Batalla de Ingenio

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La debilidad de su cuerpo se había ido al igual que el entumecimiento de sus músculos, sus reflejos y sentidos volvieron activarse como antes, se sentía de maravilla como si todo lo pasado hubiera sido un sueño, lo único que faltaba era que el sello en su frente regresara.

Cuando se adentraron al territorio del imperio podían decir que estaban en casa, al viajar sobre las alfombras tardarían un día en llegar al palacio desde las fronteras pero antes de seguir avanzando Sakura, Hakuryuu y Kouha que quiso acompañarlos decidieron tomar el camino largo. Kouen no cuestionó pues sabía que no la haría cambiar de opinión ante sus inusuales ideas, Koumei por su parte trató de intervenir pero fue inútil, Kougyoku como siempre observaba y alentaba a su hermana con una cálida sonrisa y Judar estaba aburrido de acampar o quedarse en posadas que estaban muy por debajo de su nivel, por lo que acompañó a los otros rumbo al palacio.

Que tan bueno era dejarlo volver con la organización? No había nada que hacer, tarde o temprano pasaría.

Judar dijo que sería su aliado y un cambio de opinión a estas alturas no era admisible, esperaba que ya no fuera una moneda al aire... debía confiar en él.

La arquitectura en las aldeas del imperio es única en el mundo con edificaciones altas y los techos con picos decorativos, su vestimenta estaba divida en tres colores principales, verde para los extranjeros que habían llegado a vivir ahí; marrón para los esclavos, y blanco para la nobleza.

Los esclavos se liberarán después de 5 años de servicio y el maltrato está prohibido por la ley. El sistema de la esclavitud se utiliza como una forma de educar a los niños, así como para mantener el orden público. Que ideas más idiotas y ridículas.

Gracias a sus viajes Hakuryuu ahora veía todo de manera diferente, era tal como se lo había dicho Sakura, al salir y ver el mundo podía ver lo crueles que eran esos aspectos de su propio país y al igual que su prima envidiaba la libertad de los ciudadanos de Sindria y de las aldeas que se topaban en sus entrenamientos.

Kouha por su parte no le tomaba tanto interés como ellos ya que era lo que siempre había conocido y que desde niño escuchaba, aún así hizo el esfuerzo de abrir su mente y empatizar con las ideas de su querida hermana porque para él, si Sakura decía que algo estaba mal entonces así era... y si al infierno debía marchar por ella, iría sin mirar atrás.

Luego de una semana por fin llegaron al palacio y cabe mencionar que Sakura no estaba dispuesta a ver a la "emperatriz" ahora que sabía la verdad de la muerte de los príncipes siendo sus propios hijos, si veía su estupida sonrisa le daría un puñetazo en su maldita cara de arpía.

No podía decir que no extrañaba su hogar y su magnífica habitación y sin duda lo que más echaba de menos era el poder tomar un relajante baño caliente en la comodidad de su alcoba.

Y como ya se habían vuelto una odiosa costumbre al salir tenía un visitante.

-Estoy segura que puse el seguro — acuso con la mano en la cintura.

-Como si eso fuera a detenerme — dijo el intruso con gesto triunfante y recostado cómodamente en la cama.

Sakura puso los ojos en blanco, era bueno que Judar la fuera a buscar para saber un poco de la situación.

-Y bien, como te fue con ellos? — se sentó en una silla a un lado.

-Esos malditos ancianos — el tono despreciativo podía apreciarse en cada palabra — los tengo comiendo de mi mano — orgulloso como siempre.

-No los creas ingenuos, seguro te tienen vigilado... algo interesante?

-Al parecer lo ocurrido en Magnostadt tuvo que ver con ellos — Sakura chasqueó los dientes, no le sorprendía que estuvieran detrás de eso.

Magi - Princesa Shinobi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora