Veintidos: Separación.

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Habían pasado dos años, en ese tiempo la convivencia del pueblo fue bastante tranquila, no ocurría nada fuera de lo normal, nada que pudiera alterar de forma negativa al lugar.

Xion iba regularmente a visitar a sus amigos, incluso la gente del pueblo la reconocía allí, y absolutamente todos la llegaban a comparar con Sora, aunque nunca lo decían en voz alta, aunque si lo hubieran hecho probablemente ellos solo hubieran reído ante la idea.

Riku ahora estaba cumpliendo quince años de edad, y faltaba poco para que Sora cumpliese los catorce, sin enbargo, no lo estaban celebrando como siempre, ambos estaban en el bosque, acostados en unas ramas de los enormes árboles del lugar.

Los jóvenes que cumplieran quince años, daba igual si eran hombres o mujeres, debían ir a los aposentos reales donde el destino les diría su labor, si era volver a sus tierras o quedarse para servir.

No había mayor orgullo para alguien que ser elegido para vivir en el reino, ya sea como guardia o sirviente de la realeza.

Pero Riku no quería ir.

―Sora... ¿estás seguro que estarás bien?― cuestionó, aunque no quería sonar preocupado era difícil.

―Sí Riku, estoy seguro.― afirmó, sonriendo como siempre.

Ahora era el turno de Sora de sufrir el cambio de voz, ésta estaba algo ronca, pero cuando salían los tonos agudos casi no se notaba diferencia de su voz habitual.

―Estarás totalmente solo... y si me quedo allá...―

―Puedo cuidarme... ― murmuró, su voz sonó cortada, no sabía si era por su condición o por algo más.

El albino por un momento se sintió dolido, sí, Sora ya no era ese niño que lo necesitaba todo el tiempo pegado a él, se había vuelto bastante independiente, incluso más de lo que hubiera pensado. Estaría bien.... sin él.

―Además... solo será un año.― continuó el castaño.

Riku volteó a verlo, curioso.

―¿Eh?―

―Cuando cumpla quince iré también, ¿no? Nos encontraremos de nuevo y seguiremos juntos, lo prometiste.― sonrió, acercando su mano, extendiendo su meñique.

No, no era así, Sora no estaba diciendo que quería estar sin él, lo que pasaba era que él sí confiaba en esa promesa, ellos iban a estar juntos, esa separación era temporal.

Asintió y juntó sus dedos, apretándolos como cuando hicieron aquella promesa de niños, sonrió.

―Tienes razón, en año, volveremos a vernos, procura no hacer ninguna tontería mientras estoy lejos.―

El castaño hizo un puchero, sacándole una risa. Podía no ser un niño pequeño, podía haberse vuelto más independiente, pero al fin y al cabo seguía siendo ingenuo, inocente y algo torpe, seguía siendo el alegre y risueño chico de siempre, seguía siendo él.

―Tú también cuídate allá, ¿sí?―

―Por supuesto, te estaré esperando.―

~♡~

La tarde llegó, Riku estaba con su mochila en la espalda, mientras varias personas del pueblo estaban al rededor suyo, despidiéndose del chico, pidiendo que se cuide y deseándole suerte.

Pero él solo le prestaba atención a su mejor amigo, desde que llegaron ahí casi no había hablado, y aunque quería suponer que era porque le molestaba su actual proceso de cambio de voz, sabía que no era eso, Sora era capaz de hablar hasta por las orejas cuando quería hacerlo.

Él estaba preocupado, no solo por la seguridad de su mejor amigo, no, sabía que Riku era perfectamente capaz de estar bien solo, no dudaba absolutamente nada, y de hecho no le sorprendería que cuando sea su turno de ir al castillo ya lo encontrase como uno de los guardias destacados, tenía todas las capacidades para lograrlo.

Tenía miedo, eso era lo correcto. Tenía miedo de quedarse solo de nuevo.

Pero no dijo nada.

Una vez más, se guardó su egoísmo, o lo que él creía que lo era. Se lo tragó sin más, y sonrió, como nunca lo había hecho.

Cuando llegó el carro que debía recogerlo, lo abrazó con todas fuerzas, y el albino correspondió.

Abrazó a Sora como si fuera a desaparecer entre sus brazos, y nadie dijo nada al respecto. Era la primera vez desde que se conocieron que se separarían, y aunque no fuera para siempre, ellos entendían, o intentaban asimilar el sentimiento que debía llenar a ambos.

―Nos vemos en un año, Riku.― la voz de Sora estaba quebrada, pero no se oía triste, melancólica quizá, pero se notaba en ella la confianza que tenía en aquella promesa.

―Cuídate Sora, nos vemos.― murmuró, dejado un suave beso en la frente de su mejor amigo.

Sin más, tuvieron que separarse, aunque sus corazones les rogaron no hacerlo. Subió a aquel vehículo, y sin más partió hacia el camino fuera del pueblo.

No era una despedida, ellos lo sabían, pero aún así les dolía.

~♡~

Aclaraciones.

Capítulo final.~ Ah que mentira.
Final pero de la primera parte de la historia, hasta el capítulo anterior era más para conocer lo que vendría siendo los personajes, en especial a Sora y su desarrollo en un pueblo que él no conocía, y en el que comenzó a formar su historia de cero.
Riku se adelanta para ir hacia el castillo ya que es mayor, y aunque no saben la edad real de Sora, en sus papeles señalaron que era menor por un año, así que tendrá que esperar un poco más para poder volverse a reunir con su amigo.
A pesar de que no es demasiado tiempo, ellos se acostumbraron a estar juntos ya que vivieron así durante diez años, por lo que les resulta muy doloroso separarse, aunque solo sea por un año.
Pero volverán a encontrarse, promesa. ✨

Un corazón perdido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora