Harry siente el cálido viento de verano golpearle la cara mientras vaga por el Callejón Diagon y busca aquella tienda que había escuchado comentar a Hermione cuando hablaba con Ron.
Pronto dio con ella. Un cartel gris con letras doradas le hacía saber que había llegado a la librería que tanto había buscado ese día. Se sintió un estupido al notar que ya había pasado por allí y no la había visto.
Miró hacia adentro y su corazón dio un vuelco al reconocer a su ex novia sentada en un taburete dentro de la tienda. Parpadeó apreciándola. Parecía que estaba más bonita que antes y el se mordió su labio inferior debatiéndose si entrar o no. Solo se causaría dolor al entrar y hablarle, seguro seguía sin reconocerlo.
Pleione lucía despreocupada, su cabello alborotado ya no era como en sus años de Hogwarts, el color negro lo había cambiado por un rubio con las puntas rosadas y parecía que lo había planchado, pero sus ojos marrones seguían siendo los mismos, estaban fijos en un libro que descansaba entre sus pequeñas y delgadas manos. Harry un leve temblor en sus manos, ¿hace cuanto no la veía? ¿Tres, cuatro meses? Tal vez eran tres, la última vez que la había visto era en la Batalla de Hogwarts por unos breves momentos, peleando del lado equivocado y el solo estaba agradecido de que haya salido con vida de esa masacre mágica. Pero, ¿hace cuanto no la veía realmente? ¿Cuando fue la ultima vez que escuchó su voz o sintió la calidez de su mano contra la suya? El mago sacudió su cabeza.
Entró a la tienda llamada Arae, como la difunta hermana menor de la joven, se escuchó una campanilla anunciando su entrada. Pronto el olor a libros lo envolvió, miró el lugar con ojos curiosos. Había muchos libros, desde nuevos hasta viejos y antiguos. Había puff y sofas con mesas en frente. Harry sonrió levemente, Pleione había logrado abrir su tienda y era todo lo que ella alguna vez había soñado.
Se detuvo en la sección de libros sobre Pociones, tocó los libros con las yemas de sus dedos, dirigió sutilmente su mirada hacia la bruja. Ella lo miraba con la boca entreabierta y los ojos llenos de asombro. Harry tragó saliva. ¿Lo reconocía? El sonrió hacia ella acercándose lentamente.
—Me gusta tu tienda.— Dijo asintiendo con incomodidad, ella pareció despertar y le dio una sonrisa tensa.
—Muchas gracias.— Agradeció Pleione. El mago parpdeó atontado al escuchar su dulce voz después de tanto tiempo, se mordió el labio inferior al ver que ella seguía sin recordarlo.
—¿Va bien el negocio?
Ella no respondió esa pregunta. Lo miraba con intensidad, recorriendo sus facciones una y otra vez.
—Perdón si suena extraño, me llamo Pleione.— Comenzó ella escaneándolo con los ojos, el notó cómo evitó decir su apellido. Ella sacudió su cabeza.— Perdón, me olvido que tu si me conoces, creo que sabes que mi madre me quitó una parte de mi memoria.— La bruja se mordió su labio inferior. —Sé que fuimos novios en Hogwarts.—