Stephen Raymond se despierta en una habitación cerrada, amarrado a una silla de madera, desnudo. Sus dos brazos están amarrados uno en cada reposabrazos, sin embargo, algo que lo extraña es el hecho de que el brazo derecho tiene muchos más amarres que el izquierdo, pues aún puede girar un poco ese brazo, pero el derecho está completamente inmovilizado. Al principio le cuesta unos segundos ver todo claramente. La habitación es bastante extraña: sus paredes están repletas de mosaicos cuadrados azul cielo, bastante sucios, el sitio está alumbrado con una de esas luces enormes con dos tubos, como los que se usan en salones de clases, solo que ésta tintinea dos veces cada cinco segundos. viendo más a su alrededor divisa más cosas, como un barril lleno con lo que él cree que es agua, del otro lado, una cadena pegada en el techo con un gancho en la parte de abajo. Frente a él hay una puerta de metal con una rendija y al lado un vidrio negro enorme. Stephen lo entiende: esta es, o al menos simula ser, una sala de interrogatorios. Todo es muy tétrico, pero lo que más lo asusta son esas manchas rojas oscurecidas que recorren toda la habitación, algunas son solo líneas mientras que otras son extensas, pero la que más le preocupa es esa tan grande que está pisando y que recorre todos los alrededores de la silla donde está sentado.
-¡AYUDAAAA! ALGUIEN SAQUENME DE AQUÍ, POR FAVOR. -Grita Stephen desesperado.
La puerta de metal empieza a abrirse, cuando se abre completamente, él está ahí, El Furtivo entra lentamente en la habitación con una pequeña bocina en su mano derecha y sosteniendo arrastrando un carrito de supermercado con varios objetos, cada uno más extraño que el anterior. Una vez que termina de entrar, cierra la puerta. Stephen se agita aún más.
-¡¡¡AYUDA!!! ¡¡¡POR FAVOR ALGUIEN AYUDEME, SE LO RUEGO!!! -dice mientras agita su cabeza hacia todas direcciones esperando que alguien venga a rescatarlo.
-No seas imbécil ¿En serio crees que me arriesgaría a no amordazarte sabiendo que alguien podría escuchar tus gritos? -dice el Furtivo mientras se acerca a Stephen, cuando está frente a él, baja la bocina a su izquierda.
-¿Q-que vas a hacerme? -dice Stephen aterrado.
-Eres idiota pero no tanto, tú ya lo sabes.
-¿V-v-vas a matarme?
-No. -Dice el Furtivo, luego se acerca lentamente a la cara de Stephen. -Voy a hacer que desees estar muerto. -El furtivo se endereza nuevamente. -Aunque eso depende completamente de ti y de tu cooperación.
-¿Q-que quieres que haga?
-Hay una escuela publica que está a punto de cerrar por falta de fondos. No se tú, pero no me interesa tener más idiotas en la ciudad. Quiero que des el dinero que estaba destinado a la educación publica.
-Pero, ya se lo dije a los medios: no hay dinero para hacer... -El furtivo lo interrumpe.
-No hay dinero porque tú te lo has robado.
-Eso no es...
Stephen respondió un poco alto a El furtivo para corregirlo, gracias a esto, él le da un golpe en el cuello a Stephen para hacer que deje de hablar.
-¡No me mientas! Quiero que hagas eso y que después renuncies a tu cargo.
-¿Qué? Pero ¿Por qué? -Dice Stephen más extrañado que asustado.
-porque eres una escoria que no merece el poder que tienes.
-Lo siento, pero no puedo hacer eso.
-Entonces tendré que convencerte. -El Furtivo pone sus dos manos, uno en cada bolsillo, saca algo de los dos, en la derecha, una jeringa, y en la izquierda, un frasco medico con un liquido. Deja el frasco unos segundos en el suelo y abre el empaque de la jeringa, entonces vuelve a agarrar el frasco e introduce la jeringa en la tapa del frasco para extraer parte del liquido. Entonces vuelve a colocar el frasco en el suelo cuidadosamente y se acerca a Stephen. Ahora el político lo entiende, la razón de que su brazo derecho estuviera inmovilizado era para evitar que él se resistiera. Una vez que termina de inyectarlo, agarra la tapa de la jeringa, tapa la dicha jeringa y la pone detrás de la bocina.
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Los Guardianes de Cianta
ActionDespués de décadas en un régimen, el país de Cianta se vio liberada del yugo del ex-presidente Victor Blake, ahora un prófugo de la justicia. Es el deber de 6 personas, todos con problemas personales contra el crimen, encontrar a este hombre y lleva...