¡Yoongi! ¡Ya actualiza en Wattpad!

37.

No había pasado ni dos días enteros en aquel extraño lugar. Sin embargo, Jin sentía que había permanecido encerrado toda una vida. Supo que el asunto era bastante serio cuando aquel hombre reaccionó de manera agresiva al mencionar a Jungkook. Supo que no era momento para ser un miedoso y concluyó todavía más, que tenía que cuidar sus palabras.

Algo le decía que estaría bien siempre y cuando complaciera a ese loco con sus caprichos. Y era justamente por eso, que ahora se encontraba desvistiendo para colocarse aquellas prendas rosas. Un pantalón de algodón y una sudadera del mismo tono, con orejitas de algún animal en el gorro.

Suspiró nervioso mientras terminaba de colocarse las medias fucsias y se sentó de nuevo en la cama, con miedo de realizar algún movimiento en falso. Al menos estaba agradecido por ya no estar amarrado a una silla. Sus muñecas todavía dolían un poco, pero no importaba. Él sabía que tenía que continuar calmado y esperar. Confiaba en que la empresa y sus amigos lo estarían buscando.

Sonrió de lado cuando un pequeño pensamiento azotó su mente.

—Debí ir a despedirme al menos. Debí decirle que saldría con Kookie. Que no me extrañara —bromeó para sí mismo. Recordando que el día de ayer ni siquiera se despidió del moreno por pensar que dormía.

Entonces la puerta se abrió de golpe. De nuevo era el hombre que le traía el almuerzo.

—Ah, sin duda te vez hermoso de rosa~ —sonrió complacido con Jin y lo admiró maravillado.

El otro sonrió, fingiendo estar agradecido y tomó un sándwich cuando el sujeto le tendió uno. Tenía miedo de comer y que eso contuviera algo extraño, pero si no daba, aunque sea un mordisco, corría el riesgo de que el tipo volviera a reaccionar igual que ayer.

—A ti no te gusta la corteza, así que la quité —comentó, esperando que le agradeciera.

Una vez más, Jin sonrió y con miedo dio el primer mordisco. No parecía tener un sabor extraño.

—Yo... —comenzó a hablar mientras el sujeto le servía jugo en un vaso rosa —¿Podré ver a mis ami-?

—No —casi gruño con enfado, pero su sonrisa no tardó en regresar —. Ahora me tienes a mí, Jinie. No necesitas a nadie más.

«Jinie...»

Sí, él necesitaba a alguien más. Sin embargo, se tragó su angustia y sonrió. Él sabía que todo lo que tenía que hacer era esperar.

.......................

Las imágenes las buscaré luego porque ando ocupanding :) 

(porque deja todas las lecturas para cuando está a nada de comenzar las clases ;-;)