Capítulo 28: Cosas de chicos

36 3 1
                                    

Cuando Dylan volvió al club, Noah estaba trabajando como si hace treinta segundos no hubiera estado a punto de romper a llorar. Aquel chico le resultaba un completo misterio, lleno de cerrojos que estaba seguro que se abrirían solos si escogía las  palabras adecuadas.

Tras unos nuevos pases de bailes, el público se puso en pie una última vez para aplaudir a las chicas y a Dylan antes de que cerrara el club.

Dylan se había dado cuenta enseguida que trabajar de bailarín era mucho más agotador que trabajar de camarero.

Esperó un poco tumbado en uno de los sofás del camerino mientras las chicas terminaban de desmaquillarse. Él sólo tardó cinco minutos en estar listo para salir por la puerta. Había decidió esperar a Brook, pero ella le había dicho que lo más seguro era que tardara un poco, así que decidió salir al club y echar una mano recogiendo un poco las mesas para hacer tiempo.

–Podrías ayudarnos a limpiar todas las noches.– Le dijo Aaron con una sonrisa.

–Eso depende de Brook.

–Que importante es tener vecinas que estén buenas, ¿no?– Dijo Derek apareciendo con su chaqueta de cuero al hombro y Dylan se puso rojo.

–Sólo somos amigos.

–Si, ya. Yo también era "solo amigo" de Janet y mírame. A punto de irme a cenar con ella.

–Y conduces tú, así que dos copas máximo.– Dijo Bryce acercándose a él.

–Tendré cuidado. Pero recuerda que bebo aquí todas las noches y llego a casa perfectamente.

–Eso es lo que tu dices.– Derek se rió.– ¿A donde la vas a llevar?

–A un restaurante del centro. Me conocen, se come bien y nos guardarán una mesa.

–¿Y sólo vais a cenar?– Dijo Bryce un poco decepcionado.

–O no. Quien sabe. No te prometo nada.

–Ese es mi chico.– Sonrió y después le dio algo.– Toma, más te vale usarlo.

–¿Un preservativo?

–No me mires así, parece que no me conoces.

–¡Ya estoy!– Dijo Janet acercándose y Derek lo guardó en su bolsillo.– ¿Nos vamos?

–Si, claro. Después de ti.– Se hizo a un lado para dejarla pasar y después se fue tras ella.

–¡Pasadlo bien!– Les gritó Bryce.– Y recordad que los ojos de ambos están un poco más arriba de donde vais a mirar.– Dijo y Derek le miró por encima del hombro con una sonrisa.

–Bryce, no tienes filtro.– Le dijo Aaron riéndose.

–Lo tenía, cariño, créeme. Pero con los años ha ido desapareciendo.

–¿De quien es esta mochila?– Preguntó Noah señalando una mochila negra que había encima de la barra.

–Es mía.– Le dijo Dylan.– Muevela tranquilo si necesitas limpiar.

Noah asintió un par de veces y después cogió la mochila y la dejó el suelo, pero al levantarla, no se dio cuenta de que su móvil estaba encima y salió volando hasta estrellarse contra el suelo.

–Mierda.– Exclamó Noah y saltó la barra como un atleta de gimnasia rítmica, lo cual impactó un poco a Dylan.

Cuando volvió en si, y se dio cuenta de que el móvil era suyo, se acercó a Noah, quien había recogido su móvil. La pantalla estaba bien, pero la parte trasera, se había roto hasta casi verse el interior del móvil.

–Dios, Dylan. Perdona, no sabía que...

–No pasa nada.– Dijo cogiendo el móvil y comprobando que funcionara.– Lo importante es que funcione. No te agobies.

–¿No tienes funda o que?– Dijo Ed asomándose desde su palco, donde lo había visto todo.

–No, Ed. No encuentro ninguna que me guste.

–¿Quieres que te busque alguna? Conozco un sitio donde hacen unas alucinantes.

–¿Qué hacen alucinantes?– Preguntó Brook saliendo al club.

–Fundas de móviles.– Le dijo Ed.

–¿De eso habláis los chicos cuando estáis solos? ¿De fundas de móviles?

–Sólo a veces.

–¿Qué le ha pasado a tu móvil?

–Ha sido Noah.

–¡Jo Aaron! ¡Que ha sido sin querer!

–Pobre. Aaron, no seas malo.– Dijo Brook y Aaron se rió.

–No soy malo, soy su jefe. Y digo la verdad.

–Si, y a veces hablas más de la cuenta.

–Bueno... ¿Nos vamos?– Le dijo Dylan a Brook deseando salir de allí.

–Si, claro.

–¡Ten cuidado con la mirada!– Le gritó Bryce.

–¿De qué habla?– Le preguntó Brook mientras se iban.

–Nada, cosas de chicos.

–Ya. Paso de seguir preguntando.

Show me your burlesque Donde viven las historias. Descúbrelo ahora