
A las 7 am ya me había vuelto a duchar y me vestí con unos vaqueros, una camiseta de algodón y un Jersey blanco. Tomé un rápido desayuno, aunque tuve que sustituir el vaso de leche por café negro y me encamine a la salida. Tenía que reunirme con el detective que había llevado el caso de mi hermana y hablar con el para saber a más detalle como estaban las cosas. Era un trayecto de 30 minutos al centro de la ciudad, por lo que aproveche el trayecto para escuchar algo de música y distraerme un poco. No sabía porque causa seguía pensando en esa chica de la tienda, en lo que pensaría al darse cuenta que me quede con algunas de sus compras y ella con las mías. Chasquee la lengua, de nada valía pensar en eso, seguramente no volvería a cruzarme con ella.
Estacione la camioneta y me adentre a las dependencias policiales, me pare frente a una oficina y en cuanto el oficial me vio hable en tono seguro...- Buenos días, mi nombre es Nahuel Diaz, tengo una reunión con el detective de crímenes mayores Figueroa.
El oficial tecleo rápidamente en la computadora y asintió para mi.
- El detective en este momento está atendiendo otro caso, pero dejo instrucciones de que le espere en su oficina, en cuanto se desocupe se reunirá con usted.
Dijo poniéndose en pie e indicándome el camino. Tenía las manos en mis bolsillos mientras le seguía por un corredor lleno de oficinas.
- Puede tomar asiento y esperar por el detective, de seguro ya no tarda.
Dicho esto se retiro cerrando la puerta tras de si. Observe todo a detalle, una oficina algo común en estos lugares, pero sabía que el dueño era un buen hombre, un detective dedicado a proteger y servir. Me senté en una de las sillas frente al escritorio y me dedique a revisar mis correos en el móvil mientras esperaba. No habrían pasado diez minutos cuando la puerta fue abierta y un hombre de más de cuarenta entraba hablándole a alguien más.
" - Tranquila señorita Lorenz, me ocuparé personalmente de su problema. En cuanto hable con el juez tendré la orden de alejamiento y personalmente me ocuparé de que deje de molestarle...
- Gracias Detective, de verdad agradezco su tiempo.
- No tiene que agradecer nada, es mi trabajo, le daré mi targeta para que tenga mi número de contacto por cualquier cosa que se presente, si vuelve a acercarce no dude en llamarme de inmediato, ya le tuvo demaciadas concideraciones, no deje de llamar ante lo más mínimo...
- Así lo haré detective. "
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En las llamas de tu piel
Roman d'amourEl amor no era lo que esperaban conocer en medio de malos entendidos, furia y dolor...