Compañeros de Viaje

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Los majestuosos paisajes montañosos fueron reemplazados por las inmensas llanuras que parecían nunca tener final, con sus diferentes tonalidades verdosas invitaban a caminar sobre ellas con los pies descalzos, sintiendo con cada paso la caricia del húmedo césped. Apreciaba esos momentos de tranquilidad en los que podía recostarse bajo la sombra de un árbol viendo cómo las nubes bailaban en el cielo, si levantaba un poco la mano estaba segura que casi podría tocarlas, ahora en parte entendía aquella fascinación de Shikamaru por observarlas con envidia.

A donde debería dirigirse ahora? Podría seguir más al norte hasta llegar a las heladas y místicas tierras de Imuchakk, pero la verdad es que nunca le gustó mucho el frío. La respuesta esta más que clara, si quiere tener alguna pista de Yunan debía cambiar el rumbo hacia Sindria, que clase de lugar sería? Cuando leyó sobre las aventuras de Sinbad quedó fascinada, claro que una buena lectura atrapa a cualquiera sin importar si sea o no verdad.

Unas noches se quedó con una tribu errante, fueron amigables con ella, además que reviso y dio tratamiento a sus enfermos.
Como tantas veces viajaba con un grupo de personas en una caravana, era interesante escuchar sus historias y conocerlos.

Estaba a unos días de llegar al puerto, solo debían cruzar un valle con decenas de cuevas, un lugar perfecto si se desea no ser encontrado fácilmente. Los gritos retumbaron en la oscuridad de la noche, los caballos relinchaban asustados por las enormes rocas que caían en su camino, la carreta se balanceaba violentamente impidiendo ver que estaba sucediendo. Fueron atacados por bandidos, que les quitaron sus pertenencias y les colocaron grilletes. Esta harta de tener que tratar con ladrones, es que nunca se acaban?

Se preparaba para darles una buena golpiza cuando los escuchó hablar.

-El jefe estará muy contento — reía un desagradable tipo de dientes amarillos y cabeza calva — hay muchas mujeres y niños que puede venderle a Fatima-sama.

-Es fácil ganar dinero cuando se negocia con los comerciantes de esclavos — le respondió un hombre flacucho de ojos saltones mientras se frotaba las manos imaginándose toda la fortuna que obtendrían.

Pudo luchar contra ellos, pero esos tipos sólo eran peones sin importancia, si realmente quería acabar con ellos debía ir por la cabeza de la serpiente y clavarle un kunai entre los ojos. Fueron llevados entre los túneles recorriendo alrededor de veinte pasillos para luego encerrarlos en varias celdas. Un tipo gordo abrió la puerta arrojando a un niño que estaba inconsciente y que tenía sangre en el rostro junto a ella, luego se marchó. Como podía tratarlo así?

Nadie parecía prestarle atención, solo escuchaba sus llantos silenciosos, temiendo sobre el desgraciado destino que les esperaba. Nadie más parecía estar herido como aquel niño de cabello celeste, con cuidado de no ser descubierta concentró su chakra en las palmas y comenzó a curarlo, pasaron unos minutos y el pequeño fue despertando.

-Te sientes mejor? — el niño se sentó rápidamente, dio un vistazo al lugar, luego vio las cadenas en sus manos y con una sonrisa dulce como no recordaba haber visto una igual le pregunto.

-Donde estamos Onee-san? — Le extraño que no se asustara de aquella situación, pues hasta  los adultos estaban temblando.

-Fuimos atacados por bandidos — fue entonces cuando el menor abrió los ojos sorprendido.

-Mis cosas? — buscaba por el lugar angustiado — Donde están? No puedo perderlas, son importantes! — estaban más preocupado por sus pertenencias que por ser un esclavo? Eso sí que es extraño.

-Se han llevado todo — su mirada triste le partía el corazón, que sería tan importante para ponerlo así? — descuida, saldremos de aquí. También tienen algo mío que debo recuperar.

Magi - Princesa Shinobi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora