Nuevo Deseo

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Era la misma historia que le contó aquella noche, una aldea con personas felices, un niño que nació siendo especial y tipos encapuchados que los torturaron y asesinaron sin piedad a todos con tal de llevárselo. Entre el caos estaba ella, cómo era posible que Yalena defendiera aquel bebé hasta sus últimas fuerzas? cuánta rabia sintió al ver como la pateaban dejándola desangrarse.

Su amiga era la madre de Judar, un espirito incapaz de hallar el descanso eterno, ahora sabía porque sus gestos le parecían conocidos, eran los mismos que hacía el moreno debes en cuando.

Judar perdió la conciencia por el dolor, tal vez físico o quizá emocional por recordarlos.

Mariposas doradas aparecieron combinándose con otras oscuras que volaban alrededor del cuerpo inconsciente del magi, entre ellas se distinguía una espectral figura acercándose hasta llegar a él, se inclinó tocándole la mejilla con suavidad. Si tan solo estuviera despierto podría verla, que hermosa era, cuánto amor había en sus ojos... y sobre todo cuánto se parecía a ella. Yalena llegó para por fin verlo otra vez sonriéndole como solo una madre sabe hacerlo y desapareciendo segundos después.

-Ya veo... No puedo lastimarlo — no ahora que sabe quien era su madre.

Pero no tenía tiempo para pensar en ellos ya que la barrera fue atravesada por Kouha quien furioso se acercaba atracarlos.

-Aladdin!

-Regresa Kouha-san! — la estrella en la frente del peli azul volvió a brillar envolviéndolos con su luz.

Fueron llevados dentro de la mente del Ren, todo era oscuro y sin vida, el lugar estaba lleno de ramas secas con espinas, y entre aquel tétrico paisaje estaba él, atado con lianas espinosas que le lastimaban su pálida piel. Cuánto le dolía verlo así.

-Sakura Onee-san ahora necesitas hablarle, debes hacer que la oscuridad de su corazón se aleje.

Se abrió paso cortando aquellas plantas con un kunai, pero antes de llagar las lianas se endurecieron haciéndole imposible seguir cortándolas. Importándole muy poco si se hacía daño las tomó con sus manos desnudas, eran como pequeñas cuchillas ardientes que se le clavaban en las palmas.

-Kouha! Me escuchas?!! — por más que las cortaba seguían apareciendo espinas — Kouha!..

Podían escuchar un leve susurro, sería su imaginación jugándose una cruel broma.

-Mírame!....Vine a salvarte! — pudo ver cómo el peli rojo movía unos dedos por reflejo — Eso es! Estoy aquí!

Un nudo se le formaba en la garganta con cada paso viendo a su pequeño hermano con delgados ríos escarlata recorriendo su maltrecho cuerpo y con una gran cantidad de sangre a sus pies.

-Que te han hecho?... — no pudo aguantarlo más, las lágrimas le corría por el rostro — MÍRAME! — las malditas espinas no tenía fin — KOUHA!!!

Sus cansados y rosados ojos se abrieron con lentitud, aguantando aquel dolor intenso que incluso respirar era una tortura, una figura borrosa lo llamaba... el aroma a flores y cerezas llegó hasta él, su vista se fue aclarando hasta distinguirla con claridad.

Podría ser una cruel broma?

Ella era quien lo llamaba?

Era verdad?

-Nee...san? — apenas tenía fuerza para hablar, la garganta le quemaba con cada palabra.

-Si!... si soy yo! — el dolor en sus manos seguía aumentando y no podía importarle menos — Ya estoy aquí... todo estará bien — estaba a unos pasos que casi podía tocarlo.

Magi - Princesa Shinobi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora