capitulo 27: Practicidad

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El viento mañanero sopla de forma un poco macabra dentro del falso complejo departamental, el único sonido que lo acompaña ahí adentro es una canción: "Feel good Inc." de "Gorillaz", esta suena a través de un estéreo portátil que un soldado trajo, soldado que acompaña al pelotón que tiene como orden vigilar la entrada a la caverna bajo sus pies.

-Yyyyy te bloqueo. -Dijo victorioso el soldado sentado en el piso, al lado del estéreo, a uno de sus dos compañeros quienes descansan de la guardia jugando un famoso juego de cartas. Ambos se le quedan viendo al hombre que arrojó la carta de bloqueo, al traer los cascos puestos no se les puede ver las caras, pero seguramente estarían sonriendo. -¿Qué? -Pregunta el hombre.

-¿Cuantas cartas tienes? -Le pregunta un compañero.

-Solo un... oh, mierda.

Los dos hombres ríen cuando el tercero se percata que se olvidó de una regla importante del juego. -Ya no. -Dice uno entre risas al darle dos cartas a su compañero, las cuales agarra de mala gana.

En cuanto al resto del pelotón, todos se encontraban haciendo guardia, vigilando los caminos entre un edificio y otro, aparte de mirar constantemente las ventanas de estos en busca de algún hombre de la Mafia Oriental que se haya quedado ahí, cuando alguno necesitaba ver lo que había a una distancia considerable, utilizaba la perilla que se encontraba en el lado izquierdo del casco para utilizar este como si fueran binoculares.

De entre todos los que se encontraban haciendo guardia, había dos que llamaban la atención, pues no vigilaban los alrededores de la cabaña, sino la cabaña en sí, temiendo que algún enemigo saliera de la base subterránea, por lo que había una torreta portátil apuntando a la puerta de dicha cabaña, sin embargo, el soldado que la custodiaba, en vez de estar en guardia, tenía su brazo izquierdo apoyado en esta mientras se encontraba discutiendo con el compañero que tenía al lado. -No me quieras ver la cara de idiota. -Dijo este.

-No lo hago, eso fue lo que vi. -Alegó el compañero

-Aja. -Contestó con incredulidad el hombre de la torreta.

-¿Qué está pasando aquí? -Preguntó con firmeza un tercer hombre que llegó al lugar, el cual portaba un uniforme distinto al resto, pues los demás portaban una vestimenta de color azul oscuro con las hombreras, unos tirantes, el cinturón y el cubre bocas del casco de color gris, mientras que este vestía un traje con los tocados del mismo color pero con el traje y el lente del casco de color verde oscuro.

-Escucha lo que tiene que decir este sujeto. -Dijo el de la torreta casi burlándose de su compañero.

-Juro haber visto una persona asomándose desde detrás de la cabaña.

-¿Qué? ¿Y por qué no lo reportaste? -Preguntó un tanto enojado el de traje verde, quien por su forma de hablar se podía intuir que era un oficial.

-Porque cuando me acerqué a investigar ya no estaba, aparte, no se veía humano, era más como una silueta negra... Y juro que escuché la voz de Coulson.

-Eso es imposible. -Dice el oficial. -Coulson estuvo en el operativo que incluyó a los Guardianes, no con nosotros.

-Lo sé, pero muchos de los nuestros murieron aquí anoche, tal vez su espíritu quedó en el lugar y...

-Por favor. -Dijo el de la torreta de forma despectiva.

-Oye, que tú no creas en esas cosas no significa que no puedan pasar, el mundo está muy loco, además, tú no lo sabes todo. -Dijo el soldado ya un tanto molesto.

-Coulson fue de los pocos que sobrevivieron anoche. -Dice el oficial.  El de la torreta no puede evitar reírse de forma burlona a su vez que el otro soldado se queda callado.

Los Guardianes de CiantaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora