capítulo 28: Visita inesperada

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Una mano da pequeños golpes a una puerta completamente blanca, intentando llamar la atención de quien se encuentra del otro lado. No hay respuesta, el hombre repite los golpes.

-¡Pasa! -Es lo que se escucha del otro lado con voz un tanto enojada, la voz le pertenecía a Jasón. El hombre que tocó la puerta buscaba la perilla sin éxito, debido a que se tardó en abrir, Jasón, molesto, le explica burdamente. -¡El botón de al lado!

El hombre mira a su derecha y ve un pequeño botón de color blanco, al presionarlo, la puerta se desliza hacia la derecha, desapareciendo de la vista del hombre, quien resultó ser Reed. -Se ve bonito. -Comenta el hombre de pelo anaranjado. -Pero me parece un desperdicio de energía eléctrica.

-No gasta electricidad, es a través de poleas. -Explica Jasón sin voltear a ver a su compañero, pues está concentrado viendo el monitor de su computadora, presionando teclas con rapidez.

Reed se extraña de lo que hace Jasón, por lo que entra al departamento de este y se coloca detrás del lugar donde Jasón está sentado, al solo ver códigos sin sentido de color verde en la pantalla, Reed entiende aún menos lo que está haciendo su compañero. -¿Estás explorando los archivos del Vaticano? -Pregunta en broma.

-Sí, Reed. -Le responde Jasón sarcásticamente, aunque sin mucha energía. -Aquí dice que Jesucristo era negro. -Le dice apuntando a una parte aleatoria de la pantalla.

-De hecho, vi en un documental que, por cuestiones geográficas, Jesucristo debía ser...

-...Intento recuperar unos archivos. -Interrumpe Jasón antes de que Reed siga con su divagación. -Este sujeto... Eh... Ray, me dio esta laptop diciéndome que seguramente contiene información de lo que hacían en la base rara a la que fuimos ayer, el problema es que parece que infectaron este ordenador con un virus especialmente hecho para borrar todo rastro de información.

-¿Crees poder recuperarlos? -Pregunta Reed.

De la nada, chispas empezaron a salir del ordenador, causando un sobresalto en los dos hombres. -No. -Contesta Jasón con poco ánimo.

Reed ríe un poco. -Pensé que eras buen informático. -Dice, casi burlándose.

-No soy buen informático. -Exclama Jasón mirando fijamente a Reed. -¡Soy un MUY buen informático! Pero si conviertes una computadora en un pisapapeles... Pues tampoco hago milagros.

Reed sigue sonriendo. -Eh... Como sea, vine a decirte que Hamilton habló, vendrá por nosotros en unos minutos, por si quieres cambiarte o algo. -Dice Reed aludiendo al hecho de que Jasón apenas si lleva un pans y una camisa de tirantes. -Después de todo... Parece que ya te desocupaste. -Sonríe, luego se va de la habitación, dejando a Jasón, quien ve fijamente al ordenador que técnicamente acaba de explotar.

Ya en la base subterránea del gobierno, más específicamente en el área de entrenamiento, los Guardianes están preparándose para las lecciones que Jonathan quedó de enseñarles. Alicia se encuentra en el centro del salón, quien es ayudada por su compañera desde hace tiempo: Sam. Sam tiene unas manoplas planas de boxeo, de esos que se pueden poner en las manos si uno extiende la palma, con los que está ayudando a Alicia a practicar algunos golpes, Chester, Jasón y Reed están hablando apoyados en una pared, Pace está al lado suyo pero no está participando en la plática, pues está calentando y haciendo estiramientos. Ray, por su parte, está en otra pared, también se encuentra estirando sin prestarle atención a nadie, por lo tanto no se percata de que sus tres compañeros lo están viendo.

-¿En serio vas a decirlo? -Pregunta Jasón casi susurrando y con una pequeña sonrisa.

-Por supuesto que sí. -Contesta Reed con confianza.

Los Guardianes de CiantaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora