*Capitulo 30*
NARRADOR OMNISCIENTE
Seguro que dormir al lado de la persona que amas es de las cosas que mas disfrutas, sobre todo estando piel con piel, corazón con corazón y alma con alma, ya se estableció esa unión cósmica, ese lazo irrompible, ese algo que por mucho que quieras encontrarlo después no lo vuelves a hallar, ya sabes es eso que tiene el amor, un LAZO ROJO al que le llaman destino, un lazo que por mucho que tires de el e intentes hacerte el oreja mocha o el de ojos ciegos, NO lo puedes evitar.
Pero, ¿estaría bien para un soldado de su calibre enamorarse de una chica 8 años menor a la que ya le había fallado una vez? Bueno, no había llegado hasta el final, pero si que había dormido con otra chica por muy ebrio que halla estado y eso no lo excusaba, el tenia miedo, cada vez que la veía dormir algo dentro de el se enamoraba mas, algo de el la hacia mas parte de su vida, pero sabia que en un momento dado, el tendría que partir, la volvería a dejar y aunque se prometiera volver a ella, no estaba seguro de cuanto tiempo estaría lejos.
¿Que lo asustaba? Que ella encontrara a alguien mas, de por si, ya sabia que debía dejarla ir, pero no estaba dispuesto, es lo que pensaba mientras la abrazaba mas, contra si mismo, ella se remueve un poco contra el con una sonrisa formándose en sus labios, mientras el sonríe, lo que mas temía se hace presente, su teléfono...
Ella pega un brinco, mientras lo ve con su teléfono en la mano, observa el ultimo tatuaje que el se hizo y eso la hace pensar en el suyo propio, su corazón late a prisa, mientras escucha la llamada que atiende su novio.
— Señor... Bien señor ¿y su familia?... Me alegra... Entiendo señor, avisare al equipo.. Oh, bueno le agradezco comandante... Así sera señor.. Igual para usted — dice y estando de espaldas a su chica, deja el teléfono en la mesita de noche, se pasa la mano por el cabello oscuro desordenado, ella aprovecha ese momento y se aferra a su cintura y besa su espalda.
El aprieta sus ojos para evitar las lagrimas, y ella se aprieta aun mas contra el — Te amo, sabes que lo entiendo — dice ella.
Para el, nada había sido tan difícil como este momento, se gira hacia ella, toma su rostro en sus manos, y sus ojos azules tormenta se fijan en los café claros de ella y sonríe, se inclina hacia ella y la abraza susurrándole al oído.
— Te necesito, te necesito, una ultima vez antes de marcharme — dice el y ella extiende su mano acariciando su rostro y asiente, sabiendo lo que el quiere decirle.
— También yo — dice sabiendo que su rostro esta rojo haciendo que el sonría ladino para ella
ADVERTENCIA: A continuación escenas explicitas de sexo, un tanto carnal y rudo darán inicio, si eres sensible respecto a ello pasa al siguiente capitulo o sencillamente no termines de leer
Caminaron juntos hasta su cama, el tomo una cinta de seda y mirándola a los ojos pidió su consentimiento y ella asintió, ella estaba perdida en sus ojos, esos ojos azul tormenta que llegaban a gris azulado y sabia, sabia que el necesitaba esto como ella también, el sujeto sus muñecas, con ternura pero firmemente, y estas colgaron del cabecero de la cama que habían compartido, las manos de el, se hicieron paso por el cuerpo de ella explorando y memorizando cada curva, cada contraste, cada limite, sus labios fueron los siguientes.
Besaba y succionaba dejaba pequeños mordiscos en sus pezones, su cuello, el hueco de su cintura y caderas, sus labios fueron a ese lugar favorito, el lugar dulce de ella, succionaba y mordía, sus dedos jugueteando con ella y ella solo se removía, gemía y agonizaba por tocarlo, pero no podía, sus manos atadas se lo impedían, y el, el moría por que ella lo tocara, pero, no, no hoy, eso le haría mas difícil el adiós.
— Nena, te necesito y muy duro, ¿lo entiendes? — pregunto el absorto por su deseo y su tristeza a la vez.
