Capítulo 36: Negocios sucios

35 2 0
                                    

La primer parte de la función de aquella noche no fue nada memorable. Dylan estaba distraído y no paraba de confundirse. Muchos de aquellos fallos eran imperceptibles para el público, pero las chicas y todo el club los veía.

Cada vez que terminaban y volvían a los vestuarios, nadie le decía nada a Dylan y él mismo evitaba a la gente, hasta que Brook, harta de que nadie hiciese nada, se acercó a él.

–¿Qué demonios te pasa?

–No es mi día, Brook.

–Siempre lo haces de maravilla, nunca te confundes en ningún paso.

–Ya lo sé, Brook, ya lo sé. Pero es que hoy no...

–Sé lo que pasó anoche.– Le dijo y Dylan se puso tenso.– Lo sabe todo el mundo.

–Será chivato Derek...

–No ha sido Derek. Pero, eh. ¡Espabila! Olvida lo que pasó anoche y ponte las pilas. Te necesitamos a tope, Kansas.

Dylan no podía enfadarse con Brook por decir la verdad, porque decía la verdad. Le gustaba que le dijera las cosas como son y que le bajara a la realidad de golpe.

La segunda tanda estuvo algo mejor. Dylan estuvo un poco más concentrado y le salió algo mejor, pero aún así, aquella no fue su mejor noche.

Al terminar, recogió todas sus cosas y se fue sin esperar a Brook. Necesitaba estar solo y caminar de vuelta a casa, pero antes de que pudiera llegar, se cruzó con Alex Parker, quien se unió a él.

–¿Qué hay, Mcall?

–Déjame en paz, Alex. No estoy de humor.

–Uuhh... Bueno, si no quieres hablar, ¿quieres al menos una copa?

–¿Qué parte de que me dejes en paz no has entendido?– Dijo mirándole muy serio.

–Vale, vale. Solo quería ofrecerme como "amigo" y echarte un cable. Pero si quieres apartar a todo el mundo de tu vida, allá tu.

Alex se dio media vuelta para marcharse mientras Dylan pensaba en aquello último que le había dicho.

–Oye, Alex.– Dijo y él se dio la vuelta para mirarle.– ¿Donde dices que podemos tomar esa copa?– Alex sonrió.

Alex y Dylan fueron caminando sin decir casi nada hasta el Gold Park. Al principio Dylan se negaba a entrar, pero Alex insistía en invitarle a un par de copas y a pesar de que Dylan había jurado no entrar allí nunca, aquella noche necesitaba aquella copa.

Los pasillos que llevaban a lo que al parecer era "el auditorio" estaban forrados con alfombras de terciopelo y casi todo el club tenía una iluminación tirando a oscura, roja o morada. El auditorio era parecido al 7 diamonds solo que tres veces más grande. Las sillas de las mesas eran pequeñas butacas, Alex le llevó hasta unas en primera fila y pidió un par de gin tonics.

–¿Qué te parece?– Le preguntó Alex cuando trajeron las copas.

–No está mal. Es... más grande.

–¿Con eso quieres decir mejor?

–No. Solo más grande.– Dijo mientras bebía un poco y las luces cambiaban de color para indicar el inicio de un nuevo espectáculo.

–¿Y... puedo saber que te ha pasado para acabar así?

–Mira Alex, agradezo que me hayas invitado a una copa en el club de tu padre pero no te voy a cont...

La música interrumpió a Dylan y no pudo seguir hablando. El espectáculo parecía un musical, pero sólo había una chica y al verla, poco le faltó a Dylan para que le diera un infarto.

–¿Esa es... Tina?

–Oh, si. Se vino aquí cuando lo dejó en el 7 diamonds.

–¿Pero...?

–Mira, Tina es ambiciosa y una muy buena bailarina, casi tanto como tú. Se dio cuenta de que en el otro sitio le estaban cortando las alas y decidió hacer algo más grande con su vida. Algo mejor.

Dylan escuchó a Alex mientras miraba a Tina. Estaba mucho más sería que en 7 diamonds. Aquí ni siquiera cantaba las canciones, los bailes era mucho más diferentes, más sensuales, y la expresión de su cara no era precisamente de alquilen que estuviera agusto.

–Pues no parece estar pasándolo bien.

–Veras, aquí nos parece que cuando una mujer tiene una actitud más seria, es más interesante y más... sexy. Le pagamos casi el doble, créeme, está encantada.

–¿Podría hablar con ella?

–¿Crees que después de quitarle el trabajo querrá hablar contigo?

–Yo no le quité nada.

–Tu veras... pero a pesar de ser amigos, eso si que te lo tengo que cobrar.

–¿Como cobrar?

–80$ la hora.

–¿Por hablar con ella?

–Bueno, hablar... Lo que se dice hablar es una de las cosas que las chicas precisamente no hacen.– Dylan se quedó procesando la información un momento.

–¿Esto es un prostíbulo?

–No, todo no. Solo La Planta Roja.

–¿La Planta Roja?

–Si alguien ve algo que le gusta en El Auditorio, lo solicita y lo recibe en La Planta Roja.

–Por 80$ la hora. ¿Alex te das cuenta de que estás hablando de mujeres?

–Eh, que ellas son las que eligieron estar aquí.– Dylan se quedó sin habla.– Pero tranquilo, si tu quisieras trabajar aquí no te pondríamos a la venta.

–¿A la venta? ¿Tu te estas oyendo? ¡No pienso trabajar aquí ni loco!

–Al menos consideralo, Dylan. Tu hermano y tu podríais vivir muchísimo mejor si...

–No se te ocurra ofrecerme trabajo.– Le amenazó Dylan cuando la actuación de Tina terminó, y por un momento, ella se quedó mirándoles.

Dylan vio la expresión de Tina mientras se iba y después él se fue del club. No quería tener nada que ver con el Gold Park y mucho menos con los sucios negocios que se llevaban acabo allí, pero ahora solo podía pensar en una cosa: ¿De qué conocía Alex a Simon?

Show me your burlesque Donde viven las historias. Descúbrelo ahora