Capítulo 41: No vas a caer

38 3 1
                                    

Derek condujo en silencio con los hermanos en la parte tresera del coche. No quería levantar sospechas por si alguien del Gold Park les veía, así que volvió al club con tranquilidad, pero sin detenerse para nada.

Dylan seguía con su hermano sentado a su lado, iba en pijama, su pijama de Marvel, e iba parcialmente abrazado a Dylan. Le revolvió el pelo para que se calmara un poco, pero era comprensible que estuviera nervioso.

–Llegamos.– Anunció Derek cuando aparcó.

–¿Donde estamos?– Preguntó Simon.

–En un lugar seguro.

–¿Y de qué estás disfrazado?

–Yo... Te lo cuento luego, ¿vale?

Dylan se bajó del coche de Derek y cogió a su hermano de la mano. Derek fue delante de ellos hasta el club a modo de guardaespaldas y cuando llegaron a la puerta, les dejó pasar.

Dylan y Simon bajaron las escaleras del club hasta llegar a donde todos estaban. Todo el mundo se quedó mirando a Dylan y Simon pero nadie dijo nada. Brook se levantó al ver que ambos estaban bien, pero Simon parecía realmente asustado.

–Dylan... ¿Quienes son?

–Veras, Sy.– Dijo arrodillándose junto a Simon.– Este sitio es donde yo trabajo.

–¿Y por qué estamos aquí?

–Porque... Una gente muy mala me esta buscando y aquí es el único sitio donde estas a salvo tu también.

–¿Van a hacerte daño?

–Espero que no.– Simon bajó la cabeza.– Lo siento mucho. Creo que ahora lo mejor será que duermas un poco y te lo explicaré todo mañana. ¿Vale?

–Pero...

–Simon.

–Vale...– Simon se dio por vencido y Dylan levantó la vista hacia Bryce.

–¿Podrías...?

–¡Por supuesto!– Se acercó a ellos y se agacho junto a los hermanos.– Hola Simon. Me llamo Bryce.

–Escucha, Sy. Tengo que hacer un montón de cosas muy importantes, así que Bryce va a cuidar de ti esta noche.

–Vale.

–Estupendo, Simon.– Bryce se levantó y cogió al niño en brazos.– Ya verás, mi amiga Louane tiene un despacho super guay donde podremos estar tranquilos.

Bryce se llevó a Simon mientras todo el mundo seguía tensos y cuando ambos entraron en el despacho de Louane, todos respiraron un poco más tranquilos.

–Necesito tomar el aire.

Dylan subió a la azotea y se sentó en el suelo apoyando la espalda en la pared donde estaba la puerta. Se quedó callado intentando no quedarse dormido, serían algo así como las dos de la mañana. Entre todo lo que había pasado, ni había trabajado ni había dormido.

Al rato, cuando no sabía ni cuando tiempo había pasado allí, Noah abrió la puerta y se sentó a su lado.

–¿Cómo estas?– Le preguntó Noah abrazándose las piernas.

–¿Tienes un cigarro?

–Creí que no fumabas.

–Necesito algún anestesiante ahora mismo. Alcohol, nicotina, morfina... Lo que sea.

–No voy a darte nada de eso.

–Noah, han violado a mi amiga, han amenazado con secuestrar a mi hermano y todo con la intención de llevarme a la competencia.– Le miró.– ¿No vas a darme ni uno de tus cócteles?

Show me your burlesque Donde viven las historias. Descúbrelo ahora