Odidadas Despedidas

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Según la altura del sol ya era cerca del medio día, para ella la noche fue igual de corta como un suspiro, le dio mil vueltas y siempre llegaba a la misma conclusión, tenía su respuesta y sin importar el camino que eligiera... dolía.

Separarse de los demás siempre sería doloroso, un sentimiento que aumentaba al considerar y estar completamente segura que nunca más los volvería a ver.

Reunidos en el campo de entrenamiento del antiguo equipo siete estaban todos los involucrados y otros cuantos más.

-Les agradecemos su hospitalidad en estos días — decía Kouen en voz serena y como siempre gesto estoico.

-Igualmente para nosotros a sido un honor haberles conocido — Como representante de la aldea Kakashi no podía faltar — fue interesante tenerlos por aquí — además de fructífero ya que gracias a ellos ganó algunas apuestas.

-Suéltalo ya Judar! — gritaba desesperado Kouha que jalaba de un pie al terco magi que seguía aferrado sobre uno de los sapos de Konohamaru.

-No puedes llevártelo! — Aladdin ayudaba al príncipe jalando al moreno del otro pie.

-Dije que es mío! — Ese par de mocosos no lo harían retroceder bajo ningún costo.

-Gamimaru no puede irse al otro mundo-kore! — el pequeño Sarutobi sujetaba al sapo para impedir el secuestro y Hanabi también lo sujetaba de otro lado.

-El abuelo Fukasaku me matará si no vuelve al monte de los sapos dettebayo! — Naruto le daba toda su ayuda a Konohamaru para detener al anfibio, mientras tanto Hinata sosteniendo a Bold lo animaban discretamente.

-DIJE QUE ES MÍO Y ME LO VOY A LLEVAR! — Solo muerto soltaría al sapo o mejor aún los mataría a ellos.

-QUE NO PUEDES! — le respondieron los cinco a la vez.

Los demás solo veían la pequeña escena con una gota bajando de sus cabezas y preguntándose cómo harían para convencerlo? Sakura podría noquearlo, pero necesitaban su poder para regresar, así que debían encontrar otra forma.

-Y hablando de "llevar" — Ino señalaba con sus ojos a cierta extraña invitada.

-Yo... yo no quiero ir! — se acomodaba los lentes con nerviosismo — que les quede claro!

-Si, ajá — la rubia se cruzó de brazos, a ella ni a nadie engañaba — que está pasando? — y de hecho todos quería saberlo.

-En realidad yo la invité a residir en mi país — Sinbad sonreía tranquilamente — tomare la responsabilidad de su estadía.

-Y eso es posible? — Shikamaru que cargaba a una mini copia de si mismo (de no ser por los ojos verdes) al igual que todos veían nuevamente cómo impedían al magi oscuro llevarse al sapo (espectáculo que impedía dormir a Shikadai al cual su madre dejó ese día para que lo cuidara su perezoso padre).

-No lo sé — Sakura se rascaba la mejilla intentando averiguar la respuesta — tal vez lo mejor sea preguntarle a Fénix.

Kurama que tenía muy buen oído asintió de acuerdo con la maravillosa idea de la peli rosa, aunque nadie lo vio y por eso no fue apoyado.

-En realidad... — Aladdin llegó hasta ellos y ahora Hanabi era quien jalaba también a Judar — ya que tengo la sabiduría de Solomon y mientras la señorita no lleve ningún poder abismal que como dijo fénix contradiga la balanza de equilibrio de nuestro propio mundo, entonces no hay problema.

-Es decir que mientras no sea algo equivalente al poder de un djinn o un bijuu está bien — aclaró Shikamaru para los que no les haya quedado claro.

-Y Orochimaru estuvo de acuerdo? — pregunto curiosa Tenten a la que también invitaron al lugar.

Magi - Princesa Shinobi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora