Los Guardianes de Cianta

Capítulo 47: Riesgos

El día transcurre en Light City. Dado que es una ciudad más alejada de la Base Hope que Dark City, a Ray le toma algo de tiempo llegar, pues el presidente en persona solicitó su presencia. Sin embargo, el viaje no se le hace tedioso a Ray, quien en vez de tomar la limosina y dirigirse discretamente a la ciudad, prefiere ponerse la oscura armadura de Knight y recorrer la carretera y los caminos hasta la Casa de Luz montado en su chopper alterada para uso militar, escuchando música en el camino. En concreto, se encuentra oyendo "Run Through The Jungle" de Creedence Clearwater Revival.

Mientras recorre la carretera de la casi blanca ciudad, Knight se detiene en un semáforo en rojo. Dado que últimamente el estado de ánimo de Ray es bastante positivo, éste se permite hacer ligeros movimientos con su cuerpo al ritmo de la tonada, dándole pequeños golpecillos a la motocicleta con su mano derecha mientras meneaba su cabeza. Fue después de unos segundos que le dio por mirar a su derecha, y se dio cuenta de que se encontraba al lado de una camioneta, con un niño en la parte trasera viéndolo estupefacto, con la boca abierta y apuntándolo con el celular para grabarlo. Tras ver esto, Knight detuvo su contoneo y se dispuso a levantar la mano en señal de saludo, justo en el momento en el que el semáforo pasó a verde, por lo que tras saludarlo arrancó la moto; a diferencia de la camioneta, que tardó en moverse, pues incluso el padre del niño, quien conducía el vehículo, se había quedado asombrado con el encuentro.

Knight siguió con su camino, dándose cuenta de que las cosas en Light City eran bastante diferentes a las de la ciudad donde él operaba, pues sus calles eran casi relucientes de lo limpias que estaban, e incluso la movilidad, vial o peatonal, era más respetuosa que la de la ciudad vecina. Mientras seguía con esta reflexión, una voz robótica viniendo de su casco interrumpió sus pensamientos.

"Tiene una llamada entrante desde la Base Hope". Anunció la voz.

-Acéptala. –Contestó Ray.

Del otro lado de la línea se encontraba Alicia, vestida cómodamente con camisa y pans blanco, hechos para los ejercicios que realizaban con Jonathan. Ella utilizaba un teléfono especial pegado a la pared de la sala de entrenamiento, pues, obviamente, al estar bajo tierra es imposible utilizar un teléfono celular normal.

-¿Qué tal? –Sonrió ella. –Solo llamaba para ver cómo estabas.

-Descuida, nadie ha intentado matarme desde que salí de la base... aún. –Bromeó Ray. -¿Y tú? ¿Cómo va el entrenamiento?

-Apenas estamos calentando... Dime ¿Qué traes puesto?

-Una tanga de leopardo con una soga en el...

-No seas tonto. –Rio Alicia, al igual que Ray. –Sé que llevas el traje, pero quería saber de qué color.

-Negro, obvio.

-Ray... -Dijo Alicia, casi a modo de regaño.

-¿Qué? Así resalta más. –Se justificó.

-Tienes que aprender a despegarte del negro. Además, el modo diurno se llama así por una razón.

-¿Y por qué el interés en mi apariencia? –Sonrió Ray.

-Bueno, es posible que te vea en el noticiero de la tarde. Ya sabes que cada que Hopkins te pide que vayas a la Casa de Luz hace toda una rueda de prensa al respecto.

-Je... lo sé. Está bien. –Suspiró Ray con una sonrisa. -Cambiaré el color.

-Gracias. Suerte con la prensa.

-Suerte con Jonathan. Dale una golpiza a Reed si puedes.

-¿De tu parte o de la mía?

-Por la razón que quieras. –Sonrió.