Sakura vs Kouen

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Se sentía extraña al volver a usar aquellos amplios vestidos, así que optó por uno de sus favoritos blanco con detalles rojos y negros que no era tan molesto como los otros. El descanso le había caído de maravilla, desde que el sol comenzó asomarse por el alba Sakura se encerró en la biblioteca, llenando el escritorio con enormes pilas de documentos que amenazaban con caer en cualquier segundo.

Leyó, releyó, calculo, volvió a leer, hizo anotaciones, desechando lo irrelevante y marcando lo sobresaliente. Ese banquero sí que había ideado un montón de tretas y artimañas, tenía bastante tiempo para revisar todo aquello, pero quería terminarlo lo antes posible.

Podía sentir como su cabeza estaba trabajando a su máxima capacidad, buscaba una respuesta justa para ambos países, algo que no era fácil considerando la precaria situación económica en la que había quedado el país de Alibaba. Seguramente el rubio estaba arrancándose su oxigenado pelo de elote al ver aquellos números y rezándole al cielo por que Kougyoku cumpliera con lo dicho, y casi podía ver cómo Aladdin lo consolaba diciendo que todo se resolvería dándole aquella deslumbrante sonrisa.

Cerca del medio día Koumei se dio el valor suficiente para entrar a la biblioteca y ofrecerle un poco de ayuda, cabe mencionar que la kunoichi colgó un cartel en la puerta que decía:

"Le romperé una pierna a quien me moleste"

Por lo que el segundo príncipe estuvo aproximadamente una hora parado afuera pensando si debía arriesgarse. Luego de pensar tanto se animó abrir, total si su pierna salía lastimada podría tomarse unos días de descanso.

-Te ayudaré a revisar los cálculos — se cubrió el rostro con su abanico mientras clavaba los ojos en aquella torre de papeles.

Sakura entre cerró los ojos y lo recorrió de pies a cabeza, sería que trataba de espiarla? No, dudaba que la traicionara de ese manera.

-Koumei... — el de cabellos vino volvió a sentir la misma aura amenazante del día anterior — si tu ayuda es falsa, también te romperé los brazos — en cierto modo entendía su desconfianza, después de lo de la boda dudaba que volviera a confiar en ellos tan pronto — cuando logre terminar todo esto seguiré con tus absurdos experimentos — Entonces si debería temer, el príncipe asintió, se lo tenía merecido.

Luego de unas horas Kougyoku llegó con algo de comida para ambos y se quedó ayudarlos, después de todo ella era muy lista y también estaba involucrada con aquel país. Kouha llegó de último quería ser de utilidad para su querida hermana pero estuvo ocupado gran parte de la mañana hasta que logró escaparse.

A ninguno de aquellos pelirrojos les molestaba que sus extremidades salieran dañada, o sencillamente no la creían capaz de lastimarlos y en parte tenían razón, eso la hizo sonreír.

Estaba cerca de atardecer, aquella montaña de papeleo había disminuido su tamaño al menos a la mitad, ya entendía por que Tsunade buscaba cualquier pretexto para salir a beber hasta quedar inconsciente, estar tantas horas haciendo aquello ponía a cualquiera de un humor de perros como la Senju solía tener casi siempre.

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Sus pasos eran firmes, su porte más que imponente, su mera presencia era sinónimo de realeza, todos se inclinaban al verle pasar, con vestimenta tradición de color rojo y blanco, cubierto con una capa oscura haciendo alusión a su estatus real, Ren Kouen estaba de vuelta.

Desde que atravesó las enormes puertas para adentrase al palacio notó cierto ambiente inusual. Un grupo de sus hombres más confiables lo esperaban para darle la bienvenida y de paso contarle ciertos acontecimientos.

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Podía sentir su presencia acercándose, de cierto modo su furia había disminuido al tener aquel grupo de peli rojos a su alrededor, cerró los ojos y suspiró de manera tan pesada que casi dejo media vida en ello y antes de que alguno le preguntara, qué le ocurría? las puertas fueron abiertas de par en par y de manera brusca.

Magi - Princesa Shinobi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora