capitulo 45

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                       Epilogo

            Tres años despues

Cruce las puertas de cristal que daban al enorme jardín de esta casa ya sin poder contener mis deseos de verlas...
Solo dos días, dos condenados días sin verlas y yo ya no soportaba mi mal humor por no estar junto a ellas...
En cuanto baje del coche y cruce el humbral de nuestra casa, de inmediato todos mis sentidos se despertaron, no importaba el cansancio por dos días sin dormir cazando a ese maldito por el que me había pedido ayuda los de la naval española, ya no importaba el mal comer, nada importaba. Estaba de regreso a mi faro, a mi hogar, estaba de regreso a mis chicas...
Mire mi reloj y sonreí feliz de haber llegado realmente a tiempo. Si, a tiempo...
Podía almorzar con ellas, podía compartir esos minutos antes haciendo reír a mis chicas, podía sentir el delicioso y celestial aroma de su piel y sentir su calor y amor...
Fui al salon de juegos que habiamos acondicionado para nuestra princesita pero ahí mis chicas no estaban. Gire para subir a la alcoba de Aurora, pensando que de seguro su madre le estaría dando algún baño o lavando sus manos antes de el almuerzo pero solo atine a dar dos pasos cuando tope con clara que traía en sus manos una carga de ropa ya lavada planchada y doblada. Esa mujer era una perfecta ayuda para nosotros y una excelente nana para mi Aurora

- Clara, buen día.

Salude como siempre.
La mujer fijo sus ojos en mi y de inmediato sonrío.

- Don Nahuel!! Llega justo a tiempo, la niña Aurora se pondrá feliz de saberlo ya en casa. Y la señora ni se diga...

Me respondió, una sonrisa llena de orgullo se posó en mi cara, sin poderlo o quererlo evitar.

- Pude terminar antes de lo pensado con el trabajo, sabes que no me gusta mucho tener que viajar y dejar a mis chicas.
Y... Hablando de...
- Están en el jardín Don Nahuel, la niña quería alimentar a los patos del estanque y la señora le llevo. Sabe que no le gusta dejarla sin vigilancia tan cerca de ese lago.

Explico Clara, si. Sabia que Dani no confiaba en dejar a Aurora acercarse al lago sin supervisión nuestra, Aurora era una niña muy dulce, pero algo traviesa a sus tres años. Si no como se explica que ya se hubiese roto un bracito hacia tan solo tres semanas? Todo porque a la princesita de papá se le antojo escapar de la vigilancia de Clara y trepo el molino.
Aun lo pienso y me tenso solo de recordar de llanto de mi pequeña cuando callo de esa altura...
Tuvo mucha suerte, porque si hubiese llegado a tocar el suelo las consecuencias pudieran haber resultado mucho, pero mucho peor. Para su suerte y nuestra paz su pie quedo atrapado en una fuerte soga que no le dejo llegar a caer por completo. Pero en la caída y choque contra una de las paredes de madera su brazo se fracturó...
De mas esta decir que de inmediato una vez nos aseguramos que Aurora estaba bien pese a su brazo roto me encargue de quitar el condenado molino. Y en su lugar mande construir todo un castillo de princesas acorde y muy seguro para mi hija.
Negué apartando ese recuerdo de mi cabeza y me encaminé a donde sabia que estaba mi razón de existir...
Cuando alcance las puertas de cristal me encaminé directamente hasta el lugar de donde provenían las risas infantiles de mi pequeña princesa y solo con verla mi corazón se puso a latir frenético. Es que solo con verlas, con escuchar su risas toda mi energía se recargaba de manera inmediata...
Me acerque despacio hasta donde mi mujer estaba sentada cómodamente entre la grama verde y el centenar de flores pequeñas que rodean las orillas de el lago. Me moví con sigilo para que no me notaran hasta que estuviese junto a ellas y cuando llegue a la altura donde estaban mis chicas muy entretenidas y divertidas ente ellas me agache para estar a su altura y hable para captar la atención de ambas...

- Cada segundo del día las amo mucho mas...

Dije en tono suave. Mis dos chicas quedaron en silencio y giraron sus rostros sorprendidos a mi. Tres segundos, solo eso bastó para que mis chicas se abalanzaran sobre mi entre gritos abrazos y besos para mi.
Las amaba... No podía ni quería negarlo. Ellas eran toda mi razón de existir.
Habían pasado como treinta minutos cuando recordé que aun tenia en mi bolsillo del pantalón vaquero que vestía el regalo que le había traído a mi mujer. Aurora correteaba a nuestro alrededor con sus perros Golden corriendo tras ella y yo ahora me encontraba tumbado sobre la grama, con mis ojos cerrados y el peso de Dani sobre mi pecho. Los dos disfrutando de nuestra princesa y repletos de paz... Sentía los dedos de Dani entre los mios, el perfume inconfundible de su piel y toda su presencia embriagando todos mis sentidos mientras me hablaba de lo que habían echo en mi ausencia ese par de días.

- Tu hermana dice que Iván compro un par de de yeguas que de seguro querrás ver...

Me iba hablando, estaba tan enfocada en su atención dividida entre Aurora y lo que me decía que ni cuenta se había dado hasta el momento que había quitado con cuidado el estuche De mi bolsillo y lo dejaba entre sus manos.
Yo mantenía con mi cabeza recargada sobre uno de mis brazos y me mantuve en silencio a la espera de....
Si. De eso precisamente. Dani quedo en silencio por completo, abrí un ojo para verla mientras no pude contener mi sonrisa por su expresión.

- Debería usted abrirlo señora Díaz...

Dije jocoso. Dios!!! Amaba sorprenderle. Pero esta vez no conte con lo que pasó segundos después de mis palabras...
Dani, mi mujer en lugar de de abrir su obsequio se quedo estática un segundo más y luego se paro de prisa y echo a correr hasta la casa, dejándome sorprendido, impresionado y preocupado a partes iguales. El estuche quedo sobre mi pecho y lo tome en mi mano mientras ya me levantaba de prisa. No aparte mis ojos de Dani, pero me apure a llamar la atención deAurora.

- Aurora. Cariño... Vamos...

Le llame, la tome en mis brazos y camine medio corrí en la misma dirección que mi mujer. Cuando estuve dentro de la casa deje a mi hija con Clara y le pregunte donde se había metido mi mujer.
Note como Clara retorcía los dos de sus años preocupada y sabia que lo que sea que le ocurriera era por mi mujer. 

- Piensas decirme que esta pasando con mi esposa? 

Pregunte viendole directo a los ojos y ella dudo si hablar o no.  Pero supongo que mi cara de molestia le dijo que yejore lo decía. 

- Hay patroncito!!  Es que no quiera pecar de imprudente o de indiscreta,  pero es que... 
-Dime de una condenada vez lo que esta pasando!! 

Exigí exasperado. Clara se sobresalto por la entonación de mis palabras,  suspiré frustrado comprendiendo que tenia que calmarme. Dale merecía que le tratase de esa manera. 

- Lo siento Clara,  no pretendía hablarte así,  pero es que me preocupa lo que pasa a mi esposa. 

Me disculpe con ella obteniendo su sonrisa comprensiva. 

- Es que la señora Daniela lleva algunos días algo indispuesta del estomago. Viene devolviendo todo lo que come en las horas de la mañana,  pero por las noches parece que se le pasa,  y hasta se le antojan cosa extrañas. 

Dijo confundida.  Le miré analizando cada palabra y no pude mas que  empezar a reír lleno de feliz ya corriendo escaleras arriba...
Si era eso estaba seguro de lo que pasaba Y eran excelentes noticias

En las llamas de tu pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora