Capítulo 12: Buenos modales

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Aquel servicio de camarero no tenía nada que ver con el bar en el que trabajaba en Kansas. En aquella noche había servido más cócteles que en los seis años que trabajó en su antigua ciudad, y aún no había terminado.

Había memorizado las mesas rápidamente y entre él y Janet las atendían todas el doble de rápido que la otra noche. Aunque cada vez que las chicas salían al escenario Dylan se quedaba un par de minutos mirándolas, viendo como bailaban todas completamente sincronizadas con algunas coreografías para mayores de edad.

–Dylan, agradezco que estés aquí, pero cuando hay un número no puedes quedarte parado.– Le decía Janet cada vez que le veía parado.

–Ya, ya. Es que es mi primer día y sigo flipando.

–Pues deja de flipar un poquito. Están a punto de acabar y después de un número es cuando las comandas se disparan.

–Lo pillo, vale.

Y Janet no se equivocaba. Todo el mundo pidió otra ronda cuando la actuación terminó. No dejaban de ir de un lado a otro tomando nota, llevando copas y cobrando cuentas. No entendía como el club tenía tantas deudas como decía Louane si no paraba de llevar dinero a la caja.

–¿Qué tal se te está dando?– Le dijo Noah una de las veces que se acercó a la barra.

–Yo creo que bien. No he tirado ninguna copa, ni me he equivocado de mesa ni nada.

–Estupendo.– Sonrió.– ¿Podrías decirle a Aaron que me cojo un descanso de cinco minutos para salir a fumar, porfa?

–¿Tu fumas?– Dijo extrañado.

–Si.

–Pues nunca hueles a tabaco ni nada.

–Ah, porque no me gusta ese olor.

–Creo que eso no funciona así.– Ambos se rieron.

–Tú díselo por mi, anda.– Dijo con una sonrisa y después salió de la barra.

Dylan negó con la cabeza mientras veía a Noah salir del local y mientras él mismo se acercaba a Aaron para informarle.

–Eh, Dylan. ¿Todo bien?– Dijo al verle.

–Si, solo venía a decirte que Noah ha salido cinco minutos a fumar.

–Oh, ¿ya es su descanso?– Dijo mirando su reloj.– Bueno, supongo que está bien.

–Oye, ¿tu sabes por qué, a pesar de fumar, no huele a tabaco?– Aaron se encogió un poco en hombros.

–En la vida hay grandes enigmas sin respuesta.– Hizo una pausa y miró a Dylan.– Noah Reid es uno de ellos.– Dylan se río.

–Vale. Me quedo mucho más tranquilo.

–La mesa doce te necesita, y después llevarles la cuenta a la veintiocho.

–Perfecto.

Dylan cogió el pequeño plato de metal donde estaba la cuenta de la veintiocho y la llevó a su mesa antes de ir hacia la doce a tomar nota. Pero al llegar a la doce, el hombre sentado en la mesa detrás de él comenzó a hablarle como si le estuviera atendiendo a él.

–Disculpe, pero ahora estoy con esta mesa. Deme un segundo y estaré con usted.

–No necesito esperar un segundo, ellos sí.

Dylan disculpo a la mesa doce y después se dio media vuelta para mirar al hombre que le estaba hablando. No estaba solo él en la mesa, sino que estaba con un chico que parecía de su edad y dos hombres más.

–¿No le enseñaron buenos modales en la escuela o que?

–¿Y a ti, chico?

–Es nuevo aquí, papá. No hay más que verle.– Dijo el que al parecer era su hijo.

–¿Eres nuevo?– Arqueó las cejas y sonrió de forma algo molesta.

–Y usted un cotilla. Y no es una pregunta.

–¿Donde está tu compañera? Ella sabe quién soy, me atenderá mucho mejor que tú.

–Ella tiene otras mesas que atender.

–Vaya por dios.– Aquel hombre estaba
enfadado bastante a Dylan.– ¿Te importaría decirle a Louane que estoy aquí?

–Podría decirme al menos quién demonios es. Así sabré como tengo que tratarle.

–Tu dile que Steven Parker está aquí.

–Claro.– Dijo alejándose y yendo hacia la barra.

–Y cuando sepas como tratar conmigo, trae dos whiskys.– Dijo levantando un poco la voz.

Dylan se acercó con paso decidido hacia la barra cabreado por cómo le había tratado aquel tipo y al llegar, dejó caer su bandeja sobre la barra.

–Te agradecería que no la rompieras.– Le dijo Aaron.

–Es que hay un tío que me ha puerto de los nervios.

–¿En tu primera noche? No pinta bien.

–¿Te suena el nombre de Steven Parker?

Nada más pronunciar el nombre del hombre, Aaron levantó la vista preocupado y serio hasta encontrarle sentado en una mesa mirando como las chicas bailaban.

–Aaron.– Dijo Dylan devolviéndole a la realidad.– ¿Quien es ese tío?

–¿Qué te ha dicho?

–Que avise a Louane de que está aquí y que le lleve dos whiskys.

–Vale, te lo preparo en un segundo. Déjame avisar a Louane.

–¿Pero quien...?– Intentó preguntar pero Aaron le mandó callar cuando sacó un walkie-talkie.

–Bryce, dile a Louane que Parker está aquí.

–Aaron, ¿vas a decirme quien demonios es ese tío?

–Te lo explico en otro momento, pero ahora llévales las bebidas.– Dijo dejándolas en la bandeja de Dylan y él se las llevó.

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