Quince.

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15:15 hrs.

~♡~

15:00 hs.

Los niños estaban saliendo de sus clases mientras charlaban, reían o hacían bromas. Un día cualquiera.

Específicamente dos infantes estaban corriendo de vuelta a su hogar, uno más adelante que el otro mientras intentaba no dejarlo atrás pero tampoco perder su ritmo.

Risas, eso era lo que les acompañaba en el trayecto, sonriendo alegremente, deseando ver a esa persona.

―Niños, vengan un momento.― llamó una adorable mujer mayor.

―¡Ya vamos abuela! ― gritaron al unísono, levantándose del cesped fueron junto a ella.

Los recibió con un abrazo y los invitó a comer en la sala, una merienda que ella preparó con mucho cariño.

15:05 hrs.

Estaban ya cerca, ¿cómo hacían para mantener su energía y seguir corriendo? Simple, eran niños.

Se distraían por al camino durante segundos, minutos incluso, flores, mariposas, aves. Cualquier cosa era interesante para ellos.

Era cosa de la inocencia de los niños.

―¡Muy bien niños! Los dos tienen una hermosa caligrafía.  ―

Ella siempre los felicitaba cuando hacían bien sus tareas, les enseñaba a mejorar la forma en la que escribían, y ellos se sentían alegres por eso.

―Tu dibujo es precioso Sora, ¿vamos a colgarlo en el muro? ― preguntó, acariciando suavemente el cabello del niño. ―¿Que te parece si tú lo ayudas Riku? Ya eres lo suficientemente alto. ―

Ambos asintieron emocionados, su abuela había hecho un pequeño mural con todos sus dibujos, y fueron hasta allí para colgar el nuevo lienzo.

15:10 hrs.

Habían llegado por fin a su hogar, fueron a dejar sus cosas a penas entraron y buscaron a su abuela para saludarla, sin embargo, ella no estaba por ninguna parte.

Sora encontró una nota en la mesa, la cuál se la dio a Riku y la leyó en voz alta.

―"Vuelvo en seguida niños, fui a saludar a unos amigos." ― citó.

Ambos se miraron curiosos, pero no le dieron mucha importancia, ella siempre iba a ver a las personas del pueblo, preguntaba si estaba todo bien y ayudaba en lo que fuera necesario. Sí, ella les había enseñado a ser así también, serviciales y amables con los demás.

―Niños, recuerden siempre sonreír a otros, eso puede alegrar el día a cualquiera. ―

15:12 hrs.

Ambos salieron de la casa para ir a jugar un rato en el jardín delantero.

―Cariño... tú siempre serás bienvenido en esta casa.―

Un corazón perdido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora