Un corazón perdido.

Treinta y ocho: Una semana.

Una semana más... una semana menos...

Una semana pasó desde que Riku volvió al reino, junto a Sora.

Una semana menos...

Una semana que falta para llevar a cabo los compromisos.

Una semana más...

Sora estaba de nuevo en el jardín, sentado en el césped mientras miraba las mariposas reboloteando por las flores, escuchando el sonido de las aves cantar, sintiendo el viento soplar y tirar las hojas de los árboles que caían con lentitud y elegancia al suelo.

Por detrás, una chica de cabellos rojos se acercó a paso lento, mirando con ternura como el castaño parecía tan perdido en sus pensamientos, sosteniendo una mano sobre su pecho.

―¿Me necesitabas hablar, Sora?― cuestionó ella.

El chico pegó un pequeño respingo, la miró y solo asintió.

Su sonrisa casi se borró.

La conversación comenzó siendo tranquila, amena... cosas triviales como siempre habían hablado hasta el momento.

Al menos hasta que la princesa se dio cuenta que esa no era charla como siempre, ni quiera la estaba viendo mientras hablaban.

Estaba ocultando... o más bien evitando decir algo.

―Sora...―

El chico no levantó la mirada.

―Sora... por favor...―

Solo suspiró, por fin alzando la cabeza hacia ella.

―¿Sí?―

―¿Qué sucede? ¿De qué querías hablar?―

―... Es... yo... ―

Cerró los ojos con fuerza, abrazando sus rodillas.

―Sora...―

―Esto es más difícil de lo que pensé...― rió un poco, comenzando a lagrimear.

―¿Qué sucedió?― ahora estaba preocupada, quiso acercarse, pero sus palabras no le dejaron.

―Yo... yo no me puedo casar contigo... yo... yo lo siento, soy un egoísta... lo siento, lo siento demasiado Kairi...― sollozó. ―Yo estoy enamorado de Riku.―

La chica se quedó mirándolo, sorprendida, intentando maquinar las palabras que debían de salir de sus labios en ese momento.

Se puso de pie, provocando un escalofrío que le recorrió de pies a cabeza al chico, quien levantó su vista llorosa hacia la pelirroja.

Al instante, recibió un fuerte abrazo.

  ―Sora... no sabes cuánto me alivia escucharte decir algo como eso... estaba tan preocupada... intenté, en serio intenté convencerme de que estaba enamorada de ti para que esto sea más fácil... ― sonreía, ella estaba sonriendo ampliamente, comenzando a lagrimear también.

―Kairi...―

Solo se separó un poco, ahora el llanto de ambos había parado.

―Mis padres querían que me case contigo para heredar el trono, pero yo no quería hacerlo sin sentir nada... antes no tenía problema, pero luego de conocer este reino... ver como aquí se dejan ser como cualquier otra persona... no quise casarme por poder, quería hacerlo sintiéndome enamorada de esa persona. ―

El castaño la escuchó, su sonrisa se hizo más visible, más pura, y un pequeño brillo en sus ojos hizo aparición.

―¡Lo harás! Estoy seguro de que conseguirás hacerlo, eres una persona maravillosa, Kairi, seguro encontrarás a alguien.― la animó, sonriendo como solo él sabía hacerlo.