Cuarenta y siete: Al fin.

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Ha pasado casi un año ya.

Sora tiene ahora diecisiete años, Riku tiene dieciocho años.

No todo ha terminado aquella vez, incluso en la actualidad hay cosas que se siguen intentando solucionar, pero en su mayoría, todo ha pasado ya.

Las fronteras entre reinos se estaban abriendo a todos los habitantes por primera vez en casi un siglo.

Los reyes de todos los reinos habían firmado por fin un tratado a sus nombres, con la promesa de al mínimo conflicto, dejar todo a merced de los príncipes quienes han sido los responsables de la alegría de su gente.

La princesa Kairi y el príncipe Axel volvieron a su reino, lo mismo pasó con el príncipe Roxas. La princesa Naminé se volvió pareja de Xion, y para sorpresa de todos, la rubia decidió quedarse en el reino de Corazones en vez de volver a su tierra.

Aqua y Terra gobernaban, según muchos, de la mejor manera posible, Vanitas y Ventus se habían casado ya, eran los próximos herederos al trono del reino de Diamantes.

Parecía mentira... pero por fin, los reinos estaban en paz.

Es todo, ha sido la última nota, Sora, puedes irte, gracias por tu ayuda.―

El chico de cabellos azulados miró con una ligera sonrisa al príncipe, quien bajaba un lápiz y comenzaba a estirarse, sonriendo.

―Me alegra que esto esté ayudando... gran parte del grupo ha sido encerrado ya...―

Solo se puso de pie, botezando un poco.

―Seguirán cayendo, a este ritmo, podremos disolver por fin a ese grupo que tanto ha hecho sufrir a la gente.―

―No hace mucho volvieron a provocar incendios en los pueblos de todos los reinos... por suerte esta vez no hubo tragedias.―

―Fue gracias a que descubrimos descifrar las notas, de otro modo no hubiéramos podido dar el aviso.―

―Supongo...―

―¿Sucede algo? Luces perdido.―

El chico volteó a verlo, sonriendo de forma leve.

―Estoy cansado... es todo.―

―¿Otra pesadilla?―

Solo negó, alzando los hombros.

―No sé... dejé de recordar mis sueños desde hace un tiempo... no he estado durmiendo mucho, pero es normal.―

―¿Los reyes saben esto?― se cruzó de brazos, pensativo.

―No... hay cosas que creo que... es mejor si no saben.―

―Sora...―

―Tranquilo... solo estoy ansioso.―

Rió un poco, sonrojándose de forma leve, el peliazul asintió, volviendo a sonreír.

―Parece mentira, ¿verdad?― murmuró el castaño.

―Quién diría que tras tantos años todo terminaría bien... seguro todos esperaban algo distinto.―

―Sí, y qué lo digas... pero, está bien igual, ¿no?―

―Sí, prefiero algo así, además, no es como si el mundo se hubiera congelado en éste punto, aún hay demasiadas cosas que hay que hacer y solucionar.―

―Ni me lo menciones, el trabajo que hay que hacer es demasiado.― chilló.

El mayor solo comenzó a reír suavemente, revolviendo el cabello del príncipe.

Éste solo se rió, despidiéndose del joven científico antes de salir del salón.

Caminó por los pasillos, se sentía extrañamente vacío, se había acostumbrado demasiado a las voces de los otros príncipes hablando de temas triviales.

Sonrió cuando escuchó a lo lejos la risa de dos chicas, a penas y entendía las bromas, pero no importaba, se le hacía adorable escucharlas tan alegres, como si nada hubiera pasado hacía a penas unos meses.

Salió al jardín como siempre, sintiendo calidez en su pecho cuando vio a aquellas personas delante suyo.

Comenzó a correr hacia los brazos de un muchacho albino, saltando casi sobre éste al llegar, soltando una leves risas cuando estuvieron a punto de caer al suelo.

La reina y el rey estaban sentados en el suelo sobre una manta, disfrutando del descanso antes de tenes que viajar de nuevo a otros reinos, tal como siempre había sido.

―¿En serio debes irte de nuevo, papá? ¿Tan pronto?― el chico hizo un pequeño puchero, dejando los brazos de su, ahora pareja, para acercarse al adulto.

―¿Tan pronto? Sora, he llegado hace casi un año.― sonrió un poco, alzando una ceja.

―Yo también.― volvió a inflar las mejillas.

―Volveré en menos de lo que piensas, esta vez solo serán unos pocos meses, no años, lo prometo.―

―Hum... está bien...― se resignó, ahora se fue para sentarse junto a la reina, seguido por el albino que también se sentó.

―Te volviste muy mimado mi niño.― rió levemente.

―Siempre fue así.― se burló Riku.

―Hey...― lloriqueó, sacándole una risa a todos.

Parecía una broma del destino... tantos años de dolor, tantos años de sufrimiento... todo acabado de repente, cortado, dejando el pasado atrás.

Pero nadie se quejaría.

Parecía mentira... pero no lo era.

~♡~


Aclaraciones.

Sisi, muy final disney, LO SIENTO.

Pero venga, si no les parece, pueden quedarse con el final alternativo también, como gusten.~

Por mi parte, llevaba tiempo sintiendo que esta historia había dejado de tener su esencia, solo la primera parte me gustaba, y hasta ahorita tengo ese sentimiento, pero, tampoco me arrepiento de haberla escrito. (?)

Es la primera historia que escribo completa, sinceramente, no pensé llegar ni al capítulo diez, y acá estamos, en el capítulo cuarenta y siete alv. 😂

Iba a extenderla hasta un capítulo cincuenta pero... no da, creo que ya no.

Si no es lo que esperaban, lo siento, pero es así esto, un final disney todo cute, todo bonito.

Aún falta un último capítulo, pero básicamente, la historia termina acá.

So, me ahorro una despedida para el capítulo restante.~

Nos leemos al rato. ♡

Un corazón perdido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora