A Willow le gustaba el silencio que había en su departamento en esos momentos donde ella tenía su cabeza en el regazo de su novio mientras ambos leían.
Era algo relajante y le hacía olvidar el hecho de que la segunda guerra mágica estaba a punto de estallar en el mundo mágico, de que personas morían o eran torturadas. Se sentía a salvo sumida en el silencio y con la calidez que emanaba Percy en su regazo.Una oración en su libro hizo que mirara a mirar a su novio. Su cabello pelirrojo estaba revuelto por los dedos inquietos de Willow y sus ojos marrones se movían detrás de sus gafas mientras leía las palabras del libro muggle que estaba leyendo. Pero no quiso besarlo, como usualmente querría al verlo ser tan tranquilamente bonito, quiso golpearlo. Había llegado a un párrafo que hablaba de lo unida que era la familia de la protagonista y eso le recordó a la familia de Percy, siempre unida y amorosa, una familia a la que el había menospreciado. Y Willow a pesar de eso lo amaba, se sintió molesta consigo misma y con el, estaban al borde de la guerra y el se daba el lujo de pelearse con su familia.
Willow ahora adoraba pasar tiempo con su familia, con su madre muggle y su padre de sangre pura, y con su hermanito de diez años. Tal vez podía sucederles algo, tal vez ella moriría en la guerra, o lo haría su padre. Su futuro era incierto.
—Percy.— Lo llamó con algo de miedo, el enseguida elevó su mirada hacia ella.— ¿N-no tienes pensando hablar con tu familia?—
Un suspiro cansado escapó de los labios de Percy, levantó la cabeza del regazo de Willow y se sentó al lado con una expresión algo enfadada. ¿Cuantas veces había insistido Willow en una reconciliación entre los Weasley? Miles de veces, y jamás se cansaría de hacerlo.
—De nuevo con eso, Willow.— Dijo cansado el pelirrojo. —No pienso hablar con esa familia, nunca más.—
El tono en que dijo aquello hizo doler el corazón de Willow, ella deseaba que su novio sea feliz y tenga a su familia a su lado. Se mordió su labio inferior y miró con ojos tristes al hombre frente a ella, mientras jugueteaba con el anillo de compromiso que brillaba en su mano derecha.
—Sabes que se viene una guerra, Percy. No puedes negarlo.— Willow cerró su libro sin importarle perder la página en donde se había quedado. —Puedes perderlos en la guerra.—
—¡No digas tonterías!— Exclamó Percy alterado —¡No habrá ninguna guerra!—
—¡Desaparece gente todos los días!— Dijo la rubia. —¿Crees que se van de vacaciones? Los mortifagos los secuestran, torturan y también los matan. Eso podría ocurrirnos a nosotros, a tu familia, a la mía, a cualquier persona. ¡Y tú te das el lujo de ser un idiota con tu familia!—
—Estas leyendo el quisquilloso, ¿verdad?— Preguntó con los ojos entrecerrados. —¡Ese loco de Lovegood escribe puras estupideces y tú le crees!—
—Son cosas ciertas.— Willow negó con su cabeza.—Eres in cabeza dura.—
—¡Tu eres una tonta por creer lo que dice ese tipo!
—Espero que te des cuenta del error que estás cometiendo, Percy.— Dijo Willow antes de levantarse y caminar molesta a la cocina.
Caminó directo al estante en donde tenían el café y el edulcorante para prepararse uno. Soltó un suspiro cansado mientras colocaba el agua para calentar. Jamás había conocido a la familia Weasley entera, sólo conocía a los hermanos mayores y al padre de todos ya que los había visto en el ministerio y había charlado con ellos, siempre sin entender bien la razón por la cual los Weasley y Percy habían roto su relación. Porque se había dado cuenta de los buenos y amables que podían ser, y de cuanto extrañaban al pelirrojo de anteojos.
Colocó el agua en la taza con café y luego le agregó un poco de leche, pronto escuchó los pasos livianos de su novio caminar hacia ella y sintió sus manos envolviendo su cintura, Percy colocó su cabeza en su hombro y lo besó con delicadeza.
—No me gusta pelear por ellos.— Susurró Percy. Willow suspiró cansada. —Y perdón por llamarte tonta, sabes que no lo eres.—
—Te extrañan, Percy. Y son buenos.— Habló ella revolviendo su café.—No entiendo porque no te arreglas con ellos.—
—Debo pensarlo.— Dijo el pelirrojo. Al escuchar eso Willow se dio la vuelta con una sonrisa y pasó sus brazos alrededor del cuello del chico, el alzó sus cejas. —Eso no quiere decir que nos arreglemos, Willow.—
—Lo sé.— Admitió con un tierno puchero y se encogió de hombros. —Pero algo es algo. Me gustaría que estén en nuestra boda.—
Percy sonrió levemente y se acercó para besar sus labios con delicadeza. Al separase el tocó su cabello con amor, alzó sus cejas antes de hablar.
—Mi madre y la tuya se llevarían de maravilla.— Comentó el. Willow asintió sonriendo enormemente, que el hable de eso, era un enorme paso.