El coche arranca, dejando aquel vecindario. Ray se encuentra en la parte derecha del asiento trasero mientras que Hamilton en la izquierda. Ray mira constantemente todo a su alrededor, pues no está seguro de que subirse al vehículo haya sido una buena idea, Hamilton nota esto, por lo que intenta calmarlo.
-Tranquilo, puedes confiar en nosotros, de hecho, de nuestro lado estarás más seguro que por tu cuenta.
Ray responde dudoso. -Ya lo veremos.
Ray vuelve a ver las calles a través de la ventana del vehículo, lo que dijo Hamilton, más que tranquilizar a Ray, le hizo pensar en un recuerdo por el resto del viaje hasta la base:
Recuerda nuevamente a su yo de 10 años, acostado, en su primer noche en la casa de su abuela, la cual había reservado una habitación considerablemente amplia solo para él. Hace mucho, dicha habitación había sido usada, tanto por el padre de Ray, como por sus muchos hermanos, lo que explicaba la considerable cantidad de camas en dicho cuarto. No porque la habitación, y en general la casa fueran amplias, quería decir que fueran lujosas, muy por el contrario, la gran parte de esta ni siquiera se encontraba pintada, casi toda estaba hecha de cemento, dejando paredes grises y en su mayoría rasposas, siendo que la habitación de Ray no era la excepción. Aparte, la puerta que daba a dicho cuarto era de metal, pintada de azul, bastante vieja, pues ya tenía partes oxidadas, aunque, otro detalle de esta puerta, aparte de que esta era ancha, era que, en la mitad superior, en vez de metal, tenía una especie de vidrio que, si bien permitía ver, a modo de silueta, lo que sucedía en el exterior, era demasiado denso para permitir ver con claridad a través de ella. Más allá. otro detalle de la habitación eran la ventanas de esta, pues aparte de las que daban a la calle tenía una que daba hacia el pasillo de al lado, o sea, una ventana para ver lo que sucede dentro de la casa. Curiosamente esta no era la única habitación con este detalle, pues prácticamente todos los cuartos lo tenían, esto más el hecho de que el centro de la casa era un patio amplio sin techo, convertían la vivienda en una especie de vecindad en miniatura, el lugar donde Ray pasaría gran parte de su vida. Gracias a lo cansado que se encontraba Ray, producto del viaje, su sueño fue incapaz de verse interrumpido aún cuando la escandalosa perilla de la puerta se abrió, y tampoco salio de su sueño cuando la puerta rechinaba, producto del empuje de quien abrió la puerta en primer lugar. Un brazo entró en la habitación, recorriendo la pared de la misma hasta topar con el interruptor de la luz, una vez que sucedió esto, accionó el interruptor y la luz anaranjada del foco de mala calidad alumbró la habitación, o al menos la mayor parte de esta.
-¡MOCOSO! Tenemos trabajo que hacer, levántate. -Fue lo que escuchó Ray proviniendo de una voz gruesa, esto fue lo que finalmente lo despertó, más que eso, de hecho, pues había dado un salto en la cama producto del susto. Lo primero que vio, fue al hombre causante de todo el escándalo: Alberto.
-¡¿Qué haces aquí?! -Fue la reacción de Ray al verlo.
Alberto termina de abrir la puerta, empujándola y dejando que el viento termine de moverla hasta que esta esté completamente abierta, después, entra en la habitación para dar espacio a que Robert se asome por el lado izquierdo de la puerta. Robert susurra. -Tu abuela me dio una copia de las llaves para que pudiera entrar en caso de que lo necesitara, ahora bajen la voz los dos, cámbiate y vámonos.
Después de que Robert y Alberto dejan la habitación y cierran la puerta, Ray se pone una ropa deportiva, lo hace estando adormecido, pues después del susto inicial, el sueño volvió a él rápidamente. Una vez que termina y sale de la habitación, pasa por un angosto pasillo con las paredes y el techo hechos de cemento, igualmente sin pintar, entonces llega a una segunda puerta metálica, la cual ya se encontraba semi-abierta, pues Alberto y Robert ya habían salido. Antes de que Ray dejara la casa, oye su nombre viniendo de la voz pasiva de una anciana que se encuentra detrás de él, su abuela, quien está en piyama y con un chal que se había recién acomodado para el frió.
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Los Guardianes de Cianta
ActionDespués de décadas en un régimen, el país de Cianta se vio liberada del yugo del ex-presidente Victor Blake, ahora un prófugo de la justicia. Es el deber de 6 personas, todos con problemas personales contra el crimen, encontrar a este hombre y lleva...