Dylan no recordaba haber dormido tan profundamente en toda su vida. Era una sensación agradable, estaba tranquilo, nadie le molestaba... Ojalá dormir fuera siempre así.
Al principio no escuchaba nada a su alrededor, era una nada agradable. Pero entonces comenzó a oír pitidos, eran constantes, como los de una máquina y entonces, sintió que caía de golpe a algún sitio cómodo. Pensó que estaría dormido en su casa, pero entonces sus ojos se abrieron a pesar de que el pensaba «cinco minutos mas».
Vio una habitación blanca. A su derecha, entraba luz del día por una ventana parcialmente abierta, y a su lado, estaba Brook cogiéndole la mano. Seguía teniendo el ojo morado y parecía que llevase allí bastante tiempo. Cuando le vio despierto, intento sonreír, aunque ya se la veía aliviada sin necesidad de ello. Él quiso preguntar algo, pero antes de que pudiera hacerlo, Brook pareció leerle la mente y le contestó:
–Estás en el hospital.– Dijo sin soltarle la mano.– ¿Como te sientes?
–Raro.– Dijo incorporándose un poco.– ¿Qué ha pasado?
–Te encontraron a tiempo.– Dijo con una sonrisa, pero enseguida desapareció.– Ibas drogado y medio borracho en un camión en dirección a Canadá, aunque debido a la droga que llevabas no creo que hubieras llegado con vida.
–Recuerdo ir drogado... creo.
–Era droga experimental. Peligrosa y potente.
–Y alcohol de una calidad horrible.– Dijo frotándose los ojos.– No pienso volver a beber.
–Dylan, que sigas vivo es casi un milagro.
–Todo es culpa de...
–Steven Parker. Ya lo sé.
–No sé en qué pensaba cuando fui a hablar con él. Una parte de mi creía que podía funcionar. La otra no hacía más que recordarme lo idiota que soy.
–Debiste hacer caso a la otra parte.
–Si...– Dylan bajó la vista hasta las manos de Brook y vio que ella llevaba una pulsera de hospital como la suya.– ¿Tú como estas?
–Bien. Los médicos dicen que debería haber venido inmediatamente aquí, pero todo está bien.
–¿Enserio? ¿Ni embarazos no deseados ni lesiones ni traumas?
–Nada de eso.– Brook se rió.– Aunque va a costar olvidar.
–¿Me lo dices o me lo cuentas?
Ambos se quedaron callados. Dylan se acordó de Simon, no sabía si estaría en casa, en el club, en el colegio o vete a saber donde. Quería verle, pero todos sus instintos decían que tenía que esperar.
–¿Seguimos amenazados?– Preguntó al rato.
–No. Ya no.– Dijo Noah abriendo la puerta de su habitación.– Me alegro de que estés bien.
–¿Y Parker?
–Será mejor que os deje.– Dijo Brook levantándose.– Luego vendré a verte.
–Vale.
Brook se levantó y se fue sin decir nada más. Una vez solos, Noah se acercó a donde antes había estado sentada Brook y tomó asiento.
–¿Por qué tengo la turbia sospecha de que tienes más que ver en esto de lo que creía?– Le preguntó Dylan.
–Supongo que ahora que tenemos más de tres minutos puedo contarte mi historia.
–Entonces tengo razón.
–Lo primero que tienes que saber es que Steven Parker es mi padre.
–Venga ya.
–Hablo enserio.
–Pero si Alex y tu tenéis la misma edad. No me salen las cuentas.
–Será mejor que empiece desde el principio. Mi madre trabajaba en el 7 diamonds cuando era joven. Al igual que tú, ella era una bailarina increíble, o bueno, eso me han dicho. Parker le ofreció un trato mejor.– Suspiró.– El caso es que se acostó con ella y este fue el resultado.– Dijo señalándose.
–¿Tu madre era la novia de Steven Parker?
–Ni de lejos. Sólo fue un polvo, al igual que con todas.– Dylan arqueó las cejas.– Si, Parker se acostaba con todas las mujeres que trabajaban para él. Así nació Alex. Y muchos otros, supongo. La diferencia entre nosotros es que mi madre se quedó en el club conmigo, la de Alex le dejó recién nacido y desapareció. Steven decidió criarlo a él a su imagen y semejanza. Yo en cambio, pasé los doce primera años de mi vida allí, con mi madre como única compañía, cuando no trabajaba.
–¿Y que pasó? Porque algo pasó, ¿no?– Noah asintió.
–Según Steven, a los doce años yo empecé a dar más la vara. Exploraba el club y como que no daba buena imagen. Mi madre tampoco la daba. Había pasado de ser una chica joven y atractiva a ser una madre con mochila. Un día mi madre desapareció y a mi me echaron. Supongo que Steven la mató, solía hacer esas cosas... y a mi ni me necesitaban ni me querian. Me dejaron en la calle. No sabía a dónde ir, pero mi madre siempre hablaba del 7 diamonds como si fuera el cielo. Louane me acogió como si fuera su propio hijo y me crió hasta el día de hoy. El 7 diamonds es mi familia y mi hogar.
–Y yo me quejaba de mi vida...– Noah soltó una risita y a Dylan se le ocurrió preguntar algo:– Noah, ¿cómo se llamaba tu madre?
–Camille Reid. ¿Por qué?
–Simple curiosidad...
–Pero en fin. Ya han detenido al cerdo de mi padre.
–¿Enserio?
–Anoche, después de encontrarte. Encontraron la misma droga en su club y las chicas confesaron que había abusado de ellas.
–¿Y por qué ellas no lo denunciaron antes?
–¿Como iban a denunciar al padre de sus hijos?– Dijo irónico.– Mi madre sirvió de advertencia para tenerlas bajo control.
Dylan pensó en la mujer que vio el primer día de colegio de Simon, aquella que le preguntó si era padre joven. Ella debía de ser una de aquellas chicas.
–¿Crees que le condenaran?
–¿Con las pruebas que tienen? Incluso Alex irá a la cárcel. Tráfico de drogas, asesinato, prostitución ilegal, retención, maltrato, intento de asesinato, amenazas, abandonos... Créeme, no hay dios capaz de librar a mi padre de esta.– Sonrió.
Noah jamás olvidaría como Steven y Alex le habían mirado cuando les estaban deteniendo. Por supuesto, él había ido a verlo, no podía perdérselo.
Y ahora todo estaba bien. Dylan se recuperaría, al igual que Brook y dentro de poco todo volvería a la normalidad.
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Show me your burlesque
Teen FictionLa gran manzana puede impactar a todo el mundo, sobre todo a un chico de Kansas, pero cuando Dylan Mcall puso un pie allí, supo que nada iba conseguir devolverle a la antigua granja donde vivía. Sobre todo después de descubrir que es capaz de mover...