— Lo se, te necesito muy mal, también — dijo ella con voz agitada y lacrimosa
— No puedo ser dulce, pequeña — reitero el soldado, mientras abría las piernas de ella y se metía justo allí.
— Lo entiendo, no tienes que serlo — dijo ella, mientras en su interior lo aceptaba todo
El se froto contra ella con desespero como si no pudiera volver a hacerlo, sus manos fueron a las de ella, haciendo un poco mas de presión y el se introdujo en ella de una sola vez robandole el aire, su aliento salio como uno, mientras el golpeaba en su interior y ella se removía, instándolo a ir mas profundo, ella gemía al ritmo de las embestidas que el le daba y su cadera seguía sus movimientos, justo como si el le hubiese dado tal orden, ambos humedecían sus labios por que tenían miedo a besarse y no dejarse ir.
Pronto el cambio la posición de ella, llevando sus piernas a su pecho y volviendo a introducirse en su calor de una sola estocada, ella gemía y se arqueaba, era inútil resistirse a el, el placer la rodeaba y el éxtasis en si la poseía y eso era por el, solo el, el era su dueño, dueño de su cuerpo y amo de sus labios, el empujaba como si no hubiese un mañana y entonces salio de ella, girándola, solo para sentirla contra el aunque no viera su cara, levanto la pierna de ella y volvió a su lugar favorito.
— Oh, Dios bebe, no aguanto mas me estas quebrando — dijo ella al punto de llorar, pero no podía quebrarse, el necesitaba que ella fuera fuerte.
— Solo un poco mas nena, esto es para que sepas lo mucho que voy a extrañarte y que sepas lo mucho que vas grabada en mi mente, solo tu eres dueña de eso — dice el dejando un fuerte chupeton en su cuello y como si eso fuera un detonante, ella tiene su cuarto orgasmo y el simplemente se deja ir en su interior.
Ella lo siente, el fundiéndose en su interior y ella exprimiéndolo solo para un poco mas, entonces el sale de ella y ella lánguida pero satisfecha queda, en la cama, el suelta sus muñecas y entonces ambos van al baño, donde se colman de caricias y besos.
[...]
Dejarla a ella sola, era un reto.
Dejarlo ir y no saber si volvería, era un dolor que le cortaba en pedazos.
El auto se detuvo, ambos se miraron, el bajo, dio la vuelta al auto y abrió la puerta para ella, ella salto a sus brazos, siendo atrapada por el, el hombre a quien le había confiado todo su amor y todo su cuerpo, el hombre que se llevaba con el su inocencia y su corazón, camino junto a el hasta el angar donde lo esperaba el helicóptero de transporte militar, su corazón latía con fuerza, a lo lejos vio a su mejor amiga despidiéndose de otro soldado, y ella se vio allí, así mismo debía de verse.
— Pequeña, te amo y te llevo en mi corazón, tu eres mi corazón — dice el soldado mientras acaricia el rostro de su novia.
— También te amo, querido soldado — dice ella, frotándose contra la mano de su amado
— ¿Esperaras por mi? — pregunta el soldado uniendo sus frentes
— Lo haré, aun si tengo que hacerlo toda la eternidad — dice ella acariciando el rostro de el, intentando transmitirle todo su sentir.
— Volveré, por ti — dice el y algo se quiebra en el interior de ella, cuando se da cuenta que ya no lo puede acompañar mas, el la besa con toda la ternura de sus labios y sus sentimientos y ella se quiebra, sus lagrimas comienzan a bañar su rostro, cuando el beso termina, el se da la vuelta y la deja allí, y justo cuando sube al helicóptero, le sonríe en la distancia y se despide hasta que el momento de partir llega y ella no lo ve mas.
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Dear Soldier (Querido Soldado) Soldier's Lover Series ®
Roman pour AdolescentsSarahi Lee Walker, es una estudiante de segundo año de preparatoria cuando una maestra de literatura les pide a cada uno de los chicos de su clase incluida ella escribir una carta a un soldado, la maestra pasa una urna con papelitos en los que se en...