El fuerte viento chocaba contra las ventanas de la mansión Black y las gotas de lluvia golpeaban el tejado creando un sonido que ayudaba a la joven mujer a relajarse un poco.Sus manos estaban pálidas al igual que el resto de su pequeño cuerpo y su estómago le daba vueltas, sentía su corazón latiendo fuertemente contra su pecho mientras pensaba en lo que se había enterado hace pocas horas mientras tocaba su cabello dorado.
¿Como pudo ser tan estupida? ¿Como habían podido ser tan descuidados? Sintió sus ojos llenos de lágrimas de nuevo, eran tan jóvenes como para tener que cargar con tal responsabilidad. Se frotó sus ojos con molestia, Regulus no debía verla en ese estado, estaba tan preocupado por otras cosas que no deseaba molestarlo en esos momentos.
Aun le costaba creerlo, estaba embarazada de su novio, un embarazo indeseado por supuesto. Eran jóvenes, apenas habían salido de Hogwarts y ni siquiera vivían juntos. Soltó un suspiro pesado, la puerta de la habitación de su novio su tocada.
—Adelante.
—Ama Circe.— Enseguida reconoció la voz de Kreacher, el elfo entró por la puerta y la joven le dio una pequeña sonrisa. —La comida está servida y el amo Regulus ya se encuentra en el comedor.—
—No tengo apetito, gracias Kreacher— Dijo Circe pensando en todo lo que había vomitado aquella mañana, el elfo asintió y cuando estuvo apunto de marcharse, la joven lo llamó. —¿Como te encuentras de tus dolores?—
El elfo de dio la vuelta para mirarla. Sus ojos azules transmitían duda, Circe miró lo pálido que estaba y las marcas rojas en sus brazos y la mueca de dolor que ponía al caminar. El no estaba bien.
—Bien, ama.— Respondió asintiendo.
—¿Me podrías decir que te sucedió?— Preguntó con curiosidad la rubia. —Regulus no está aquí y se que no te caíste de la escalera como dices.—
Kreacher la miró con los ojos abiertos y cuando iba a recriminarla por querer hablar a espaldas de Regulus alguien soltó una risita. Circe vio a su novio detrás de la puerta, su cabello negro estaba revuelto y sus ojos grises la miraban divertido.
—¿Estas engatusando a Kreacher?— Regulus ingresó a su habitación, Kreacher le dio una mala mirada a Circe y salió de allí con el paso cansado, el mago cerró la puerta de nuevo. —Niña curiosa, tal vez sea cierto lo que dice.—
—No lo es, y se que tu sabes la verdad.— Circe miró a su novio a los ojos.
Estaba preocupada por el elfo, era gruñon , pero era parte de la familia y hace días que tenía ese aspecto deteriorado y adolorida.
Regulus soltó un suspiro y se acercó a la cama para sentarse, el joven mago se fijó en la cara de la rubia y abrió sus ojos. Ojos ligeramente rojos y nariz rojiza indicaban que había estado llorando.