Capitulo 18

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Abrí los ojos con algo de pesadez, notando de inmediato el peso de su cuerpo casi sobre mi, el calor que emanaba de sus manos apoyadas sobre mi torso, su respiración acompasada...
Mis ojos se deslizaron hasta descubrir su rostro, suave, delicado... Totalmente sereno.
Suspire sintiendo un extraño cosquilleo en mi interior, era una mujer damasiado hermosa. No tarde en recordar como fue que terminamos de esta manera no pude evitar la sonrisa en mi cara.
De verdad estaba agotada, apenas si logro despertar brevemente cuando la tomé en mis brazos para sacarla de la tina, pero casi al segundo que la tuve en mis brazos, apoyo su rostro en mi pecho y volvió a dormirse profundamente.
Por lo mismo la había llevado a la cama, le coloque una de mis camisetas en cuanto logre secar su cuerpo lo suficiente, arrope su cuerpo con las sábanas de seda y las mantas y deje que morfeo la mantuviera perdida en aquel mundo de sueños...
Se veía tan frágil, tan agotada, las ojeras bajo sus ojos me confirmaban mis conjeturas. Dani trabajaba demasiado, tanto que había quedado dormida en cuanto tuvo el mínimo descanso, ni cenar siquiera había podido. No pude contenerme de acostarme a su lado, abrazar su cuerpo al mío y dejarme arrastrar también por morfeo.
Ahora casi seis horas después de meterla en la cama y de acostarme a su lado, yo volvía a despertar sintiéndome Extrañamente mucho más descansado que nunca antes en mi vida.
Suspire e intenté despertarla, tenía que lograr que al menos desayunara apropiadamente antes de llevarla a su piso para que buscara otro uniforme y fuera al trabajo.

- Dani...

Susurre dejando que las lle más de mis manos rozaran su suave y blanca piel.

- Dani despierta...

Pedí, note como su mano se aferraba más a mi torso, su ceño se fruncia con molestia y sus labios dejaban escapar un quejido.

- No me quiero levantar...

Dijo con voz pastosa...
No pude evitar sonreír, parecía una niña que no quería ir al colegio.

- Tienes que desayunar cariño, antes de llevarte a tu piso para que busques tu uniforme e ir a trabajar.

Explique mientras una de mis manos apartaba de sus ojitos cerrados el cabello.
Dani gimio sobre mi cuello acomodándose mejor y manteniendo esa cercanía de nuestros cuerpos. Algo que me causó apretar los dientes al sentir el calor de su aliento en mi piel.

- Que día es?

Preguntó aún adormilada.

- Es domingo Dani.

Respondí. Lo que no entendí, fue porque me abrazo aún más fuerte y soltó un quejido entre frustrado y cansado. Eso hasta que su voz volvió a responder.

- Hoy no tengo que trabajar, porque me despiertas si no tengo que ir? Ahora no podré volver a dormirme

Se quejo. Mi mente hizo el análisis de sus palabras mientras ella ya se levantaba adormilada y salía de la cama, se metió en el baño...
Día libre... Eso era un dato muy bueno... Demasiado bueno.
Sonreí ya levantandome también y me encamine a la ducha donde sabía que Dani ya estaba metida, podía escuchar el agua correr y podía ver su silueta desnuda a través del cristal...
Ya, solo con esa simple vista sentí como todo mi cuerpo reclamaba, como todo en mi se incendiada de manera irrefrenable.
Creo que nunca jamás en mi vida me adentre tan rápido a la ducha, pero es que no podía contenerme, quería, no!! Necesitaba de forma urgente fundir su cuerpo junto al mio, saborear cada rincón de ella era algo imperioso.
Mis manos no tardaron en atrapar su húmeda cintura y pegr todo su cuerpo al mío, mi boca se adueñó de la piel de su cuello mientras mis manos se recreaban en su mojada piel...

- Me encanta tu cuerpo Daniela...

Susurre contra su piel antes de girar su cuerpo y atrapar su boca en la mía,  y no mentia, me encantaba ese perfecto cuerpo.
El gemido que escapó de su boca en cuanto mis manos se recrearon en su cuerpo fue la última gota que soporto mi cordura.
No entendía lo que me ocurría, o porque Daniela era la primera mujer en mi vida que me hacía perder todo tipo de control sobre mi persona...
Recargue su cuerpo contra el mármol de la ducha y tome sus caderas para que sus piernas se aclaran a mis caderas, no deje de besar su boca. No deje de acariciar cada trozo de piel a mi alcance, podía sentir cuanto la encendía el que la besar a, que la tocara de aquella manera. Mis dedos se enterraron en sus muslos al mismo tiempo que entraba en ella de forma lenta, suave...
Disfrutando de la increíble sensación que generaba en mi el sentir su calor íntimo, el sentir la estrechez de su cuerpo. Pero lo que de verdad me volvía completamente loco era sentir sus uñas en mis hombros, sentir ese gemido estrangulado al sentirme dentro de ella.
Dios!! Era exquisita, toda ella era exquisita...
Empecé un movimiento lento, suave... 
Sintiendo como con cada embestida en su interior me incendiaba por dentro...
Escuchar el jadeo de sus labios me encantaba, no podía dejar de tocarla, de besarla. Es que era imposible no sentir todo lo que ella generaba en mi
Cuando sentí sus labios en mi cuello perdí toda el domiño de mi mismo, el instinto depredador me llevó a moverme con más frenesí, con mayor intencidad, mi boca devoro la suya cargado de deseo mientras nos sacaba de la ducha, sin dejar de mover su cuerpo sobre mi y nos lleve a la cama, embistiendo fuerte en su cuerpo, besando toda la piel que tenía a mi alcance.
Los jadeos de Daniela me consumían cada vez más. Me enloquecida su calor, su sabor...

- Nahuel...

Sentirla decir mi nombre entre gemidos me encendió mucho más, ya no podía contenerme, embesti aún más fuerte, con mayor esmero bese sus perfectos senos, sentí todo su cuerpo aproximarse al clímax, sentí sus uñas arrastrarse en mi espalda y no pude contenerme, mi boca y la suya se fundieron en un beso cargado de plaser mientras nuestros cuerpos alcanzaban el máximo placer...
Tuve que hacer un esfuerzo por no derrumbar e con todo el peso de mi cuerpo sobre Dani, nuestras respiraciones eran agitadas, nuestros pulmones luchaban por ingresar aire de la manera correcta, y nuestros cuerpos estaban empapados de sudor y agua...
Definitivamente era una buena manera de quemar energía... Mi frente se mantenía apoyada en su pecho, podía sentir el latir descontrolado de su corazón, su respiración errática y sus delicados y finos dedos acariciando de forma dulce y pausada mi cabello...

- Creo... Que necesito... Otra ducha...

Susurro aun agitada. No pude contener la carcajada que escapó de mi garganta, cuando eleve mis ojos para ver los suyos el brillo intenso de sus ojos me probó o un escalofrío en todo el cuerpo, sentí el momento inmediato en que me di cuenta de que estaba perdido y que Daniela se había vuelto parte de mi mundo, parte importante de mi mismo y también entendí que ya no podía perderla.
Pero eso implicaba mucho que prosesar, algo que en este presiso segundo no podía hacer. Bese sus labios con calma, con dulzura, sintiendo cosas tan intensas y teniendo que contenerme de decir lo que mi mente pensaba y quería que dijera...
" Se mi esposa" 

En las llamas de tu pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora