Capítulo 43: Primer Enfrentamiento

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La velada desastrosa proseguía. Hamilton, Jonathan y los demás invitados seguían amenazados a punta de pistola en el salón de recepción de la Casa de Luz; Sam accidentalmente había destruido la consola de seguridad, por lo que no podría activar las defensas del edificio. La única esperanza que quedaba eran los Guardianes, quienes seguían su camino, guiados por Guardián 1, hacia la oficina presidencial, pues sabían que ahí se encontraba el responsable de todo el caos que estaba aconteciendo: Malcolm Blake.

Los Guardianes llegaron a un pasillo, cerca de unas escaleras anchas, lleno de agentes de seguridad, quienes al verlos bajaron las armas. Quien se encontraba al frente era una mujer de piel morena con el pelo agarrado.

-Ah, los Guardianes están aquí. –Dijo la mujer hablando por el comunicador en su oído; entonces se dirigió a los Guardianes. -Malcolm se encerró con el presidente en su oficina. Lo tiene como rehén, así que tuvimos que dejarlo pasar. Dijo que sólo los dejaría entrar a ustedes ¡Vengan!

En la oficina de Joseph, la cual estaba a oscuras, el presidente se encontraba parado frente a su escritorio, viendo cómo Malcolm deambulaba de un lado a otro de la habitación de manera impaciente.

-¡¿Crees que puedes retenerme aquí?! –Dijo Joseph con coraje. -Reforzamos la seguridad después de nuestro ataque. Ni siquiera tú conoces todas las defensas que tiene la Casa de Luz. No tienes forma de salir de aquí.

-Sí la tengo. –Contestó Malcolm al detenerse, justo en frente de Joseph. -A menos que hayan hecho una remodelación bastante grande en unos cuantos meses, hay un helipuerto arriba de la oficina. Ahora mismo hay un helicóptero que está viniendo hacia aquí por mí, de hecho. –Sonrió.

-Los antiaéreos no te permitirán irte.

-"Antiaéreos" ¿Y dónde se activan esos "antiaéreos"? ¿En la sala de seguridad? Joseph, si estoy aquí es porque no puedes confiar en tu maldita seguridad. –Afirmó Malcolm con su vista fija de manera atemorizante en el presidente.

-... ¿Vas a llevarme contigo? –Pregunto Joseph, un poco preocupado al darse cuenta de que lo que decía Malcolm era verdad.

-No.

-¿Entonces qué vas a hacerme?

-Nada.

-¡¿Qué?! ¡¿Y por qué hiciste todo esto?!

-Bueno, tú dijiste en la presentación que "retabas a las ratas a salir de su alcantarilla para que intentaran roer tu castillo" o algo así. Pues yo acepté el reto. Decías que sería imposible pero, bueno, si no te he matado aún es porque no he querido, básicamente, jeje.

-¡Los Guardianes vendrán! –Afirmó Joseph con coraje, aunque también sonó como un pedido de esperanza.

-Espero que sí. Quiero ver lo que pueden hacer contra esto. –Dijo mientras sacaba una jeringa metálica de su cinturón, a la cual le quitó la tapa y se inyectó el contenido en la vena del brazo izquierdo.

-¿Qué es eso?

-Una muestra de lo que vendrá. Solo hay que esperar a que haga efecto. -Contestó mientras guardaba la aguja de vuelta en el cinturón. -... WOW JAJAJAJAJAJAJA...

Malcolm se encorvó, extasiado por alguna razón. Joseph quiso aprovechar ese momento de distracción para meter su mano lentamente en su saco y extraer una pistola, con la cual apuntó a Malcolm. Pero éste, aun riendo de forma maniática, agarró con fuerza la muñeca de Joseph, por lo que el dolor le hizo tirar el arma. Tras esto, Malcolm empujó al presidente con una sola mano, pero la fuerza inhumana con la que lo hizo fue tal, que Joseph salió disparado, tirando las cosas que había en su escritorio y estrellándose contra la silla, la cual cayó junto a él, causando que un pequeño objeto redondo saliera volando del bolsillo de su saco.

Los Guardianes de CiantaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora